Histerismos ociosos

por Herbert Mujica Rojas

Leí, días atrás, con no poco asombro, las loas y zalemas que otorgaba Jorge Basadre Ayulo al diplomático chileno Conrado Ríos Gallardo, hombre cuyos propios textos desnudan como un cínico propulsor de posturas desleales con Perú y reñidas con la limpieza que debió primar entonces, por múltiples razones, con respecto al Tratado de Lima y su Protocolo Complementario del 3 de junio de 1929 entre Perú y Chile. Supuse que la amistad habida entre su padre, Jorge Basadre Grohman y la infancia común que relata con lujo de detalles aquél, podían ser parte de la herencia de conceptos así emitida y dada a conocer en blanco y negro.

Las revelaciones de Conrado Ríos Gallardo

por Félix C. Calderón, La Razón 6-4-2008

Cuando decidí escribir "El Tratado de 1929. La otra historia" (Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2000), lo hice antes que nada movido por el afán de atender el serio problema por el que atravesaban los peruanos y, en particular la Cancillería, de no contar con una versión nuestra de la crucial negociación peruano-chilena que se llevó a cabo en Lima entre el 12 de octubre de 1928 y el 29 de mayo de 1929. Como se sabe el historiador Jorge Basadre se conformó con recurrir a su amigo Conrado Ríos Gallardo, el habilísimo canciller chileno de la época, para conocer la forma cómo el Presidente Leguía y el Embajador chileno Emiliano Figueroa Larraín pergeñaron el Tratado de 1929. Y, obviamente, Ríos Gallardo como buen chileno le contó una versión sesgada de los hechos, aderezada de una que otra inexactitud, tal como se refleja en mayor medida  en su libro "Chile y Perú. Los pactos de 1929." Tan cierto es esto, que en su obra otoñal "La vida y la historia", Basadre se limitó, otra vez, a reproducir casi exclusivamente el testimonio proporcionado por Ríos Gallardo. Por su lado, Porras Barrenechea, Pons Muzzo y Wagner de Reyna, entre otros, muy prolijos, claros e ilustrativos en cuanto a los antecedentes, no pasaron de algunos párrafos en lo relativo a la negociación propiamente dicha. En suma, había un vacío historiográfico y creo que mi libro antes mencionado intentó llenarlo.

Auxiliares plebiscito Tacna
Auxiliares de la Comisión Jurídica del Plebiscito sobre Tacna y Arica, 1926. Fototeca municipal de Tacna.

La Batalla de Acuchimay
Arnaldo Panizo
Arnaldo Panizo


Por: Juan Carlos Flórez Granda
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A raíz del álbum titulado “Historia Secreta de la Guerra con Chile” se hace necesario presentar la otra versión del mal llamado “Combate de Acuchimay” con la finalidad que el lector saque sus propias conclusiones.

Historia, madre y maestra 3-3-2008
Ancon

La tragedia del 79, Alfonso Bouroncle Carreón, Studium, Lima

Guerra Perú-Chile 1879. 65 Tratado de Ancón


El continuo batallar de Cáceres fue el factor determinante para que Chile modificara su política y ambiciones. De un pensamiento de destrucción completa y sistemática del Perú, que era lo que sus políticos desearon y empujaron a la prensa con ese clamor, para lograr los mayores enriquecimientos de gobernantes, militares y cuanta persona pusiera la mano en el quehacer del país sojuzgado, ya que el saqueo sistemático al cual sometieron al país, careció de inventarios y medidas de control y, éstas, sólo se efectuaron en las partes y cuantías que los merodeadores, atracadores y las entradas a saco produjeran en pillaje franco o encubierto. Esa posibilidad de continuar indefinidamente con la expoliación de aduanas, servicios, administración pública, municipios y poder judicial, además de las raterías que se efectuaban diariamente en los establecimientos, haciendas y domicilios privados. Durante la ocupación chilena, nada quedó a salvo, incluidas las iglesias, ya que todo era considerado como a libre disponibilidad del gobierno chileno. Ese saqueo sistemático ejercido por la autoridad de ocupación representada por Lynch como jefe de las cuadrillas, uniformadas o no de asesinos, salteadores, estafadores y francos ladrones que Chile había desparramado por todo el ámbito peruano bajo el control de sus bayonetas. Esa situación se les tornaba difícil por la continua resistencia que en esos mismos territorios se incrementaba y sumaba a la ofrecida por el ejército de La Breña. Efectivo militar al cual no podían hacer desaparecer, pese a las derrotas que les inflingieron y castigos que impusieron, como el degüello de prisioneros y poblaciones indefensas, pues por cada difunto, surgía un nuevo peruano en defensa del territorio patrio. Componente psicológico enraizado en las poblaciones y fuera magníficamente bien expresado por Luis Pardo y el grupo de jóvenes de Chiquián, Cajatambo, Ancash, que salieron a recibir a Cáceres, cuando derrotado, regresaba de Huamachuco hacia el Mantaro para levantar nuevos contingentes. En el lugar denominado Tres Cruces, al compás de guitarras le dedicaron la siguiente canción de autor desconocido: (193).

Historia, madre y maestra

Andres Avelino Caceres
Andrés A. Cáceres

La tragedia del 79, Alfonso Bouroncle Carreón, Studium, Lima

Guerra Perú-Chile 1879. 64 Derivación política de Huamachuco

El desastre de Huamachuco fue explotado hábilmente por los chilenos. Al apreciar que su único enemigo había desaparecido como fuerza combativa y temerosos que Cáceres, como en veces anteriores, de muy poco volvería a levantar nuevo ejército para combatirlos, procedieron a dar todas las facilidades a Iglesias y pudiera suscribir cuanto antes el ansiado tratado de paz.

Historia, madre y maestra 27-2-2008

Huamachuco

La tragedia del 79, Alfonso Bouroncle Carreón, Studium, Lima

Guerra Perú-Chile 1879. Crímenes y rapiña contra civiles del campo

63 Huamachuco

La batalla resultó ser la última de importancia entre Cáceres y los chilenos, después de dos años y medio que duraba la campaña de La Breña y con esa batalla se diluyeron las posibilidades del Brujo de los Andes al dejar de ser peligro a los planes chilenos, por la pérdida casi completa de su capacidad combativa.

Historia, madre y maestra 26-2-2008
Laguna de Llanganuco

La tragedia del 79, Alfonso Bouroncle Carreón, Studium, Lima

Guerra Perú-Chile 1879. 62 Continúa el conflicto, 1883


El año se inició con la búsqueda que Chile hizo para consolidar la depredación territorial y de riquezas físicas en las áreas bajo su dominio, mediante un tratado de paz que le permitiera dedicarse a usufructuar la parte de las riquezas recién adquiridas, que Inglaterra le permitiera quedarse. Bolivia se mantuvo pasivamente a la espera que alguien solucionara su problema, que ellos mismos no sabían cuál era, y, en el Perú, los corifeos de Iglesias procuraron apresurar el tratado de paz y consolidar un gobierno que más existía en el papel que en la realidad, ya que solo podía efectivizarse donde las bayonetas del enemigo lo mantuvieran. Cáceres fue incrementando la resistencia contra el enemigo y, al mismo tiempo, organizó una expedición contra el gobierno de Cajamarca y evitar que suscribiera el tratado de paz.


Historia, madre y maestra
Hualgayoc
Hualgayoc

La tragedia del 79, Alfonso Bouroncle Carreón, Studium, Lima

Guerra Perú-Chile 1879. Cupos como en Sendero Luminoso

Nota de Redacción.- La demencia de chantajear a los pueblos para que paguen cupo bajo amenaza de destrucción no es creación de Abimael Guzmán, veremos que tiene precendentes en la Guerra con Chile, donde se amenazaba con destrucción si no pagaban dichos cupos, acciones que eran dirigidas por el criminal chileno Patricio Lynch


61 Actividades en el norte


El general Iglesias, al quedar como jefe político y militar del norte, prosiguió con la organización del ejército, que nunca llegó a ser muy numeroso, al disponer de sólo dos divisiones de infantería que, pese al nombre, no pasaban de ser simples batallones por el número de su contingente al disponer de 400 la una mandaba por Lorenzo Iglesias y 200 la otra, al mando del coronel Callirgos Quiroga. Esas tropas, en forma separada se aproximaron al pueblo de San Pablo, en la cercanía de Cajamarca, ocupado por los chilenos. Estos, enterados de la aproximación que hacía Iglesias, lo esperaron en emboscada el 13 de julio. Encuentro que lo obligó a retirarse, siendo perseguido por el mayor Saldes, jefe chileno. El coronel Callirgos, en el cerro Cardón, organizó una estratagema con los sanmiguelinos, engañando al enemigo, quienes, confiados en su victoria, se encontraron de pronto atacados por el nuevo contingente y seguidamente las tropas de Iglesias contraatacaron, motivando que Saldes saliera huido de la batalla.