javier valle riestra 1Por Javier Valle Riestra

La posición jurídica del Perú en el caso ventilado en la Haya es sólida teóricamente. La chilena es precaria; sin embargo, no esperemos una victoria total por más razones que esgrimamos, porque esa jurisdicción supranacional siempre falla dualmente. Nunca concede victorias totales. Ahí tenemos el recientísimo caso Nicaragua-Colombia. Ya los técnicos han anunciado que de producirse una victoria total o parcial del Perú, el gobierno chileno, podría tomarse hasta diez años para ejecutar el fallo que la Corte Internacional de Justicia, emitirá el próximo mes. Así lo ha dicho ambiguamente el Canciller sureño Alfredo Moreno. Son declaraciones que ha hecho a radio Cooperativa desde Italia.

Si bien ha reconocido que en esta jurisdicción no hay reconsideraciones, ni apelaciones, hay recursos restringidos. “Por ejemplo, los de interpretación: solicitarle a la Corte sobre la correcta interpretación de su sentencia”. Ha alegado el mapochino una falsedad al afirmar que hay una segunda opción extraordinariamente excepcional y que sí podría cambiar el fallo. Se trata, según él, del recurso de revisión presentable en caso hubiera una información desconocida en autos. Sobre el próximo fallo, el referido canciller, delatando su espíritu derrotista, precisó que la Corte no está obligada a acoger necesariamente la posición chilena o la peruana, sino que puede decidir una cosa intermedia, ecléctica.

Ha repetido, empero, una verdad indiscutible como si fuera novedad: “la Corte Internacional tiene perfecta soberanía para determinar la trayectoria del límite, donde se inicia y como sigue. Es un fallo que no tiene apelación y es obligatorio para las partes”.  Recordemos que el Tratado Rada y Gamio-Figueroa Larraín (1929) resolvió problemas territoriales físicos (Tacna para el Perú, Arica para Chile, servidumbres de acueductos y vía férrea, etc.) pero no se ocupó del territorio líquido. No existía entonces el Derecho del Mar.

Nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores ha descrito bien el problema: Dada la orientación de las costas del Perú y de Chile, las zonas marítimas de 200 millas que se proyectan desde las mismas se superponen. Una solución de equidad a esta situación consistiría en que el área de superposición se dividiera en partes iguales entre ambos países; sin embargo, en la práctica sólo Chile ejerce derechos sobre el íntegro del área superpuesta. Eso va a ser rectificado. Va a ser, realmente, una victoria del Perú que desatará el histerismo chileno.   

La Razón, Lima 31-12-2013

 

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