Esta semana, el 24 de enero, en el transcurso de una entrevista con el periodista mexicano Fernando del Rincón, de la cadena de televisión CNN, el presidente Pedro Castillo, respondiendo a una de las preguntas, dijo que cedería a Bolivia una salida al mar y para el efecto convocaría a un referéndum, para conocer la voluntad del pueblo peruano.
Momentos antes de la pregunta, la producción del entrevistador había pasado imágenes de video en que Pedro Castillo, de visita en La Paz antes de ser presidente, se adhería en una reunión al lema “Mar para Bolivia”.
Al expresarse como lo hizo, Pedro Castillo demuestra que no ha leído la Constitución Política vigente, cuyo artículo 118.o, referido a las funciones y deberes del Presidente de la República, dice “Dirigir la política exterior y las relaciones internacionales; y celebrar y ratificar tratados” (numeral 11) y “Adoptar las medidas necesarias para la defensa de la República, de la integridad del territorio y de la soberanía del Estado” (numeral 15). Es muy claro que el Presidente no ha leído o no ha entendido la Constitución; de otra manera no se explica la ligereza demostrada en tratar asuntos de estado que tienen repercusión internacional.
Debe mencionarse, además, que el Presidente debía saber*, respecto de la salida al mar para Bolivia, que el Perú tiene tomada una posición de colaboración, concretada en 1992 con la concesión de facilidades para el uso por Bolivia del puerto de Ilo y cinco km de playa (“Boliviamar”), bajo la soberanía del Perú. Pero Bolivia no se hace presente en la zona, posiblemente pensando que, si se acoge a esto, Chile podría negarse a darle salida al mar.
Posibles motivos
Una vez más queda demostrado que Pedro Castillo no ha podido o intentado reunir un equipo adecuado de verdaderos asesores —politólogos con grado universitario y analistas políticos— cuyo oportuno consejo evitaría estas lamentables situaciones. El primer mandatario peruano no es el primero ni el único con notorias deficiencias en su desempeño. El presidente de EE. UU., Joe Biden, por ejemplo, tiene lagunas mentales, confunde cosas, dormita o cabecea en entrevistas, con una respuesta afirmativa ha tildado de “asesino” al Presidente de otro país, entre otras cosas; pero tiene un competente equipo de asesores profesionales que lo preparan para que en lo posible pueda desempeñarse en público de manera decorosa, tanto en asuntos de gobierno del país como en temas internacionales.
Lamentablemente, Pedro Castillo y su círculo cercano no buscan esa solución realista; él por una inveterada desconfianza de hombre de campo que teme perder espacio; y sus falsos consejeros o “asesores”, por temor a perder el puesto o sus influencias.
“Defensores de la soberanía”
Las desatinadas declaraciones del Presidente motivaron una cadena de indignadas reacciones, en que lo han tratado desde imprudente hasta traidor a la patria. Han sido congresistas, políticos, diplomáticos o periodistas que lo critican, aparentemente, en defensa de los intereses del Perú.
Pero ¿son dichas personas sinceros defensores de la soberanía territorial de nuestro país, o son traidores oportunistas que aprovechan la oportunidad para atacar a Pedro Castillo? Como en otras situaciones y circunstancias, hay que juzgar a estos individuos por sus hechos o sus silencios, no por lo que dicen.
Verdadero rostro de coimeros de Chile
Veamos. Un asunto pendiente entre Perú y Chile es la usurpación que comete el enemigo de cuatro hectáreas en la zona fronteriza. Los chilenos han convencido a los políticos y militares peruanos que deben guardar silencio y aceptar el control que ellos ejercen en la zona, lo cual se puso de manifiesto en 2012 cuando inesperadas lluvias provocaron el deslizamiento de minas terrestres de territorio chileno al área peruana. Cuando los militares peruanos se disponían a retirar y desactivar las minas que nos habían llegado, el mando militar chileno les dio la orden terminante de no intervenir, alegando que a ellos y no al Perú correspondía hacer las cosas en ese territorio peruano. Y así ocurrió, como si fuesen dueños del triángulo terrestre, contrataron una organización noruega que se encargó de retirar las minas, mientras los desairados y desautorizados militares peruanos se limitaban a mirar.
Con eso el enemigo chileno demostró que hace lo que le viene en gana en territorio peruano, ante el silencio cómplice y aceitado de todos los que ahora —desde el Congreso o fuera de él— chillan contra Pedro Castillo por la sugerencia de dar salida al mar a Bolivia.
Eso no es todo. En 2017, cuando aún ejercía la presidencia de la República, Pedro Pablo Kuczynski, muy atento a los deseos de Chile, emitiendo el Decreto Supremo N.o 001-2017-RE, intentó romper la franja protectora de 50 km en que por el artículo 71.o de la Constitución los extranjeros no pueden ser dueños de propiedades inmuebles ni adquirirlas. El texto de dicho decreto permitía que —para posteriormente alegar soberanía— Chile pudiese comprar extensiones de terreno en la zona urbana de la ciudad de Tacna. La noticia de esa norma legal llenó de júbilo a la gente a sueldo que Chile tiene en el Congreso y fuera, quienes, como corresponde a los deseos de su patrón, guardaron y guardan hasta el día de hoy respetuoso silencio. Afortunadamente, la protesta de agrupaciones nacionalistas frustró las intenciones de Kuczynski y de los congresistas corruptos.
Nuevamente debemos preguntar: ¿quiénes de los que acusan a Pedro Castillo de traidor a la patria dijeron esta boca es mía? ¡Ninguno! Así las cosas, traidor e ignorante es uno; y traidores y coimeros los otros, que sí saben lo que hacen.
Miremos a la cara a todos estos sinvergüenzas traidores, que rebosan de felicidad cuando se entrega territorio a Chile pero saltan como perros enojados cuando la hipotética beneficiada es Bolivia, no Chile. Además, en su crítica a Pedro Castillo, siempre atentos al mandato de no tocar a Chile ni con el pétalo de una rosa, omiten criticarlo de prochileno (que hace rato lo es), porque, desde el momento en que su mente contempla que el Perú dé a Bolivia salida al mar, está exonerando a Chile de su responsabilidad de dar dicha salida a los bolivianos.
El verdadero patriota debe condenar la conducta de quienes lesionan la integridad territorial del Perú, sea el Presidente o sean los corruptos y vendepatrias que lo critican.
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* Es de suponerse que desde el primer momento la Cancillería debe haber puesto en el despacho presidencial cuadernos de orientación y documentación informativa sobre las relaciones con los países vecinos: qué acuerdos existen, qué asuntos pendientes o contenciosos hay, qué se debe decir y qué no se debe decir. [Nota de Con nuestro Perú]
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