Una preocupante explicación para la muerte de aves en Arkansas
Uno de los lugares en que se han producido muertes súbitas de gran número de aves es el estado de Arkansas, en los EE. UU. Aun cuando no se conocen resultados concluyentes que expliquen las muertes de las aves, un investigador especializado en recursos naturales, Rady Ananda, esboza una explicación.
Uno de los lugares en que se han producido muertes súbitas de gran número de aves es el estado de Arkansas, en los EE. UU. Aun cuando no se conocen resultados concluyentes que expliquen las muertes de las aves, un investigador especializado en recursos naturales, Rady Ananda, esboza una explicación.
En la zona se realiza explotación de gas, que se hace salir a la superficie mediante un proceso controlado de explosiones e inyección de agua y productos químicos que producen pequeñas fracturas en las rocas. Este proceso de fracturación producido por la inyección hidráulica recibe el nombre de fracking en inglés.
El primer problema es que las explosiones por sí mismas producen microsismos o minisismos, pero una mayor intervención o manipulación finalmente produce sismos de variada intensidad (no necesariamente catastrófica).
En Arkansas los sismos perceptibles a los humanos han aumentado en frecuencia en forma coincidente con los trabajos de explotación en busca de gas, que, como señalamos, incluyen perforación, detonaciones e inyección de agua. En 1959 hubo 10 sismos; en 1969, 14; en 1979, 143; en 1989, 389; en 1999, 107; en 2009, 179; en 2010, más de 622.
Aun cuando estos sismos se hayan percibido como algo no catastrófico, simplemente como leves y casi imperceptibles sacudidas, hay un efecto concomitante adverso, que es la propagación de gases tóxicos que escapan por las fisuras que en la superficie de la tierra provocan los sismos, por leves que sean. Como en Arkansas ha habido gran número de movimientos sísmicos por los trabajos de prospección y explotación realizados con la mencionada tecnología, esto en algún momento alcanzó un punto que afectó a las aves y les produjo la muerte.
Durante tiempo los gases tóxicos han estado allí en el ambiente y tanto humanos como aves y peces “se acostumbraron” a ellos, por decirlo de alguna manera. Una mayor concentración de gases debe haberse intensificado hasta hacerse sensible para las “acostumbradas” aves, que emprendieron vuelo para escapar de las exhalaciones, pero los efectos letales de los gases las mataron en mitad de vuelo.
Estos sucesos deben servir para ponernos en alerta, ya que se trata de un efecto negativo de la explotación de hidrocarburos al cual no se había dado la debida importancia; sólo se sabía de la contaminación de tierra y agua, pero ahora se ve que los gases que escapan por las fisuras del terreno contaminan aire y agua.
Así, las perforaciones de pozos complementadas con explosiones e inyección de agua sometida a altísimas presiones van debilitando las estructuras o capas subterráneas para lograr que el gas se acumule convenientemente para su extracción.
El primer problema es que las explosiones por sí mismas producen microsismos o minisismos, pero una mayor intervención o manipulación finalmente produce sismos de variada intensidad (no necesariamente catastrófica).
En Arkansas los sismos perceptibles a los humanos han aumentado en frecuencia en forma coincidente con los trabajos de explotación en busca de gas, que, como señalamos, incluyen perforación, detonaciones e inyección de agua. En 1959 hubo 10 sismos; en 1969, 14; en 1979, 143; en 1989, 389; en 1999, 107; en 2009, 179; en 2010, más de 622.
Aun cuando estos sismos se hayan percibido como algo no catastrófico, simplemente como leves y casi imperceptibles sacudidas, hay un efecto concomitante adverso, que es la propagación de gases tóxicos que escapan por las fisuras que en la superficie de la tierra provocan los sismos, por leves que sean. Como en Arkansas ha habido gran número de movimientos sísmicos por los trabajos de prospección y explotación realizados con la mencionada tecnología, esto en algún momento alcanzó un punto que afectó a las aves y les produjo la muerte.
Durante tiempo los gases tóxicos han estado allí en el ambiente y tanto humanos como aves y peces “se acostumbraron” a ellos, por decirlo de alguna manera. Una mayor concentración de gases debe haberse intensificado hasta hacerse sensible para las “acostumbradas” aves, que emprendieron vuelo para escapar de las exhalaciones, pero los efectos letales de los gases las mataron en mitad de vuelo.
Estos sucesos deben servir para ponernos en alerta, ya que se trata de un efecto negativo de la explotación de hidrocarburos al cual no se había dado la debida importancia; sólo se sabía de la contaminación de tierra y agua, pero ahora se ve que los gases que escapan por las fisuras del terreno contaminan aire y agua.