Por Rasoul Goudarzi

Distribuidos en los dos continentes más grandes del planeta, los países de la región de Oriente Medio eran, son y seguramente serán testigos de avatares y altibajos trascendentales por su situación geopolítica.

Los enormes recursos naturales y fuentes de energía acumulados en el Oriente Medio como un tesoro brillante llaman la atención y a lo mejor provocan la avaricia de los poderes del mundo.

imperio Oriente Medio

Así que a lo largo de la historia particularmente en los siglos XIX y XX esta región experimentó conflictos y tensiones muy fuertes en que el número de vidas perdidas no es calculable. Pero quizá los cambios registrados durante los últimos años en la zona se consideran los más importantes y jamás vistos en la historia.

Las potencias occidentales encabezadas por EE. UU. se concentran en el Oriente Medio y justifican su aventurismo peligroso en esta región bajo la fachada de conceptos humanitarios que incluyen la lucha contra el terrorismo, la democracia y los derechos humanos.

Sin embargo, no traen todo esto envuelto en papel de regalo, lo imponen con su propio método: sabotaje, saqueo y sanción y por fin tocar los tambores de guerra. En este contexto se entienden planes o mejor dicho complots planteados por la Casa Blanca. “El gran Oriente Medio” es uno de ellos, plasmado en 2003 por el entonces presidente George W. Bush. Fue un truco para aumentar la penetración estadounidense en la región que, por supuesto, buscaba garantizar la seguridad de su aliado expansionista, el régimen israelí que a su vez tiene una idea similar: Israel del Nilo al Éufrates.

En el marco de los mencionados planes caben una reconciliación entre los árabes e Israel y el debilitamiento de los gobiernos regionales, provocando la atomización de sus territorios. En este sentido inventaron guerras que demonizaban al Islam y se aprovecharon de los colectivos extremistas que carecen totalmente de los principios islámicos.

De este modo, el imperialismo logró dibujar una perspectiva ideal, según su pensamiento, a costa de eliminar a algunos de sus aliados incondicionales, entre ellos, Sadam en Irak.

Por otro lado, la resistencia antimperialista dentro y alrededor de los territorios ocupados de Palestina alteró considerablemente las conspiraciones estadounidense-israelíes, convirtiéndose en un dolor de cabeza para sus dirigentes. Repetidas agresiones a tierras palestinas, El Líbano y en especial una sangrienta guerra contra Siria fueron redactadas como receta para superar el reto.

Aunque Washington y Tel Aviv contaban con apoyo logístico, militar y financiero de sus socios fuera y dentro del Oriente Medio como Reino Unido, Francia, Arabia Saudita, Catar y Turquía, no calcularon bien las capacidades disuasivas de otros protagonistas en el escenario geopolítico de la zona, es decir, Irán y Rusia*. Obviamente estos dos últimos tienen intereses y estrategias diferentes cada uno; sin embrago, coinciden en la necesidad de frenar la obsesión colonialista de EE. UU. y comparten un lineamiento común frente al nuevo orden mundial a la americana.

Los planes de EE. UU. no le brindaron el resultado que deseaba junto con sus aliados y produjeron un efecto bumerán. Múltiples atentados terroristas ocurrieron en Turquía, Francia e incluso en suelo de EE. UU. Además se desencadenó un flujo insoportable de refugiados hacia las fronteras de Europa, que conlleva con sí mismo sus consecuencias. La primera potencia mundial sale más desprestigiada, los aliados europeos se ven más afectados que nunca y su gendarme israelí en la región no se siente seguro.

¿Entonces qué remedios se quedan? El régimen israelí debe ser conservado. En medio de la expansión ilegal e inhumana de los asentamientos, Washington vuelve a anunciar una vieja decisión de traslado de su embajada en Tel Aviv a Jerusalén (al-Quds, en árabe). La medida es rechazada incluso por algunos dirigentes moderados de Palestina.

Se cree que el controvertido plan [de trasladar su embajada a Jerusalén] reiterado por Donald Trump durante su campaña electoral originará el fracaso total del llamado proceso de paz en el Oriente Medio. No obstante, tal proceso nunca se ha acercado a un resultado debido a los afanes de los israelíes. Cabe recordar que jamás aceptaron volver a las fronteras de 1967, ni el derecho al retorno de los desplazados palestinos. En verdad no existía oportunidad alguna para que el conflicto alcance un final feliz, según los criterios de la fuerza ocupante.

A estas condiciones hay que agregar el asedio eterno de la franja de Gaza y los esfuerzos de Israel para judaizar y llevar adelante un cambio demográfico en la tierra palestina.

Y la administración estadounidense aboga y promete reconocer a Jerusalén como la capital israelí. Sí, Israel es el eslabón vital de una cadena con la cual EE. UU. busca poner bajo su control toda esta región dorada. Pero muy claramente comete errores en sus ecuaciones y no quiere considerar correctamente la fuerza de la resistencia que ya no se limita al mapa palestino. Quizá todos los gobernantes de la región no se atreven a denunciar la hostilidad imperial contra el Oriente Medio, pero el espíritu y la conciencia de los pueblos toma cada vez más fuerza y obstaculizan las conspiraciones.

Y no hay que olvidar que al contrario de la voluntad de los aliados de Israel, un fuerte sentimiento de solidaridad hacia Palestina y su histórica causa se está reforzando en los países occidentales. No lo pueden parar, razón por la cual advierten del antisemitismo y tratan de hacer confundir el carácter sionista del régimen israelí con el judaísmo. Ésta es su hipocresía que denuncian, incluso los rabinos judíos.

Sí, la ideología, la religión, la política, la fuerza y la plata, todos, deben estar al servicio de los autodenominados dueños del universo para no perder el tesoro invalorable que es el Oriente Medio; sin embargo, esto les ha costado y cuesta mucho, ya que no es un cebo que puedan digerir sin problemas.

 

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* Un aspecto de esta confrontación de bloques en Siria es el económico, en el que hay una intensa y prolongada puja en la que para sostener los gastos de la guerra, ambos bandos Arabia Saudita y Catar, por un lado, y Rusia e Irán por otro están desembolsando enormes cantidades de dinero, sin que haya señales de que alguien se eche para atrás. [Nota de Con nuestro Perú] 

 

Al-Manar, Beirut 02-03-2017

http://www.hispantv.com/noticias/opinion/334694/oriente-medio-foco-atencion-imperial

 

 

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