Aleksandr Dunáev
 
Roma, 15 feb (Sputnik).- El nuevo Gobierno de Mario Draghi, cuya investidura en el Parlamento está prevista para este miércoles, prepara una nueva agenda para tratar de sacar a Italia de una de las peores crisis de su historia.
 
 

Mario Draghi

 

 
La crisis política que estalló en Italia hace un mes se está terminando. El pasado sábado los 23 ministros del nuevo Gobierno prestaron juramento y Giuseppe Conte pasó a Mario Draghi la campana que simboliza el traspaso del poder. Esta semana ambas Cámaras del Parlamento votarán la investidura del nuevo Ejecutivo, que goza de un sólido apoyo entre diputados y senadores.
 
El Gabinete estará compuesto por 15 ministros políticos, que representan diferentes fuerzas políticas, y ocho técnicos. Entre los partidos parlamentarios la mayor cuota corresponde al Movimiento 5 Estrellas (M5S) con cuatro carteras, mientras el Partido Democrático (centroizquierda) y Forza Italia (centroderecha) tienen tres cada uno. También habrá ministros provenientes de otros partidos como Libres y Unidos (Liberi e Uniti, centroizquierda), Italia Viva (centro) y Liga (derecha).
 
LA LARGA SOMBRA DEL COVID
 
A partir de este jueves Draghi y su equipo se enfrentarán con la difícil tarea de contener la difusión del coronavirus y, al mismo tiempo, relanzar la economía del país mermada por la pandemia.
 
La situación epidemiológica en Italia no deja de ser preocupante, con miles de nuevos contagios cada día y un total de fallecidos superior a los 90.000.
 
Además, la lenta disminución de las nuevas infecciones, en las últimas semanas, podría resultar comprometida por la propagación de las nuevas cepas del virus. Según un estudio del Instituto Superior de Sanidad (ISS), en base a los datos de inicios de febrero, casi el 20 por ciento de las mismas corresponde a la llamada variedad británica, que podría llegar a ser predominante en los próximos meses.
 
Algunos virólogos instan a las autoridades a reforzar las medidas de contención, pero eso pondría en vilo la incipiente recuperación económica. La solución más evidente consiste en acelerar la vacunación, en el marco de la cual ya fueron inoculados más de tres millones de italianos.
 
Sin embargo, las perspectivas de la campaña no están claras a causa de los retrasos en el suministro de los fármacos producidos por Pfizer, Moderna y AstraZeneca. Por lo tanto, el nuevo Ejecutivo deberá reorganizar la vacunación de la manera más eficaz posible y forzar a las empresas farmacéuticas a respetar los acuerdos firmados.
 
ENTRE LAS NECESIDADES ECONÓMICAS Y LA TENSIÓN SOCIAL
 
En el campo de la economía, el Gobierno de Draghi arrancará con la implementación del decreto que prevé la inyección en la economía de unos 32.000 millones de euros, ya aprobado por el Parlamento. El anterior ministro de Economía había preparado un plan para ponerlo en práctica, pero es muy probable que en las próximas semanas haya que revisarlo.
 
Un verdadero rompecabezas será la prohibición de despidos impuesta por el Gobierno de Giuseppe Conte. Con su expiración, el próximo 31 de marzo, miles de empresas, que se encontraron en apuros a causa de la pandemia, podrían ceder a la tentación de resolver sus problemas económicos despidiendo a los trabajadores, lo que aumentaría considerablemente la tensión social. Los sindicatos exigen la prórroga de la prohibición, pero es más probable que el Gobierno introduzca un nuevo subsidio para los que pierden sus puestos.
 
Además, a finales de este mes termina el periodo de suspensión fiscal, lo que significa que Hacienda deberá enviar más de 50 millones de avisos a los contribuyentes. El sistema fiscal italiano, complicado y oneroso, necesita reformas profundas, las cuales, según temen algunos, pueden provocar un aumento de la presión fiscal, aunque Draghi asegura qué no será así.
 
GESTIÓN DE LOS FONDOS EUROPEOS
 
Quizás la cuestión más difícil sea la gestión de los 210.000 millones de euros que Italia recibirá del Fondo para la recuperación de la economía europea: esto provocó la crisis que acabó con el Gobierno de Giuseppe Conte.
 
Draghi y sus ministros tendrán que revisar los planteamientos hechos por el Ejecutivo anterior y dar estimaciones creíbles en cuanto a los efectos económicos de las inversiones que se realizarán con los fondos europeos. Además, habrá que preparar un plan de reformas de la Justicia, la Administración Pública y otros sectores, sin las cuales Italia no podrá acceder a ese financiamientos.
 
El nuevo Gobierno tiene hasta el 30 de abril para presentar el Plan Nacional de recuperación y resiliencia, que aún tiene que ser revisado y aprobado por el Parlamento, pero la experiencia del Ejecutivo anterior demostró lo difícil que es.
 
De momento, Draghi goza de un amplio consenso dentro y fuera de Italia, pero la responsabilidad que le incumbe es enorme. Las próximas semanas demostrarán si el presidente Mattarella acertó al nombrarlo jefe del Gobierno en uno de los momentos más duros de la historia contemporánea del país. (Sputnik)