Ruanda vuelve a denunciar la vinculación de Francia con el genocidio en el país africano, acaecido en 1994 y que segó la vida de unas 800 000 personas.
Las autoridades ruandesas han manifestado este lunes, mediante un informe, que Francia “tiene una responsabilidad importante” por permitir el genocidio en el país de África Oriental y han condenado que París aún se niegue a reconocer su participación en la tragedia de 1994.
Este informe, encargado en 2017 por el Gobierno de Ruanda y realizado por el bufete de abogados Levy Firestone Muse —con sede en Washington— basa sus hallazgos en cientos de libros, procedimientos judiciales, investigaciones y esfuerzos periodísticos.
“El Gobierno francés pudo prever que se avecinaba un genocidio, no actuó de manera ciega o sin desconocimiento sobre una matanza que era previsible”, enfatiza el documento.
En concreto, Ruanda apunta el dedo acusador a los funcionarios franceses por armar, capacitar, equipar y proteger al Gobierno de Ruanda, porque los franceses no prestaron atención al compromiso del régimen de (el entonces presidente ruandés, Juvenal) Habyariman con la deshumanización, la destrucción y la muerte de los tutsis.
Hace unas semanas, Francia publicó también una investigación en que la reconocía los fallos “abrumadores” por una actuación “ciega” del entonces presidente galo, François Mitterrand respecto al genocidio ruandés.
En una declaración oficial, el Gobierno de Ruanda ha alabado ambas investigaciones porque intentan “esclarecer la verdad de lo sucedido y el papel que en ello jugó Francia”.
“Este informe complementa el de la Comisión Duclert (encargado por Francia) y profundiza en la revelación de la participación directa de los franceses en el período comprendido entre 1990 y 1994, así como en los años que siguieron al genocidio”, ha recalcado el canciller ruandés, Vincent Biruta.
La muerte del presidente ruandés, Juvénal Habyarimana, en 1994 marcó el inicio de los asesinatos en masa, ya que la etnia hutu culpó a la minoría tutsi del fallecimiento. Aunque, otra teoría indica que a Habyarimana lo mataron los suyos (hutus) por firmar unos acuerdos de paz con una guerrilla de mayoría tutsi que ocupaba el norte del país.
En 100 días, el 70 % de la población tutsi de Ruanda fue exterminada y murieron muchos hutus moderados que defendieron a sus vecinos o se negaron a dejar sus casas cuando se dio la orden de evacuación. En total, unas 800 mil personas de ambas etnias habrían sido asesinadas.
El país africano fue escenario del mayor genocidio de los últimos 50 años, todo, ante la mirada indiferente de la comunidad internacional y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El papel de Francia en dicho genocidio envenena desde hace más de dos décadas las relaciones bilaterales Kigali-París.
Francia está acusada de no haber percibido o haber ignorado las señales de alarma y de haber entrenado a los soldados que llevaron a cabo matanzas indiscriminadas en Ruanda. Cuando estaba sucediendo dicho genocidio, se acusó a París de utilizar sus influencias diplomáticas para frenar cualquier acción efectiva para ponerle fin.
Y, cuando finalmente París envió tropas, en el marco de la Operación Turquesa, se le acusó de hacerlo solo para contrarrestar el avance de los rebeldes tutsis y permitir a los ejecutores escapar al vecino Zaire, hoy en día República Democrática del Congo.
Francia, sin embargo, insiste en que su despliegue sirvió para acabar con las matanzas y que salvó miles de vidas.
Hispantv, 20.04.2021