Narmada Mokhapatra
 
Moscú, 26 abr (Sputnik).- Los conflictos entre Rusia y otros países terminan con la expulsión recíproca de diplomáticos tan a menudo que esta medida ya se ha convertido en un nuevo método de diálogo entre los estados. En lugar de palabras, los países intercambian expulsiones de las propias personas nombradas para pronunciar esas palabras y mantener la comunicación intergubernamental.
 
 

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Este lunes, un país más decidió expulsar de su territorio a un diplomático ruso: Rumanía declaró persona non grata al agregado militar adjunto de Rusia, Alexéi Grisháev, alegando que sus acciones van en contra de las disposiciones de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961.
 
Con esta expulsión, que todavía no tiene respuesta, Rumanía se ha convertido en el sexto Estado en expulsar diplomáticos rusos por supuesto espionaje en solo cinco días.
 
INTERCAMBIO DE MODA
 
El 23 de abril, Letonia, Lituania y Estonia declararon personas no gratas a cuatro diplomáticos de Moscú: uno fue expulsado de Riga, otro de Tallin y dos de Vilna.
 
El jueves pasado, la República Checa y Rusia intercambiaron expulsiones: Praga decidió expulsar a 18 diplomáticos rusos y Moscú respondió con la expulsión de 20 empleados de la misión checa. El mismo día, Eslovaquia anunció la expulsión de tres diplomáticos rusos.
 
Además, Ucrania expulsó en abril a un diplomático ruso en respuesta a la detención del cónsul ucraniano en la ciudad rusa de San Petersburgo, mientras Polonia declaró personas no gratas a tres empleados de la embajada rusa en Varsovia en señal de solidaridad con EEUU, que acusó a Moscú de la supuesta implicación en unos ciberataques. Rusia respondió entonces con la expulsión de cinco diplomáticos polacos.
 
El propio Washington impuso el 15 de abril nuevas sanciones contra Moscú que incluyeron la expulsión de diez diplomáticos rusos de EEUU. Rusia respondió con un paso recíproco.
 
En lo que va del año 2021, varios diplomáticos rusos también fueron expulsados por razones diferentes de Italia, Bulgaria, Suecia, Alemania y Albania.
 
ACOSTUMBRADOS A EXPULSIONES
 
Lamentablemente, las expulsiones de diplomáticos no son una sanción nueva en el mundo. Los países occidentales han aprovechado durante varios años la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, que les permite declarar a diplomáticos personas no gratas en cualquier momento y sin explicaciones.
 
Por ejemplo, en 2020 y 2019, las acusaciones de espionaje costaron a Rusia 18 empleados de sus misiones diplomáticas, expulsados de Bulgaria, los Países Bajos, Austria, Noruega, Eslovaquia, la República Checa, Alemania y Ucrania.
 
De esta manera, Occidente ya está acostumbrado a expulsar a diplomáticos rusos, y Moscú, a rechazar acusaciones y responder simétricamente a sus pasos.
 
LOS RÉCORDS ROTOS
 
Uno de los mayores escándalos diplomáticos y que provocó una enorme ola de expulsiones, se produjo en marzo de 2018 y fue bautizado como el 'caso Skripal'.
 
Serguéi Skripal, reclutado en los años 90 por el servicio secreto británico MI6 y naturalizado en el Reino Unido, y su hija Yulia, fueron hallados inconscientes en la ciudad británica de Salisbury como resultado de lo que Londres calificó del intento de envenenamiento con una sustancia de acción neuroparalizante.
 
El Reino Unido acusó a Rusia de estar detrás del envenenamiento, aunque Moscú rechazó categóricamente esas acusaciones, tachándolas de infundadas, y solicitó a Londres el acceso a la investigación.
 
El Reino Unido y otros 28 países, así como la OTAN, expulsaron entonces a un total de 153 diplomáticos rusos como medida de represalia, mientras Rusia respondió de manera simétrica a 28 países, al ordenar la expulsión de su territorio de 145 diplomáticos extranjeros.
 
Además, el mismo año Eslovaquia expulsó a un diplomático ruso por espionaje, mientras los Países Bajos acusaron a tres rusos con pasaportes diplomáticos que, según sus datos, intentaron hackear la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).
 
A su vez, Grecia expulsó a dos diplomáticos rusos y prohibió a otros dos la entrada en el país en respuesta a la supuesta injerencia en sus asuntos internos.
 
DIRECCIÓN EQUIVOCADA DE LA DIPLOMACIA INTERNACIONAL
 
En medio de la ola de expulsiones de diplomáticos que observamos hoy, es importante que todos los Estados, antes de declarar persona no grata a un diplomático, recuerden el objetivo verdadero del envío de misiones nacionales al extranjero.
 
Expulsando a representantes de otro estado, los gobiernos miran en la dirección equivocada, porque de esta manera reducen cada vez más el número de personas que podrían promover el diálogo, y, como resultado, las posibilidades de mejorar relaciones con el otro país.
 
El mundo debe recordar que las buenas relaciones se basan en un diálogo y no en un monólogo, y volver a intercambiar opiniones en lugar de expulsiones. (Sputnik)