Londres, 28 abr (Sputnik).- Alusiones de corrupción, favoritismo y deshonestidad en el núcleo central del Gobierno británico, además de exabruptos sobre víctimas del covid, supuestamente lanzados por Boris Johnson, dominaron la sesión parlamentaria de control del primer ministro, que se celebra cada miércoles en la Cámara de Los Comunes.
El reñido debate derivó de continuas y dañinas filtraciones de mensajes de texto y comentarios verbales del primer ministro, que sus portavoces consideran un acto de venganza de Dominic Cummings, el influyente asesor político y estratégico, a quien Johnson despidió en noviembre de 2020.
"No dije esas palabras", respondió finalmente a los que le acusan de haber gritado "no más malditos confinamientos, dejemos que se apilen miles de cadáveres", al término de una reunión sobre el covid, con sus asesores científicos, en el otoño
Corresponsales de la BBC e ITV, además de otros periodistas, aseguran tener fuentes diversas que corroboran el groso del exabrupto.
Así, el líder laborista, Keir Starmer, le espetó que engañar "deliberadamente" al Parlamento conlleva, con frecuencia, la dimisión de un cargo público y le recordó que "integridad, honestidad, transparencia y liderazgo" destacan entre los principios éticos ministeriales.
El jefe en Westminster del Partido Nacional de Escocia, Ian Blackford, cuestionó directamente a Johnson: "¿Es usted un mentiroso?"
El primer ministro carga con la sombra de la deshonestidad en su vida personal, profesional y política; en esta ocasión pidió pruebas que avalen las alegaciones.
Más impacto está teniendo en las autoridades y el público en general el embrollo sobre la financiación de la reforma y decoración del piso oficial de Downing Street, que Johnson comparte con su prometida Carrie Symonds y el hijo de ambos, Wilfred.
La Comisión Electoral anunció horas atrás su decisión de investigar formalmente el asunto, debido a presuntas irregularidades detectadas en la información que le remitió el Partido Conservador.
“Estamos convencidos de que hay motivos razonables para sospechar que se han cometido uno o varios delitos”, declaró el regulador independiente en un comunicado.
Cada primer ministro dispone de una subvención estatal de 30.000 libras (unos 34.000 euros) anuales para mejoras de la vivienda oficial, pero la factura de la última reforma excedió al parecer las 100.000 libras.
Johnson declaró en los Comunes que pagó “personalmente” la factura, pero no aclaró cuándo lo hizo ni respondió a las insinuaciones de que el dinero fue adelantado por un mecenas conservador, ya fuera en concepto de donación o en préstamo al partido o al propio primer ministro.
La legislación electoral y la regulación ministerial obliga a declarar ambas vías alternativas de financiación.
Correos electrónicos filtrados a los medios sugieren que un donante costeó inicialmente unos 58.000 libras de la factura por la nueva decoración, que la pareja encargó a un elitista estudio de diseño de Londres.
Starmer y diputados de otros partidos siguen demandando si el “primer ministro acató las normas ministeriales y parlamentarias” y si el partido conservador intentó burlar la legislación electoral. (Sputnik)