Joan Royo Gual
La comisión del Senado brasileño que investiga los posibles delitos cometidos por el Gobierno de Jair Bolsonaro durante la gestión de la pandemia del COVID-19, tiene muchas preguntas y pocas respuestas. ¿Por qué el mandatario mandó a sus asesores cercanos, sin ninguna experiencia médica, en un viaje a Israel para conocer un prometedor spray nasal contra el COVID-19, que por otra parte nunca llegó?
El martes, el ex ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araújo, que encabezó la comitiva a principios de marzo, respondió titubeando al ser preguntado por el viaje. Casi dos meses después, no hay ni rastro del famoso spray contra el covid-19. La visita no dio ningún resultado concreto y los miembros de la comisión del Senado tratan ahora de averiguar si la decena de representes del Gobierno hicieron algo más que turismo en Tierra Santa.
"Hicieron una excursión que costó medio millón de reales (95.000 dólares) a los cofres públicos y que no tuvo ningún resultado concreto para Brasil y para el combate a la pandemia", criticó el vicepresidente de la comisión de investigación del Senado, Randolfe Rodrigues, tras escuchar al excanciller.
El senador, del partido opositor Red de Sostenibilidad (REDE), remarcó que el Gobierno no tuvo inconveniente en movilizar un avión de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) para cruzar el Atlántico, cosa que no hizo cuando la ciudad de Manaos (estado de Amazonas, norte) pedía a gritos cilindros de oxígeno para los pacientes de covid-19 que estaban muriendo en sus hospitales en la crisis desatada en esa ciudad el pasado enero.
Rodrigues también subrayó la presencia de algunos invitados curiosos en el viaje. Además de representantes del Ministerio de Salud y del Ministerio de Ciencia y Tecnología, lo cual era de esperar, también viajó a Israel uno de los hijos del presidente, el diputado Eduardo Bolsonaro, que preside la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados y actúa como una especie de canciller en la sombra.
Pero llamaron la atención especialmente dos nombres: el diputado Hélio Lopes, amigo íntimo de la familia Bolsonaro, y Max Moura, asesor directo del presidente, "un vigilante de seguridad", según Rodrigues, que no tenía por qué haber viajado a Israel.
Durante la comparecencia del martes, el exministro de Relaciones Exteriores aseguró que la idea del viaje fue de Bolsonaro, después de que en una conversación con el primer ministro Benjamín Netanyahu, uno de sus pocos aliados en la escena internacional, éste le hablara "con entusiasmo" de dos medicamentos que estaban desarrollando contra el covid-19.
DOCUMENTOS SECRETOS
Sin embargo, esa versión no cuadra con un oficio enviado la semana pasada por el propio Ministerio de Relaciones Exteriores al izquierdista Partido Socialismo y Libertad (PSOL), que pidió más información sobre el viaje.
En esa respuesta, la cancillería explicó que el viaje se estaba planeando desde mayo de 2020 y que tenía como objetivo profundizar en la relación diplomática entre los dos países. Antes del viaje, hubo un intercambio de telegramas entre los dos países, que fueron clasificados como secretos por el Gobierno brasileño.
Se trata de 24 telegramas que estarán vetados durante cinco años y otros cuatro durante 15 años. Los motivos no fueron informados. La clasificación de los documentos como secreta se realizó un día después de que el PSOL pidiera informaciones, el 16 de marzo.
Con documentos secretos, invitados curiosos y un spray que nunca llegó, el misterio sobre el viaje continúa y seguramente también dominará las preguntas de los senadores al ex ministro de Salud, Eduardo Pazuello, que comparece este miércoles en la comisión. (Sputnik)