Después de meses de incertidumbre, cruces de acusaciones y mucha insistencia por parte de un grupo de gobernadores brasileños. Así es como la vacuna Sputnik V llega finalmente a Brasil, tras el visto bueno dado este viernes por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), el órgano regulador.
 
 

Sputnik V ampollas RT

 

 "Algo es algo", parecían decir los gobernadores del noreste del país en sus primeras reacciones en las redes sociales al conocer la luz verde de este organismo estatal.
 
La Anvisa autorizó la vacuna, pero "con condiciones". Entre esas condiciones están que los gobiernos regionales asuman la responsabilidad ante eventuales complicaciones y que se haga un seguimiento detallado a las personas vacunadas para que no haya sobresaltos.
 
"La cantidad autorizada por la Anvisa está muy por debajo de las necesidades reales; ahora tenemos que batallar para que lo que fue aprobado llegue pronto y vacunar a nuestra gente, la vacuna salva vidas", decía en Twitter el gobernador de Bahía, Rui Costa.
 
UNA CARRERA DE OBSTÁCULOS
 
La decisión de este viernes pone fin (de momento) a una larga carrera de obstáculos para que la vacuna rusa llegue a los brazos de los brasileños. Quedan lejos las primeras negociaciones entre el Fondo de Inversiones Directas de Rusia (RDIF), impulsor de la vacuna, y el gobierno de Paraná (sur), en agosto del año pasado, que no llegaron a fructificar.
 
Con el tiempo, la vacuna entró en el radar de los estados del noreste del país, gobernados en su mayoría por la izquierda. El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) llegó a maniobrar en la sombra para facilitar la llegada de la vacuna rusa a Brasil.
 
El RDIF se asoció con el laboratorio brasileño União Química, con el que presentó una primera petición para importar y usar las vacunas en enero de este año. La petición quedó paralizada durante semanas porque la Anvisa alegaba que la documentación sobre los ensayos clínicos estaba incompleta.
 
Empezó entonces un cruce de acusaciones. El órgano regulador brasileño llegó a ser acusado de torpedear la llegada de vacunas debido a sus exigencias burocráticas.
 
Mientras tanto, los gobernadores que querían la vacuna asistían impotentes a un escenario con miles de muertos por covid-19 cada día y escasez de vacuas, y se esforzaban en recordar que la Sputnik V ya había sido aprobada en decenas de países, incluyendo la vecina Argentina, donde la se usa desde hace meses.
 
Los gobernadores de Bahía y de Maranhão incluso presentaron recursos ante el Tribunal Supremo Federal para forzar a la Anvisa a tomar una decisión, y el presidente Jair Bolsonaro mantuvo una conversación telefónica con el presidente Vladimir Putin para intentar obtener más informaciones sobre la vacuna por parte de las autoridades rusas.
 
FRUSTRACIÓN Y ESPERANZA
 
A finales de abril, el órgano regulador rechazó la petición para importación de la vacuna, alegando que con la documentación disponible no había certeza sobre su seguridad. Según la Anvisa, el principal problema estaba en la presencia de adenovirus humanos replicantes.
 
En el laboratorio brasileño União Química reinaba la frustración. En paralelo, las plantas de Brasilia y São Paulo empezaron a fabricarse dosis de la vacuna destinadas a la exportación a otros países de Latinoamérica, dado que en Brasil seguían vetadas.
 
No obstante, el escenario cambió de forma importante en las últimas semanas. Este viernes, el gerente general de Medicamentos de la Anvisa, Gustavo Mendes, citó un informe de más de 50 páginas del Ministerio de Salud de Rusia que habría ayudado a arrojar luz sobre los detalles técnicos de la vacuna.
 
Así, la primera vacuna registrada contra el COVID-19 en el mundo podría aterrizar en Brasil en los próximos días. También lo hará la india Covaxin, autorizada también este viernes, igualmente con varias condiciones. Se sumarán a las vacunas de Sinovac, AstraZeneca y Pfizer que ya se están usando en el país. 
 
 
Con información de Sputnik