San Salvador, 8 jun (Sputnik).- El presidente Nayib Bukele convocó a los salvadoreños a combatir el aparato ideológico de los poderes fácticos, aunque sin precisar exactamente a qué se refiere.
 
 

Nayib Bukele

 

 
En el segundo aniversario de su toma de posesión, Bukele lanzó su llamado a comenzar la "quinta fase" en su pretendida transformación de El Salvador.
 
Sin embargo, el "enemigo" de turno -a saber, los ancestrales titiriteros de la derecha y la izquierda- es tan ambiguo que cualquiera podría caer en ese saco.
 
¿Qué son los poderes fácticos? Al parecer, la vieja oligarquía criolla… ¿Y cuál es su aparato ideológico? Todo parece indicar que voces críticas de la sociedad civil, la academia, las organizaciones no gubernamentales y la prensa no alineada al discurso oficial.
 
Para el doctor Oscar Picardo, director de Investigaciones de la Universidad Francisco Gavidia (UFG), el presidente se refiere a fundaciones, medios de comunicación, organizaciones no gubernamentales, universidades, etcétera.
 
"Habrá de todo, pero la idea es minimizar o eliminar los disensos", comentó Picardo a Sputnik.
 
A su vez, el vicerrector de Proyección Social de la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas", Omar Serrano, consideró "falso que el aparato ideológico esté en otras manos que no sea las del Gobierno, pues este impone la narrativa vigente".
 
OLIGARQUÍA EN LA MIRA
 
Bukele entró a la alta política de la mano del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, izquierda) y, aunque ahora es uno de sus más feroces críticos, mantuvo el discurso antioligárquico de la antigua guerrilla.
 
Según su discurso, la oligarquía está encarnada en la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), representada en política por la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), el partido de ultraderecha que gobernó El Salvador hasta 2009.
 
Así, Bukele envió 23 iniciativas a la Asamblea Legislativa para remover a la ANEP de las directivas de las instituciones autónomas del Estado, como el Seguro Social, Acueductos y Alcantarillados, Telecomunicaciones, Turismo y otras.
 
La mayoría oficialista del Parlamento, que en su sesión inaugural destituyó a los jueces de la corte constitucional y al fiscal general, aprobó las reformas presentadas porque, en su opinión, democratizaba la participación de todas las gremiales del ámbito privado.
 
La ANEP replicó en un comunicado que dichas reformas abren el camino a la corrupción en instituciones que manejan más de 2.000 millones de dólares al año, y que serían controladas por "voces complacientes, sumisas y clientelares".
 
Según la cúpula empresarial, en 2012 el entonces presidente y ahora prófugo Mauricio Funes separó temporalmente de sus cargos a representantes del sector privado para que el Ejecutivo desviara unos 350 millones de dólares de las arcas estatales.
 
¿Y LA PRENSA?
 
El periodismo, oficio ideológico por antonomasia, tampoco escapa a la nueva ofensiva de una administración que no oculta su desprecio por los medios que la critican.
 
La tirantez entre el oficialismo y los medios no estatales es tal, que Bukele ha acusado a unos de responder a los intereses económicos de la ANEP, y a otros de seguir la agenda del filántropo estadounidense George Soros a cambio de financiamiento.
 
La Asociación de Periodistas de El Salvador denunció un incremento en las afectaciones al ejercicio periodístico, y al cierre de esta nota alertaba sobre la persecución confesa a reporteros encargados de temas de seguridad pública.
 
RESPALDO POPULAR
 
Pese a todo, los índices de popularidad de Bukele se mantienen por las nubes, aval más que suficiente para un Gobierno decidido a hacer historia a partir de la ruptura con un pasado marcado por la inseguridad ciudadana y el desencanto político.
 
Varias encuestas confirman que casi 9 de cada 10 salvadoreños aprueban la gestión de Bukele, se sienten representados y optimistas de cara al futuro, por proyectos turísticos como Surf City, la legalización del Bitcoin o la caída en los homicidios.
 
"Nunca más vamos a regresar al sistema que nos hundió en la delincuencia, en la corrupción, en la desigualdad. Nunca más, no se hagan ilusiones. Mientras Dios me de fuerza, no lo voy a permitir", enfatizó el mandatario ante la Asamblea.
 
¿Fue un guiño a la reelección, actualmente prohibida por Constitución? Quizás… Después de todo, el oficialismo tiene los votos suficientes en la Asamblea para aprobar lo que sea. (Sputnik)