Aleksandr Dunáev
Roma, 10 jun (Sputnik).- La creciente tensión en las relaciones entre Roma y Abu Dabi desemboca en un nuevo conflicto diplomático tras el cierre del espacio aéreo emiratí a un avión militar italiano, que se dirigía a Afganistán.
Secretario general de la Cancillería italiana, Ettore Sequi
UNA CEREMONIA QUE SALIÓ MAL
Ministro de defensa, militares, decenas de periodistas. El arriamiento de la bandera italiana en la ciudad de Herat debía ser un acto solemne que simbolizaba la retirada de las tropas italianas de Afganistán después de veinte años de presencia.
Sin embargo, el 8 de junio por la mañana la ceremonia prevista se vio alterada por una fuerza externa, a saber, por los Emiratos Árabes que se negaron a permitir el vuelo del Boeing 767 de la Aeronáutica Militar Italiana con una delegación de 40 periodistas a bordo.
El avión tuvo que aterrizar en el aeropuerto saudí de Dammam y esperar horas antes de poder despegar y seguir otra ruta. La ceremonia se celebró con más de seis horas de retraso y en un formato reducido.
El mismo día el secretario general de la Cancillería italiana, Ettore Sequi, convocó con urgencia al embajador emiratí Omar Al Shamsi para expresarle "la sorpresa y la fuerte decepción por un gesto inesperado y difícil de comprender".
EMBARGO DE ARMAS
Detrás de esta exacerbación de las relaciones entre Roma y Abu Dabi hay una crisis que dura meses.
El pasado enero el Gobierno italiano satisfizo la solicitud del ministro del Exterior Luigi Di Maio de aplicar a Arabia Saudí y a los Emiratos Árabes, implicados en la guerra civil en Yemen, una ley que prohíbe exportar las armas a los países que están involucrados en conflictos y violan los derechos humanos. La norma fue aprobada en 1990, pero permaneció inactiva durante 30 años.
Sin embargo, Abu Dabi no considera sus acciones en Yemen como una acción ilegal, ni admite que su participación en el conflicto yemení haya causado víctimas civiles, con lo cual rechazó las acusaciones italianas. Desde entonces la tensión no paró de crecer.
A finales de abril Di Mayo estuvo en los Emiratos, donde el príncipe heredero Mohamed bin Zayed Al-Nahyan y los ministros emiratíes lo acogieron con mucha amabilidad, pero no cambiaron su actitud hacia el embargo, dejando entender que su anulación era una condición sine qua non para mejorar las relaciones bilaterales.
NO SOLO ARMAS
El comercio de armas entre los dos países es un negocio de muchos ceros. En 2020, a pesar de todas las complicaciones creadas por la pandemia del coronavirus, las exportaciones de materiales bélicos italianos a los Emiratos Árabes crecieron en casi un tercio, respecto al año anterior, alcanzando los 117,6 millones de euros.
Sin embargo, por importante que sea, el embargo de armas no es lo único que envenena las relaciones bilaterales. La geopolítica también es un factor de peso.
Los Emiratos no esconden su irritación por la colaboración militar que Italia mantiene con Catar, su rival en el mundo árabe. Actualmente las empresas armamentísticas italianas están completando el acuerdo bilateral de 5.000 millones de euros, que fue firmado en 2016 y preveía la construcción para Catar de una entera flota: cuatro corbetas, un buque anfibio, dos patrulleros menores, sistemas electrónicos de la última generación y armas contra aviones y buques.
Los intereses de Italia y los Emiratos Árabes también entran en conflicto en Libia, donde Roma presta apoyo al Gobierno de Unidad Nacional, en tanto que Abu Dabi financia el Ejército Nacional Libio del mariscal Jalifa Haftar.
Otra fuente de descontento para los emiratíes son algunos proyectos que decidieron financiar en Italia, pero que no tuvieron éxito, como, por ejemplo, el desarrollo de un dron militar que aún permanece en la fase de prototipo.
ELECCIÓN DIFÍCIL
Frente a todos estos rencores, Italia tiene poco que decir, pero mucho que perder. No se trata sólo de la suspensión de los contratos millonarios de venta de armas, que afecta las empresas italianas.
Después del incidente con el avión militar ya no parece tan lejana la perspectiva del cierre de la base italiana en Al Minhad, en Dubái, que complicaría muchísimo la retirada de las tropas italianas de Afganistán, para no hablar de los millones de euros que Roma invirtió en el desarrollo de las infraestructuras del aeródromo.
En la contienda diplomática con los Emiratos Árabes Italia casi no dispone de instrumentos de presión, con lo cual el Gobierno de Mario Draghi se enfrenta con una elección difícil. Resistir a la presión de Abu Dabi, que se traduce en episodios humillantes como el del Boeing 767, significa perder un mercado de exportación importante. Al mismo tiempo, si Italia anula el embargo, pidiendo disculpas, seguramente perderá la cara. El Gobierno de Draghi aún no ha tomado la decisión. (Sputnik)