Dahiana Cusnir
 
Israel tiene una de las tasas más altas de consumo de cannabis en el mundo, pero el Ejército trata de reducirla al mínimo entre sus tropas, una labor que puede resultar difícil por el por ciento de consumidores habituales en el país.
 
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Según datos, un 27 por ciento de la población israelí de entre 18 y 65 años es fumadora habitual de cannabis, lo que coloca al país como uno de los de mayor consumo del mundo. Le sigue Islandia, con un 18 por ciento, y Estados Unidos con un 16.
 
A pesar de la reciente ley de despenalización del consumo de marihuana en el país, como un primer paso hacia la legalización del cannabis para civiles, en el Ejército es otra historia.
 
"El uso de drogas en el marco del servicio militar viola las normas y valores del Ejército y su misión de proteger al Estado de Israel", dijo la Unidad del Portavoz de la institución armada este miércoles.
 
El anuncio se hizo el día en que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) lanzaron una campaña para advertir que el consumo de drogas tendrá consecuencias negativas en los soldados, con penas, reducción de beneficios y multas.
 
PRUEBAS SORPRESA Y PENAS MÁS DURAS
 
"Es sabido que en el Ejército hacen pruebas sorpresivas a los soldados, de orina y de polígrafo, para confirmar que "están limpios", a mí me hicieron varias durante el servicio regular", dijo a Sputnik Eitan R., un informático que, tras cumplido su servicio obligatorio de casi tres años, ahora está en la reserva.
 
La novedad está en el rigor de las penas. Las regulaciones actualizadas fueron formuladas por un comité del Estado Mayor que examinó el consumo de drogas en el Ejército. Y dentro de las penas dan donde más duele a los soldados: por ejemplo, denegación de beneficios especiales para las tropas de combate y también de las subvenciones que todos los soldados reciben cuando completan su servicio obligatorio.
 
"El Ejército sigue una política estricta e intransigente con el consumo de drogas, debido al papel central que los soldados y sus comandantes desempeñan en la defensa del Estado y sus ciudadanos. En virtud de esta responsabilidad mientras estén uniformadas, las tropas están comprometidas con un alto nivel de disciplina y deben mantener una competencia constante en todo momento".
 
Los soldados condenados por un delito de drogas por un tribunal militar son degradados, se les dan antecedentes penales y se les inhabilita para recibir una licencia de conducir civil. Sin embargo, pueden solicitar un indulto al presidente para eliminar sus antecedentes penales, pero sólo después de tres años y medio.
 
MIENTRAS, EN LA VIDA CIVIL...
 
Si bien el consumo de cannabis en público todavía está prohibido, bajo las reglas actuales, está permitido a los adultos poseer hasta 50 gramos de cannabis y hasta 15 semillas para uso personal. La posesión superior a esta cantidad es penada con una multa de unos 2000 shékels ($615) y si se consume en público la multa es de unos 500 shékels ($160)
 
"La percepción del cannabis sigue siendo sesgada, incluso en un país supuestamente liberal como Israel", señaló Dorit Gershon, socióloga. "Es decir, cuando se piensa sobre el alcohol se entiende que es algo que una toma en ocasiones y es perfectamente aceptado socialmente, sin embargo, si una persona consume cannabis suele ser entendida como una drogadicta, es una sustancia que, convencionalmente, los críticos consideran que dice mucho más del carácter de la persona que el consumo de alcohol, por eso esta dualidad, pienso yo".
 
De este modo, los funcionarios públicos israelíes y miembros del Ejército tienen prohibido el uso de esta droga de manera explícita. No así la bebida.
 
Sin embargo, los miembros del Ejército en la reserva están autorizados a utilizar cannabis de uso medicinal desde el 2014. Muchos soldados han recibido recetas de cannabis para tratar Trastorno de estrés postraumático (PTSD, por sus siglas en inglés), con la autorización y apoyo del Ministerio de Salud y del Ministerio de Defensa.
 
Y, tal vez porque una encuesta de 2018 realizada por la Autoridad Antidrogas de Israel encontró que el 54 por ciento de los soldados admitieron haber fumado cannabis durante ese año, el escalafón militar busca atajar este consumo de modo más severo. La pregunta es si lo logrará. 
 
 
Con información de Sputnik