Cada invierno, desde 1971, los máximos dignatarios políticos y empresariales del mundo pasean por la estación de esquí de Davos. Este año, han sido 40 los jefes de Estado que han asistido al Foro Económico Mundial, de un total de 2.500 participantes, en una edición que ha tenido como objeto de debate el “Liderazgo responsable y receptivo”. Una proclama un tanto imprecisa que, sin embargo, ha revestido con un aura distinta esta ‘montaña mágica’ -como la bautizó el escritor Thomas Mann- de los Alpes suizos. Preocupaciones que nunca antes habían sido centrales en la reunión de la élite capitalista pro globalización por excelencia han eclipsado el debate en este recién estrenado 2017. Hablamos de conceptos como el populismo, la desigualdad, la reformulación del capitalismo o el desarrollo sostenible.