Amy Goodman

Otro asesinato en masa, otro tiroteo en el que muchas personas son acribilladas con las balas de un arma adquirida legalmente. Esta vez fue en Oak Creek, Wisconsin, en un templo sij, mientras los fieles se congregaban para su culto semanal. El Presidente Barack Obama declaró el lunes: “Creo que todos reconocemos que este tipo de acontecimientos terribles y trágicos están sucediendo con tanta frecuencia que es preciso que nos detengamos a reflexionar”. Palabras vacías en medio de la masacre. A pesar de que cada día mueren 32 personas por armas de fuego en Estados Unidos, el equivalente a cinco masacres como la de Wisconsin, tanto demócratas como republicanos se niegan a abordar una nueva ley que regule la venta y la posesión de armas. El problema no es el estancamiento político del tema, sino la falta de consenso.