cirujanosUna paciente, a la cual creían con muerte cerebral, despertó cuando iban a extraer sus órganos para donarlos, en los Estados Unidos.

El caso de Colleen Burns, de Nueva York, es abordado ahora por la prensa estadounidense. Ocurrió hace dos años pero los detalles se conocen recién.

Peritos del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EE. UU. constataron que el personal asistencial cometió errores muy graves para certificar la muerte. Los enfermeros ignoraron los signos de recuperación que mostraba Burns tras una sobredosis: apretaba los dedos de los pies y movía la nariz, la boca y la lengua.

Lo más grave es que "la paciente no sufrió ni una parada cardiorrespiratoria —como aseguraban— ni daño cerebral irreversible. La paciente no cumplía los criterios para la extirpación de los órganos", precisa el informe.

Negociado

Mike Adams escribió en la revista New American que "así es como realmente se cosechan los órganos en los Estados Unidos: los pacientes que están al borde de la muerte (pero no realmente muertos) son simplemente 'declarados' muertos, después se retiran sus órganos rápidamente, causando la muerte para siempre". Adams cree que los hospitales tienen un fuerte incentivo financiero para declarar una persona 'médicamente muerta': "El tráfico de órganos es una industria de miles de millones de dólares, (...) un sistema con fines de lucro".

Las autoridades impusieron al hospital una multa de 22,000 dólares en setiembre último, la cual es la mayor sanción impuesta a un centro hospitalario de Nueva York desde 2002.

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