Así es el duelo «prohibido»: cuando manifestar el dolor no está socialmente permitido
La muerte de un amante, de una expareja o incluso de una mascota pueden ser duelos desautorizados. Puede pasar factura más adelante en forma de ansiedad, depresión o trastornos de conducta.
No siempre nos permitimos mostrar nuestro dolor ante una muerte, en especial si nuestro vínculo con la persona fallecida no estaba reconocido socialmente, como el que se mantiene con un amante secreto, aunque también puede darse en otros casos. «Incluso la muerte de una expareja puede ser un duelo desautorizado», explica Montserrat Lacalle, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Lacalle define este tipo de duelo como el que ocurre «cuando la propia persona cree que su dolor no es pertinente, en un intento de racionalizarlo, o bien cuando su entorno no entiende ese sufrimiento porque, socialmente, no es lo que corresponde».