Nutrientes como la taurina, el omega 3, el calcio y la vitamina D protegen ante la enfermedad. El consumo de sardina también mejora otros parámetros de salud, como la regulación del colesterol, la disminución de triglicéridos y la reducción de la presión arterial. 
 
Los efectos saludables de la sardina y del pescado azul son ampliamente reconocidos: sus elevados niveles de grasas insaturadas ayudan a regular el colesterol y a prevenir enfermedades cardiovasculares. Pero sus efectos positivos no se acaban aquí. Un estudio liderado por la profesora e investigadora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) Diana Díaz Rizzolo, ha descubierto que el consumo regular de sardinas tiene un efecto preventivo ante la diabetes tipo 2. Nutrientes presentes en la sardina en altas cantidades, como la taurina, el omega 3, el calcio y la vitamina D, tienen un rol protector ante esta enfermedad, que afecta alrededor de 62 millones de personas en las Américas.
 
 

sardina conserva