En el diario español El País del 15 de mayo de este año, con el título “Madres y padres se organizan en defensa de sus hijos trans”, se lee en el artículo de Daniela Díaz:
Cuando tenía seis años, Martín dio un mensaje claro. “La vida es un río: a una orilla están las niñas y en la otra los niños. A veces estoy en un lado y otras veces voy al otro. A veces estoy en el centro”. Su género es como el agua: fluye. Así, con las palabras más sabias que encontró, se lo confesó a Ivania, su madre bióloga. Amarú lo hizo a los tres años, cuando insistió que su juguete era un niño, un niño como él.