Este mes la ministra de Economía Antonieta Alva dijo que hay gastados 30 mil millones de soles para afrontar la pandemia del coronavirus COVID-19, sin embargo, además de tener el más alto número de muertos por millón de personas en el mundo, los gastos en nuestro país están salpicados de corrupción y malgasto.
Gastos orientados a los “negociazos”
Muchas veces hemos visto escándalos de adquisiciones de equipos médicos que no se ejecutan o que se aplazan para favorecer a mafias de funcionarios enquistados en el Minsa y Essalud en los “negociazos” que se favorecen con la tercerización de tomógrafos, resonadores y otros necesarios para una buena atención, sin embargo, en plena pandemia, las compras están dirigidas a fortalecer a estas mafias.
Antes de la pandemia, tanto en el Minsa como en Essalud la gente padecía para obtener un examen con tomógrafo o resonador, además de otros, pues como las mafias impidieron que se adquieran, se formaban listas interminables de pacientes en espera y entonces los funcionarios decidían tercerizar estos servicios “para agilizar” la atención a los pacientes”, en realidad, para favorecer a los amigotes, pues la espera para tener estos exámenes era todavía larga, con el consiguiente riesgo para pacientes con enfermedades que avanzan minuto a minuto destruyendo el cuerpo, como el cáncer, por lo cual los pacientes se veían obligados a realizar estos análisis en centros particulares.
Grave y perversa omisión de compras para luchar contra el coronavirus
Estamos a siete meses de la llegada del coronavirus al Perú y a casi un año de conocerse el estallido de la pandemia en China, sin embargo, pese a que a partir de la experiencia china se sabe desde el año pasado la mayor parte de lo que se requiere, el Perú no ha adquirido:
Tomógrafos. Sólo se han adquirido seis para todo el país (y eso, recién este mes). Desde el principio se sabe que las tomografías son un elemento indispensable para el diagnóstico de la enfermedad, para la evaluación del estado del paciente, y para un seguimiento en su recuperación posterior, sin embargo, se han adquirido sólo seis tomógrafos lo cual indica que en muchos casos se está realizando un seguimiento casi a ciegas de las personas recuperadas y las secuelas de esta enfermedad. Una buena atención de salud requiere realizar una tomografía el mismo día en que el médico la solicita, pero estamos demasiado lejos de ello, pues si antes de la pandemia el equipamiento era deficiente, ahora es peor por la alta demanda de tomografías para diagnóstico del coronavirus y seguimiento de recuperados.
Resonadores magnéticos. Se sabe que el coronavirus ataca el sistema nervioso central y deja secuelas neurológicas y la mejor máquina para analizar todo ello es el resonador magnético. Tampoco se ha adquirido ninguno hasta la fecha en las instituciones de salud del Estado. No son poca cosa los riesgos neurológicos, pues pueden afectar las facultades cognitivas, motoras y además se debe analizar el riesgo de un derrame cerebral o las secuelas.
Rayos X. Estos aparatos son de lo más esenciales y los hay en hospitales y centros de salud, pero debería haberse avanzado de modo que se instalen hasta en la más lejana posta, pues no sólo servirán para ayuda en los pacientes con coronavirus, sino que son de utilidad para ver fracturas y muchas otras enfermedades y tipos de accidentes. Son indispensables para la lucha contra la tuberculosis y se debe invertir no sólo por la magnitud de su expansión, sino para identificar las lesiones y diferenciarlas de las que ocasiona el coronavirus, los rayos X son básicos para diagnóstico y seguimiento de la enfermedad.
Ecógrafos de diverso tipo. Debería tenerlos hasta la posta más lejana. No se adquieren.
Equipamiento de rehabilitación. En ciertos casos los recuperados del coronavirus presentan secuelas motoras. Nada se ha hecho para equipar nuevas salas de rehabilitación ni para mejorar las existentes.
Respiradores. La información sobre el acondicionamiento de camas UCI no es clara sobre cuántas camas cuentan con respiradores instalados. Sin pandemia ya eran escasas. No todas tienen respiradores. Con la pandemia se ha magnificado el uso de respiradores, pero no se sabe cuántos se han comprado.
Oxígeno. Hasta ahora no se deroga la infame y corrupta resolución que favoreció a un monopolio del oxígeno medicinal, ni se ha organizado una red nacional adecuada de plantas de oxígeno.
Antes la excusa de las mafias de compras era que hay demasiadas exigencias burocráticas para adquirir equipos de salud, pero en estado de emergencia esos requisitos están suspendidos y podrían adquirirse de inmediato. No hay excusa.
La Contraloría y diversos congresistas ya ha identificado derroche en la instalación de hospitales temporales, cuyo costo excesivo salta a la vista, lo cual es grave además porque tienen un tiempo limitado de duración. Lo mismo se puede decir de la adquisición de camas, sillas de ruedas, vestimenta de protección y otros.
Son innumerables las deficiencias detectadas, pero es sumamente preocupante que una vez que termine la pandemia, si regresa nuevamente el golpe de este virus o uno similar, o si como dicen, tendremos el virus por mucho tiempo, el viento se habrá llevado los millones y ni siquiera buenos aparatos nos habrán quedado y tendremos a pacientes mal tratados y maltratados.