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| .................Carolina Tohá |
De manera increíble, el gobierno chileno, en declaraciones de Carolina Tohá, su ministra secretaria general de gobierno, manifiesta su sorpresa por lo que llaman “desaire” de los peruanos, consistente en no asistir en Lima al antro de ratería llamado “embajada de Chile” a un homenaje a Bernardo O’Higgins, personaje que participó en la lucha de independencia del delincuente país del sur.
Luego de burlarse de los deseos del desorientado presidente Alan García —que ha pedido que no se gaste tanto dinero en armamento y que se establezca un acuerdo de no agresión— los chilenos se han tomado muy en serio la pleitesía y servilismo que siempre les han prodigado los gobernantes peruanos y creen que estos sus sirvientes les van a aguantar todo.
Pasa esta vez que Chile ha provocado demasiado al Perú y por muy serviles que sean los políticos peruanos, de alguna manera expresan su desagrado por los malos modales de los políticos y diplomáticos chilenos.
No sabemos cuál pueda ser la “explicación” que quiera dar el gobierno peruano, pero lo que sí es muy claro es que los ciudadanos peruanos están muy molestos por la continuada usurpación de Arica y Tarapacá, que perpetra Chile luego de la sangrienta guerra de 1879-1883 y que continúe en pleno siglo XXI con la usurpación de cuatro hectáreas de Tacna y de más de 37 mil kilómetros de mar peruano, además de los latrocinios de denominaciones de origen peruano, como el pisco, la papa, la chirimoya, la marinera, etc.
Entonces, el sentir de los peruanos es que no nos gusta que Chile robe territorios y usurpe soberanía peruana. En suma, los peruanos repudiamos a Chile porque es país delincuente, que ha robado territorios de Bolivia y del Perú.
Y si tanto desean los chilenos explicaciones del sentir peruano hacia ellos, deben saber algo más, entérense los chilenos de que sus empresas son mal vistas por el pueblo peruano, que tarde o temprano expulsará a los inversionistas de Chile que establecen sus empresas en el Perú, las cuales destacan por la venta de productos de mala calidad y prácticas engañosas o usureras con los clientes.
