Mientras la presidente Dina Boluarte aburría con su soporífero y vacío discurso y con el interminable desfile de Fiestas Patrias, por otro lado había ordenado reprimir las manifestaciones que exigen su renuncia, el cierre del Congreso y nuevas elecciones.
Delegaciones de provincias llegaron a Lima para manifestar su repudio contra Boluarte y la respuesta policial fue bombas lacrimógenas y golpe, que también fue contra reporteros que cubrían estos actos de expresión ciudadana.
Uno de los escenarios de la agresión policial tuvo lugar en la plaza Dos de Mayo, donde se encontraban familiares de las víctimas mortales de las protestas que se desarrollaron en varias regiones del país en enero y febrero pasado.
Como ya se ha hecho costumbre con este régimen, la consigna es lanzar gases, dispersar, golpear, impedir el paso y detener.
Cuando desde la plaza Dos de Mayo los manifestantes se dirigían hacia la plaza San Martín recibieron bombas lacrimógenas y golpes con escudos y varas. Entre los agredidos se cuentan a mujeres aimaras que llegaron desde Puno, región que fue escenario de la masacre de Boluarte entre diciembre 2022 y enero de este año.
Deudos de los asesinados por el régimen en Juliaca marcharon de luto, portando cruces negras, ataúdes y carteles.
A todo esto Boluarte se ha exhibido arrodillada en la catedral, comulgando y burlándose en su mensaje donde pide perdón por la represión, a la vez que en lugar de castigar, premia a los responsables.