Medios de prensa internacionales informan que el barco de la armada peruana Pisco está en España embarcando seis helicópteros Sea King desarmados que la armada española ha vendido al precio simbólico de 100 euros cada uno, suma explicable porque se trata de aparatos con más de 50 años de antigüedad, de los que quieren deshacerse para adquirir nuevos.

 

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Escuchando todos los días que la economía del Perú es boyante, que somos el país de América Latina con las finanzas más estables y con la moneda más estable, es inevitable preguntarnos por qué no se compran helicópteros nuevos. Algunos sinvergüenzas podrían decir que primero están los gastos para la atención de la salud y la educación, y que la inversión en defensa no es prioritaria. A ese argumento —que apunta a sabotear la capacidad defensiva del país— habría que responder que con o sin gastos en defensa, hace tiempo que la aplicación de la Constitución de 1993 ha puesto en el último lugar la educación y la salud, que son las peores de América Latina, situación que no va a cambiar. ¿Quiénes se roban el dinero no invertido en educación, salud y defensa?

Desde el punto de vista técnico, ciertos corruptos podrían sostener que el ingenio e inventiva de los técnicos e ingenieros de la fuerza armada permitirán dejar como nuevos los helicópteros. Pero resulta que aunque les pongan repuestos y componentes nuevos, la estructura interna y la cubierta de metal (“carrocería”) ya sienten el paso de los años en lo que se denomina fatiga de materiales, que se manifiesta al comienzo con microfisuras y depués con rajaduras y roturas. Por esta razón los españoles dieron de baja esas aeronaves. Infobae publica hoy 13 de agosto:

 

Desde el gobierno español indicaron que el valor del helicóptero (100 euros cada uno) se fijó luego de un inventario de material, en el que se contraponen circunstancias como la obsolescencia del material, su alto costo de reparación, el costo para transportarlo y sus limitadas oportunidades de ser vendido.

 

Si un país de mejor economía que el Perú quiere evitar el alto costo de reparar aparatos obsoletos, el Perú sí puede asumir ese alto costo; además, la frase “sus limitadas oportunidades de ser vendido” pone en claro que no habían podido vender a nadie los helicópteros.

Por ahí pueden argumentar aduciendo el ejemplo de los bombarderos estratégicos TU-95 (ruso) y B-52 (estadounidense), que son modelos con más de 60 años de antigüedad que continúan en servicio y prevén usarlos por lo menos 20 años más; pero olvidan mencionar, en primer lugar, que estamos ante países con gran capacidad industrial que producen aviones y que las líneas de producción de esas aeronaves continúan trabajando, nunca faltan repuestos, incluso fabrican nuevos aviones de ese modelo y con regularidad les hacen mantenimiento y reparaciones totales (overhaul).

Como si no fuese suficiente el ridículo internacional del Perú por los desplantes sufridos por la presidenta Dina Boluarte y la ministra de Relaciones Exteriores en su reciente viaje al extranjero, ahora con estos helicópteros estamos en el nivel de países africanos que mendigan armamento o lo reciben de regalo.

También debe tenerse en cuenta que la adquisición de material y equipo militar de los EE.UU. es un riesgo para la seguridad del Perú porque apenas haya decisiones soberanas que tomemos, ese país nos impondrá sanciones, impedirá la compra de repuestos, entre otros, de manera que si al defendernos de una agresión chilena pasamos a la contraofensiva, inmediatamente intervendrá EE. UU. para proteger a su sirviente Chile. Lamentablemente, los militares peruanos son ingenuos e igualados, creen que para EE. UU. es igual el perdedor (Perú) que el vencedor (Chile).

Para que nuestros militares cometan estos errores —por decir lo menos—, se ve que en el examen de ingreso a los institutos armados pasan por alto la Historia del Perú; de otra manera no se explica que ignoren que durante la invasión de Chile al Perú y después, EE.UU. tuvo una posición nunca favorable al Perú, actitud que se concretó cuando pese a que el informe de los generales John Pershing y William Lassiter señalaba las trabas que ponía Chile al referéndum para decidir el destino del territorio invadido, el gobierno de EE.UU. no movió un dedo para llamar al orden a su sanguinario y ratero sirviente Chile, que salió con su gusto de boicotear la consulta popular para poder usurpar los territorios peruanos.

Quizá los militares peruanos no sepan eso, o lo saben y por eso aman mucho a EE.UU. y lo consideran amigo y aliado.

 

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