 |
Joran Van der Sloot, presunto asesino de la universitaria Stephany Flores, fue presentado en conferencia con la participación del ministro del Interior.
El sujeto fue traído por tierra por una caravana de vehículos policiales que hicieron posta en Arequipa e Ica. A la altura del kilómetro 35 de la Panamericana Sur, cuando se le cambió de vehículo, indignados ciudadanos lo insultaron y trataron de darle manotazos y una mochila, mientras decenas de curiosos observaban el jaleo entre la policía y la prensa que pugnaba por capturar imágenes y acercarse a Van der Sloot.
El detenido apareció enmarrocado y con chaleco antibalas, con un semblante tranquilo y actitud calmada. Los periodistas nacionales y extranjeros dirigieron algunas preguntas al acusado, quien permaneció en silencio.
El director general de la Policía Nacional del Perú (PNP) anunció que la investigación se inicia pero explicó que no se puede revelar detalles porque se encuentran en una etapa en la cual se debe guardar reserva para no entorpecer las pesquisas.
En el salón donde se realizó la presentación, abarrotado de periodistas nacionales y extranjeros, se advirtió cierto desorden. Van der Sloot fue paseado tres veces para posar ante cámaras, hecho que no sólo revela la improvisación del personal a cargo de prensa e imagen de la PNP y es una falta de respeto —por más culpable que pueda resultar— al detenido, convertido así en una cosa, presa o trofeo. No hay justificación, pues han tenido excesivo tiempo para planificar detalles de la presentación.
¿Es necesario que aparezca el ministro del Interior para presentar a un detenido? Debería utilizar su tiempo en planificar cómo reducir el nivel de delincuencia que azota a Trujillo y otras ciudades, a las que mantiene abandonadas en materia de seguridad, en lugar de buscar la exposición excesiva a los medios de comunicación.
Ver vídeo aquí.
