Barcelona (España), 23 abr (Sputnik).- Miles de personas salieron a las calles de Barcelona este viernes, por primera vez desde 2019 por el coronavirus, para celebrar la festividad de Sant Jordi, en que tradicionalmente se intercambian libros y rosas.
Pese a las restricciones de aforo y al cierre perimetral de la región de Barcelona, muchos ciudadanos se animaron a pasear entre los puestos callejeros de venta de libros después de que el año pasado la jornada transcurrió en pleno confinamiento.
El sector literario organizó este año una fiesta descentralizada, con espacios al aire libre preparados con controles de aforo para evitar aglomeraciones.
El céntrico Paseo de Gracia se llenó de familias, parejas y amigos que desde primera hora de la mañana salieron a buscar libros o simplemente a aprovechar el ambiente primaveral tras varios días de bajas temperaturas.
Aunque no hubo las aglomeraciones de otros años, se pudieron ver largas colas para acceder a los cerca de 500 puntos de venta y firma de libros habilitados en lugares emblemáticos de la ciudad o frente a librerías y floristerías.
En declaraciones a Sputnik, la presidenta del Gremio de Libreros de Cataluña, Maria Carme Ferrer, explicó que el sector literario espera conseguir un 60 por ciento de la facturación obtenida en el Sant Jordi de 2019, cuando se vendieron 1,64 millones de ejemplares.
Por su parte, el Gremio de Floristas confía distribuir entre 3,5 y 4 millones de rosas a lo largo del día, un 40 por ciento menos que en años anteriores.
Sant Jordi (San Jorge en castellano) es el patrón de Cataluña y su fiesta coincide con el Día Internacional del Libro, que recuerda el fallecimiento de Miguel de Cervantes y William Shakespeare, dos símbolos de la literatura universal.
Cuenta la leyenda que Jordi era un caballero romano que salvó a una princesa de las garras de un dragón, y que de la sangre de la bestia brotó una rosa roja.
De esta historia nació la costumbre en Cataluña de intercambiar rosas y libros el 23 de abril, un acto de aprecio equivalente a San Valentín para los enamorados pero que también es común entre amigos, familiares o compañeros de trabajo.
Sant Jordi es una de las festividades anuales más queridas por los catalanes y, pese a ser un día laborable, atrae cada año a cientos de miles de personas en Barcelona y otras ciudades de la región. (Sputnik)