Día mundial del duelo perinatal, 15 de octubre. La sociedad, la pareja y los rituales tienen un papel muy importante para superar el dolor cuando un embarazo no prospera
La muerte perinatal, que los expertos suelen definir como la que se produce desde la semana 22 de gestación hasta los 28 días después del parto, afecta a miles de familias anualmente. Concretamente en América Latina y el Caribe, cerca de 100 mil recién nacidos murieron en la región antes de cumplir su primer mes de vida en 2016, según datos publicados por UNICEF. Las reacciones emocionales de quienes sufren en primera persona estas pérdidas son similares a las de los afectados por otras muertes: es frecuente que haya momentos de rabia, de incredibilidad, de depresión, de culpa, etc. Sin embargo, el duelo perinatal tiene características especiales que pueden hacerlo aún más complicado.
Como explica Montserrat Lacalle, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, "se trata de una situación en la que ni la madre ni el padre han podido siquiera interactuar con el bebé, en el caso de la muerte intrauterina, o en la que la interacción ha sido muy escasa. Además, en muchas ocasiones no hay rituales como en la muerte que se produce en otras franjas de edad". "Por otro lado, existe una parte social que deslegitima ese duelo", indica.
De hecho, en ocasiones el sufrimiento es invalidado hasta por la propia persona, debido precisamente a la infravaloración social de este tipo de duelo, que durante mucho tiempo se incluía dentro de los llamados duelos "prohibidos", es decir, los que no cuentan con el lugar que deberían tener en la sociedad. Como recuerda Lacalle, son frecuentes los comentarios dirigidos a la persona que ha perdido a un futuro hijo o hija que no hacen más que invalidar ese dolor. "Oímos frases como 'Eres joven, ya tendrás otro bebé' o 'Tienes que volver a intentarlo'. Estos comentarios serían impensables en otros duelos. Si uno pierde a un hermano, a una hermana o a un amigo, a nadie se le ocurriría decirle 'No te preocupes, tienes más amigos' o 'No te preocupes, tienes más hermanos'. En cambio, en el duelo perinatal, socialmente se intenta tranquilizar a la persona con frases que solo acrecientan más el dolor. Parece que no entendemos que la otra persona está sufriendo", explica la experta.
Esa invalidación social puede dificultar todo este proceso. Sin embargo, también existen otros comportamientos que pueden influir en su cronificación: entre ellos, el hecho de que la persona afectada no hable de ello, no conecte con la pérdida o lo racionalice excesivamente. "Sabemos que no hablar de estas situaciones que son tan dolorosas no es en absoluto una solución, aunque lo parezca. Puede serlo a corto plazo, pero a largo plazo acaba teniendo consecuencias en forma de efectos negativos para la persona", explica la profesora colaboradora de la UOC.
En esos casos, es frecuente que, si después de un tiempo se intenta tener otro hijo, la persona sufra reacciones emocionales negativas. "Si una persona tiene acompañamiento emocional y afronta la pérdida, hay menos probabilidades de que aparezcan síntomas de ansiedad y estrés en el futuro", aclara Montserrat Lacalle.
Cómo afrontar el duelo perinatal
Aunque muchas personas transitan a su manera por el duelo y acaban llegando a su resolución por si mismas, en ocasiones se necesita ayuda profesional. Los expertos saben que se ha llegado al punto en el que es recomendable consultar a un psicólogo cuando la persona que ha sufrido la pérdida tiene conductas desadaptativas que pueden traducirse en dificultades para concentrarse y dormir, y en el hecho de que su día a día esté muy marcado por esa pérdida. "Este es el elemento más definitorio de que el duelo se está convirtiendo en patológico o de que esa persona necesita que alguien la ayude", sostiene la profesora colaboradora de la UOC.
Además, independientemente de que haya o no ayuda profesional, lo que los expertos recomiendan especialmente en este tipo de duelos que pueden ser recibidos con cierta incomprensión por la sociedad es que los afectados acudan a grupos de ayuda mutua y contacten con otras personas que han pasado por una situación similar. "Este apoyo, aunque no sea tan profesional, ayuda mucho a encontrar comprensión en personas que están pasando por lo mismo. Afortunadamente, la forma de afrontar el duelo perinatal está cambiando mucho en los últimos años, y ya existen encuentros de parejas que han perdido a sus bebés en estas circunstancias. Incluso se hacen rituales colectivos", explica Lacalle.
También es importante que se encuentre la forma de despedirse del hijo que se esperaba, al igual que ponerle nombre, decidir qué hacer con su habitación y las cosas ya compradas, o guardar algunos recuerdos. Pero siempre "hay que respetar los tiempos de cada persona y de cada pareja, que son distintos en cada caso", recuerda Montserrat Lacalle.
El papel de la pareja
Cuando se trata de una pareja, los dos miembros sufren la pérdida. Sin embargo, la mujer vive una situación diferente porque puede tener toda una serie de reacciones hormonales: es posible que experimente la subida de la leche, y a algunas mujeres les han tenido que inducir el parto, por lo que han sufrido dolor y contracciones y han dado a luz a su hijo fallecido. "Todo esto hace que la mujer, aparte de la pérdida emocional, tenga una serie de repercusiones físicas que no podemos obviar y que hacen que la situación sea distinta a la de su pareja", señala la profesora colaboradora de la UOC.
Sin embargo, eso no quiere decir que los hombres no sufran. De hecho, según Montserrat Lacalle, hay hombres que "se sienten muy invalidados porque, al no tener esas secuelas físicas de su pareja, parece que no están pasando por esa situación de dolor. Y no es así. Hay muchos hombres que también reclaman, de forma muy legítima, ese lugar importante porque ellos también sufren. Ahí hay todo un trabajo por hacer para que puedan hablar, entenderse y dar su lugar a ese sufrimiento compartido", afirma Lacalle.
Por eso, la comunicación entre los dos miembros de la pareja es fundamental para la resolución del duelo. Es necesario "que puedan hablar de lo que siente cada uno, que puedan apoyarse mutuamente, porque hay un tipo de apoyo que surge entre ellos que es difícil de sustituir", concluye la experta.