El Comercio: entrevista a Diego García Sayán
Por Juan Sheput
Cuando uno lee lo que se publica en periódicos como Expreso o Correo uno se pone a pensar sobre las simas a las que ha descendido cierto periodismo en el Perú. Sin mayor tiraje y dependientes de la extrañamente generosa publicidad estatal, estos medios se dedican a imprimir mentiras sin escrúpulos y si alguien los enrostra judicialmente se quejan de atentados contra la libertad de prensa o expresión.
Por Juan Sheput
Cuando uno lee lo que se publica en periódicos como Expreso o Correo uno se pone a pensar sobre las simas a las que ha descendido cierto periodismo en el Perú. Sin mayor tiraje y dependientes de la extrañamente generosa publicidad estatal, estos medios se dedican a imprimir mentiras sin escrúpulos y si alguien los enrostra judicialmente se quejan de atentados contra la libertad de prensa o expresión.
Son remanentes que ha dejado el fujimontesinismo a los cuáles, cómo demócratas, hay que tolerar. Como se decía ayer, en relación a la información, en el programa de Andrés Oppenheimer, la gente sabe diferenciar y hay asuntos que, por más publicados que estén, muy pocos toman en cuenta. Son medios de casi nula credibilidad. No son serios y cada vez los lee menos gente seria.
Pero las mentiras no sólo vienen por el lado de la prensa escrita o cierta prensa radial o televisiva. También viene disfrazada de política. Es el caso de las mentiras que permanentemente emite Rafael Rey, confeso practicante y que no hace mucho bien que digamos a la imagen de la Santa Iglesia Católica con sus gestos, actitudes y declaraciones.
El señor Rey, para más señas miembro del Opus Dei, señala que el fallecido ex presidente Valentín Paniagua y el Dr. Alejandro Toledo han liberado a terroristas. Lo dice en cuanto lugar puede, de manera poco ecuánime y hasta obsesiva. Inclusive tiene a uno de sus asesores, en una radio local, lanzando frases atropelladas con el ánimo de formar opinión en una sociedad que ha aprendido a repudiar a los enemigos de los derechos humanos.
El día de hoy, el ex ministro de Justicia y de Relaciones Exteriores, Diego García Sayán, concede una entrevista a El Comercio, en la cual señala que las mentiras de Rafael Rey hasta configuran un delito y que él, Rey, sabe que miente cuando asegura que se ha liberado a terroristas.
Este no es un hecho aislado. En un país serio, digamos de primer mundo como le gusta decir a Alan García, no se permitiría que un ministro de Estado tenga su propia agenda y mucho menos se dedique a lanzar mentiras a diestra y rediestra. Tampoco se permitiría que un ministro de Estado haga permanentemente el ridículo asumiendo poses de conocedor en temas que, como el de Defensa, exigen conocimientos especializados. En otras palabras, si el señor Rey sigue haciendo lo que su agenda personal le señala y sigue mintiendo, es por que goza del apoyo del presidente de la República. No decimos del premier Velásquez Quesquén, como constitucionalmente corresponde, porque se ha autocalificado como un soldado y. como se sabe, la tropa no decide en una estructura jerárquica y autoritaria como la que padece el Perú en la actualidad.
El Comercio: Rafael Rey sabe que está mintiendo
Pero las mentiras no sólo vienen por el lado de la prensa escrita o cierta prensa radial o televisiva. También viene disfrazada de política. Es el caso de las mentiras que permanentemente emite Rafael Rey, confeso practicante y que no hace mucho bien que digamos a la imagen de la Santa Iglesia Católica con sus gestos, actitudes y declaraciones.
El señor Rey, para más señas miembro del Opus Dei, señala que el fallecido ex presidente Valentín Paniagua y el Dr. Alejandro Toledo han liberado a terroristas. Lo dice en cuanto lugar puede, de manera poco ecuánime y hasta obsesiva. Inclusive tiene a uno de sus asesores, en una radio local, lanzando frases atropelladas con el ánimo de formar opinión en una sociedad que ha aprendido a repudiar a los enemigos de los derechos humanos.
El día de hoy, el ex ministro de Justicia y de Relaciones Exteriores, Diego García Sayán, concede una entrevista a El Comercio, en la cual señala que las mentiras de Rafael Rey hasta configuran un delito y que él, Rey, sabe que miente cuando asegura que se ha liberado a terroristas.
Este no es un hecho aislado. En un país serio, digamos de primer mundo como le gusta decir a Alan García, no se permitiría que un ministro de Estado tenga su propia agenda y mucho menos se dedique a lanzar mentiras a diestra y rediestra. Tampoco se permitiría que un ministro de Estado haga permanentemente el ridículo asumiendo poses de conocedor en temas que, como el de Defensa, exigen conocimientos especializados. En otras palabras, si el señor Rey sigue haciendo lo que su agenda personal le señala y sigue mintiendo, es por que goza del apoyo del presidente de la República. No decimos del premier Velásquez Quesquén, como constitucionalmente corresponde, porque se ha autocalificado como un soldado y. como se sabe, la tropa no decide en una estructura jerárquica y autoritaria como la que padece el Perú en la actualidad.
El Comercio: Rafael Rey sabe que está mintiendo