La inmadurez social del gobierno

Por Juan Sheput


¿Qué tienen en común el Regatas, el Starbucks, el Bohemia, los Delfines o el Country Club de San Isidro? Pues que todos son restaurantes o cafés que han sido visitados por el presidente Alan García en menos de una semana.


Que el presidente de la República decida cambiar la discreción de su despacho por la figuración pública (con todos los inconvenientes que esto genera) no sería mayor problema si es que las redacciones de los medios de comunicación no estuvieran recibiendo los datos con la presencia del doctor García en tal o cual restaurant, almorzando o cenando con tal o cual persona. Hay, como me decía un amigo periodista, el afán de lo que se llama en jerga farandulera "figuretear", buscar reconocimiento. Podría ser, el doctor García está en su derecho, aunque visitas de este tipo demuestran que el presidente García pasa por un momento de bonanza económica, pues que yo sepa, cualquier mortal austero como dice que es el señor presidente, no almuerza, cena o toma café todos los días afuera de casa, salvo que esté gozando de muy buenos ingresos o usando el presupuesto presidencial.

¿Qué mensaje transmite el presidente? ¿El del consumismo y el despilfarro o el de la bonanza que, aunque sea pasajera, se quiere mostrar? ¿A qué tipo de comportamiento obedecerá todo esto? ¿Qué tipo de reconocimiento busca el doctor García? Con excepción del Regatas, club que como recordamos fue beneficiado con una venta de terreno estatal a precios excepcionales, todos los otros restaurantes quedan en zonas exclusivas.

Habrá que felicitar al presidente de la República por la situación del país, sin mayores problemas de seguridad o pobreza, que le da el tiempo suficiente para que pueda visitar y consumir en restaurantes exclusivos con tanta asiduidad.