EsSalud es más grande que sus problemas
essalud.jpgDr. Santiago Vinces Rentería
Con ocasión del terremoto noticioso que ha sacudido EsSalud, un distinguido amigo me ha enviado una carta, la misma que pongo en conocimiento de los lectores por su relevancia ética y moral.
“En el curso de la vida de un individuo, existen unas de cal y otras de arena; pero cuando las de arena son lindantes con la ética empieza el personaje a perder glamour. Es entonces cuando nos preguntamos ¿es un ídolo con pies de barro o de estiércol? Cualquiera sea la respuesta ésta va en negativo, dicho de otra forma se dibuja el verdadero perfil.

Asimismo, en el curso de la vida de un individuo metido en política, su camino se hace muy azaroso; pero su ejecutoria como gobernante o gestor marcará el derrotero de su recuerdo. Más allá de los oropeles, o condecoraciones convenidas, o la costosa propaganda para publicitar falsamente lo que no se ha hecho, subyace la sentencia inobjetable: “vox populi, vox Dei”, la voz del pueblo es la voz de Dios. Por esta sentencia se puede reconocer a aquellos gobernantes o gestores cuya grandeza radica en su humildad, su honradez; y aquellos otros cuya pequeñez radica en su arrogancia e indecencia.

En EsSalud hemos tenido como presidentes ejecutivos a unos y a otros. Hace muy poco, uno de ellos, Don José Barsallo Burga, se fue al cielo en olor de multitudes, querido por muchos, por sus obras, honradez y una foja de servicios de entrega plena a la seguridad social… se fue por la puerta grande. Pero también hay otros, tan publicitados y protegidos desde Palacio de Gobierno, que irán camino al infierno, con deshonra y penalidad, a la par de desprestigio personal y político. El uno es orgullo familiar, fraternal y político; el otro ya es vergüenza. La historia siempre la escriben los que sobreviven a estos desaguisados, pero esta historia se está escribiendo sola, es el mejor homenaje a los olvidados del partido de gobierno que no se ensuciaron con barro o con estiércol”.

A pesar de todo lo sucedido, debemos pensar en nuevos horizontes para nuestra seguridad social. En otros países donde la seguridad social tiene un buen desarrollo, se vienen intentando nuevas formas de gestión con resultados que no son nada desdeñables. Por ejemplo, en Francia la autoridad máxima de la seguridad social es designada por los trabajadores y no por el gobierno, de esta manera el gobierno no mete mano ni uña en ella. En España,a concesión de servicios de salud al sector privado que atienden a los asegurados se hace con criterios de beneficio económico y eficiencia para la seguridad social española y sus asegurados; y no como viene sucediendo en nuestro país.

Anteriormente existía en la seguridad social el Consejo de Vigilancia, era un órgano autónomo que controlaba y auditaba las acciones de la Presidencia Ejecutiva, pero que lamentablemente fue eliminado en la Ley de Creación de EsSalud por el fujimorismo; hoy en la práctica nadie controla EsSalud, aun cuando nominalmente existan órganos de control. Debe repensarse en la posibilidad de un poderoso órgano de control interno o Consejo de Vigilancia que corrija los errores del pasado, con dependencia funcional de la Contraloría General de la República, y con capacidad sancionadora.

Evidentemente que nuestra seguridad social es más grande que sus problemas, y ya es hora que el gobierno, como el mayor empleador que aporta a la seguridad social, comprenda la necesidad de poner en el mando de EsSalud a verdaderos gestores, y no pagar favores políticos. Es hora que los gobernantes entiendan que la seguridad social es la única institución donde el concepto de solidaridad alcanza su máxima connotación, y como tal se le debe proteger de los buitres que están al acecho para medrar de ella.

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