Más vale andar solo
Por César Lévano.
Este fin de semana me ha dado vueltas en la cabeza una frase que el gran narrador puertorriqueño Luis Rafael Sánchez pone en labios de un lector:
-No se me haga el tonto, don Luis Rafael. La izquierda también engaña, y cuando la izquierda engaña es peor, porque acaba con los últimos ahorros de esperanza de la gente buena.
La frase figura en la novela La importancia de llamarse Daniel Santos. Parece mandada hacer para ciertos “izquierdistas” que sólo piensan en términos de acomodo, curules e ingresos, mientras son capaces de jurar que lo hacen en nombre de Mao y hasta de Mariátegui. En el fondo, deberían jurar por Dios y por la plata.
Ayer, El Comercio publicó una entrevista a Manuel Rodríguez Cuadros que arroja luz sobre la alianza que ha lanzado su candidatura presidencial y que incluye al partido maoísta Movimiento de la Nueva Izquierda (Patria Roja).
Cuando la entrevistadora, Mariella Balbi, le adujo: “El MNI plantea un cambio de modelo económico neoliberal”, la respuesta fue contundente:
-“Eso no lo dice Fuerza Social ni lo diré yo como candidato. En el mundo sólo hay un modelo de economía: el del mercado.”
Y más adelante subraya el candidato: “Las partes han renunciado a sus planteamientos anteriores y han convergido en un planteamiento unitario.”
De renunciación, pues, se trata. Es bueno saberlo en aras de la claridad política y, sobre todo, de la limpieza ética.
Hay que señalar que Rodríguez Cuadros es un diplomático excepcional. Su paso por la Cancillería, sus libros, su desempeño como embajador en Bolivia, lo califican como un defensor de los intereses exteriores del Perú y de la unidad latinoamericana.
Eso no se discute. Lo que sí habrá que discutir ahora es su programa de gobierno neoliberal. Que ese es fondo político de Fuerza Social lo dije en su momento, al tiempo que defendíamos -casi a solas- la candidatura de Susana Villarán a la alcaldía de Lima. Hace pocas semanas, cuando todavía era posible una convergencia electoral de las fuerzas de izquierda, progresistas y nacionalistas, Gustavo Guerra-García precisó en un debate público que Fuerza Social defendía la política neoliberal de apertura y la inversión extranjera. Rodríguez Cuadros puntualiza que no se propone establecer impuestos a las sobreganancias.
El nuevo alineamiento político me hace sospechar que el neoliberalismo con caras nuevas puede engendrar un neoaprismo con caras viejas. El arribismo, el oportunismo, el electoralismo están allí, aguardando su cuota de curules. Creo que sus cálculos van a fallar. Una fosa común aguarda a todos los aprismos.
Otra resultante: el único candidato opuesto a la economía neoliberal, el solitario antisistema, viene a ser Ollanta Humala. A lo mejor le favorece esa soledad, ese monopolio.