Nipona Keiko Fujimori y secuaces japoneses nuevamente al asalto del Perú
Otra extranjera con koseki incluído que pretende burlarse de los peruanos
Por César Vázquez Bazán
Ciudadana japonesa Keiko Fujimori, inscrita como japonesa tal cual consta en su documento de nacionalidad nipona (koseki). Siguiendo el mal ejemplo del extranjero Kuczynski, la hija del ladrón Fujimori intenta ser candidata a la presidencia mintiendo a los peruanos sobre su nacionalidad.
Otra extranjera con koseki incluído que pretende burlarse de los peruanos
Por César Vázquez Bazán
Ciudadana japonesa Keiko Fujimori, inscrita como japonesa tal cual consta en su documento de nacionalidad nipona (koseki). Siguiendo el mal ejemplo del extranjero Kuczynski, la hija del ladrón Fujimori intenta ser candidata a la presidencia mintiendo a los peruanos sobre su nacionalidad.
Con la desvergüenza más grande del mundo, la hija japonesa del delincuente convicto Alberto Fujimori intenta seguir los pasos políticos de su padre. Cuenta para ello con la ayuda de una banda de nipones conformada, entre otros, por su hermano Kenyi Fujimori y el funcionario de la dictadura fujimorista Jaime Yoshiyama.
Por supuesto, semejante aspiración de Keiko Fujimori a convertirse en dictadora sólo puede pensarse en países como el Perú, que han perdido la dignidad nacional precisamente por acciones de gobernantes como su padre (y hoy, como García Pérez). La ambición de la ciudadana japonesa, con nombre japonés —Keiko— y apellido japonés —Fujimori— es como si la hija del dictador Mobutu Sese Seko quisiera ser “presidenta” de Zaire. O como si la hija de Pinochet quisiera ser “presidenta” de Chile. O como si la hija de Morales Bermúdez quisiera ser “presidenta” del Perú.
Las principales razones por las cuales sería un insulto total a la nación peruana que la Fujimori prosiga con sus intenciones “electorales” son las siguientes:
1.- Keiko Fujimori es hija de un delincuente convicto y preso, que usó del Gobierno para enriquecerse y, de paso, vender el país a intereses extranjeros. Existe evidente conflicto de intereses y nepotismo cuando la hija de ese delincuente intenta ser candidata presidencial.
2.- Keiko Fujimori es hija de un dictador que violó derechos humanos, violentó la Constitución, usufructuó de la administración pública en provecho propio, y envileció a los militares. Ese dictador, que con sus acciones hizo tanto daño a los pobres del Perú, es la principal guía, orientación y ejemplo de la Fujimori.
3.- Al igual que su padre, Keiko Fujimori tiene la ciudadanía japonesa con koseki incluído. Por ello, la lealtad de Keiko Fujimori no es lealtad al Perú. Su lealtad es al Japón. Llegado el momento, servirá a los intereses del Japón más que a los intereses del Perú. Y, cuando las papas quemen, Keiko correrá a la embajada nipona a refugiarse.
4.- Keiko Fujimori está involucrada y/o tiene conocimiento, de una u otra manera, de muchos de los delitos cometidos por su padre. Por ejemplo, siguió estudios de college en los Estados Unidos financiada con el dinero que Fujimori y Montesinos robaron del Fisco. Sobre ese y otros aprovechamientos, la ciudadana japonesa Keiko Fujimori debe rendir cuentas ante la justicia peruana.
5.- La comunidad japonesa en el Perú debe adoptar una posición respecto a los juegos políticos de los Fujimoris y los Yoshiyamas y deslindar claramente con ellos. Digamos que el régimen fujimorista de 1990-2000 no dejó muy bien parado el prestigio de los japoneses y niseis en el Perú. Peor aún, el gobierno de Japón se burló del país cuando se negó a entregar a su ciudadano Fujimori, manteniéndolo como refugiado en Japón por largos años, algo que el los peruanos dignos no olvidamos fácilmente.
6.- Si los nipones o descendientes de japoneses residentes en el Perú mantienen silencio oriental frente al tema, los peruanos debemos prepararnos para ejercer un boicot generalizado y abierto en contra de los negocios de propiedad japonesa en el Perú. Si la ciudadana japonesa Fujimori persiste en ofender al país con su candidatura, los peruanos debemos abstenernos de comprar en negocios de nipones. Más aún, debemos abstenernos de consumir productos y servicios japoneses.
http://cavb.blogspot.com/
Por supuesto, semejante aspiración de Keiko Fujimori a convertirse en dictadora sólo puede pensarse en países como el Perú, que han perdido la dignidad nacional precisamente por acciones de gobernantes como su padre (y hoy, como García Pérez). La ambición de la ciudadana japonesa, con nombre japonés —Keiko— y apellido japonés —Fujimori— es como si la hija del dictador Mobutu Sese Seko quisiera ser “presidenta” de Zaire. O como si la hija de Pinochet quisiera ser “presidenta” de Chile. O como si la hija de Morales Bermúdez quisiera ser “presidenta” del Perú.
Las principales razones por las cuales sería un insulto total a la nación peruana que la Fujimori prosiga con sus intenciones “electorales” son las siguientes:
1.- Keiko Fujimori es hija de un delincuente convicto y preso, que usó del Gobierno para enriquecerse y, de paso, vender el país a intereses extranjeros. Existe evidente conflicto de intereses y nepotismo cuando la hija de ese delincuente intenta ser candidata presidencial.
2.- Keiko Fujimori es hija de un dictador que violó derechos humanos, violentó la Constitución, usufructuó de la administración pública en provecho propio, y envileció a los militares. Ese dictador, que con sus acciones hizo tanto daño a los pobres del Perú, es la principal guía, orientación y ejemplo de la Fujimori.
3.- Al igual que su padre, Keiko Fujimori tiene la ciudadanía japonesa con koseki incluído. Por ello, la lealtad de Keiko Fujimori no es lealtad al Perú. Su lealtad es al Japón. Llegado el momento, servirá a los intereses del Japón más que a los intereses del Perú. Y, cuando las papas quemen, Keiko correrá a la embajada nipona a refugiarse.
4.- Keiko Fujimori está involucrada y/o tiene conocimiento, de una u otra manera, de muchos de los delitos cometidos por su padre. Por ejemplo, siguió estudios de college en los Estados Unidos financiada con el dinero que Fujimori y Montesinos robaron del Fisco. Sobre ese y otros aprovechamientos, la ciudadana japonesa Keiko Fujimori debe rendir cuentas ante la justicia peruana.
5.- La comunidad japonesa en el Perú debe adoptar una posición respecto a los juegos políticos de los Fujimoris y los Yoshiyamas y deslindar claramente con ellos. Digamos que el régimen fujimorista de 1990-2000 no dejó muy bien parado el prestigio de los japoneses y niseis en el Perú. Peor aún, el gobierno de Japón se burló del país cuando se negó a entregar a su ciudadano Fujimori, manteniéndolo como refugiado en Japón por largos años, algo que el los peruanos dignos no olvidamos fácilmente.
6.- Si los nipones o descendientes de japoneses residentes en el Perú mantienen silencio oriental frente al tema, los peruanos debemos prepararnos para ejercer un boicot generalizado y abierto en contra de los negocios de propiedad japonesa en el Perú. Si la ciudadana japonesa Fujimori persiste en ofender al país con su candidatura, los peruanos debemos abstenernos de comprar en negocios de nipones. Más aún, debemos abstenernos de consumir productos y servicios japoneses.
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