Mensaje de un perdedor: Castañeda acusa a Toledo de guerra sucia
Por Juan Sheput
Desesperación. Si queremos definir lo que transmite Castañeda Lossio no encontramos mejor palabra. Ha tenido una entrevista en RPP a lo largo de la cual no ha transmitido nada concreto, ni una propuesta sólida, ni siquiera atributos que se exige a un candidato como temple o talante político, sólo desesperación.
Por Juan Sheput
Desesperación. Si queremos definir lo que transmite Castañeda Lossio no encontramos mejor palabra. Ha tenido una entrevista en RPP a lo largo de la cual no ha transmitido nada concreto, ni una propuesta sólida, ni siquiera atributos que se exige a un candidato como temple o talante político, sólo desesperación.
Acusar sin pruebas es un recurso simplón propio de los que se sienten acosados por los nervios. Y eso es lo que sucede con Luis Castañeda Lossio. Decir que Alejandro Toledo está detrás de una guerra sucia es equivocar la interpretación del mensaje de la sociedad que le exige que sea transparente y rinda cuentas de su gestión.
En lugar de quejarse, Castañeda Lossio debería estar feliz de que lo investiguen en la Municipalidad. Sería una oportunidad de oro para acabar con probables infundios, pero no es así. Dominado por los nervios pierde la compostura y cree que ataca, cuando lo único que logra es transmitir la imagen de alguien que tiene temor, temor de ser investigado.
A este ritmo el principal enemigo de Luis Castañeda es él mismo, él y sus allegados, su entorno más íntimo, que temen a lo que es una práctica habitual en cualquier administración pública: la rendición de cuentas.
En lugar de quejarse, Castañeda Lossio debería estar feliz de que lo investiguen en la Municipalidad. Sería una oportunidad de oro para acabar con probables infundios, pero no es así. Dominado por los nervios pierde la compostura y cree que ataca, cuando lo único que logra es transmitir la imagen de alguien que tiene temor, temor de ser investigado.
A este ritmo el principal enemigo de Luis Castañeda es él mismo, él y sus allegados, su entorno más íntimo, que temen a lo que es una práctica habitual en cualquier administración pública: la rendición de cuentas.
Que no nos sorprenda que de continuar así Luis Castañeda se desplome en las preferencias ciudadanas.