Arguedas, Vargas Llosa y su miedo a los indígenas
Por Rocío Ferrel
En el día del centenario del nacimiento del escritor José María Arguedas, es necesario pone en evidencia a su más acérrimo enemigo, Mario Vargas Llosa (VLl).
Por Rocío Ferrel
En el día del centenario del nacimiento del escritor José María Arguedas, es necesario pone en evidencia a su más acérrimo enemigo, Mario Vargas Llosa (VLl).
VLl destaca en literatura, aunque no en lengua. Como recientemente lo hizo notar Martha Hildebrandt, todavía no ha aprendido a escribir con corrección la lengua española, lo cual esta revista también lo había hecho notar algunas veces1.
Saliendo de las letras, VLl incursiona crecientemente en el mundo de la política tratando de imponerse como un líder de opinión alentado por su fama. En este campo su actuación es mala, pese a que correctamente se opone a algunos excesos como la gigantesca corrupción y crimen del fujimorismo.
La mala actuación de este escritor se debe principalmente a su pésimo análisis de la realidad y a su oscilar extremo en política: del comunismo cubano de su juventud pasó a ser un defensor de la explotación desenfrenada del gran capital en su vejez, como si no existiese un término medio, y más decente, como el de la empresa ganadora responsable y respetuosa de la sociedad y los valores.
El mundo andino y Arguedas
El rechazo hacia Arguedas (y Ciro Alegría) y el mundo indígena que mostró en 1996 al escribir su ensayo La utopía arcaica, ha degenerado hasta convertirse en un miedo y odio obsesivo compulsivo a todo lo indígena, lo cual no es más que su incapacidad para ser objetivo, para ver la realidad peruana como es.
En La utopía arcaica se burla de los dos citados autores indigenistas mostrándolos como ilusos y arcaicos en un desesperado intento por matar el indigenismo. Llega al colmo de decir que Arguedas habla de un mundo que no existe, lo cual no es cierto porque las novelas arguedianas se basan mucho en sus vivencias. La crítica de VLL es peor porque tratándose de novelas, Arguedas tenía la licencia de inventar todo lo que le viniese en gana, aunque en realidad inventó poco y describió mucho de lo real, de ese mundo andino tan desconocido, negado o temido por VLl.
En ese ensayo VLL llega al colmo de calificar de inútil el indigenismo arguediano presentándolo como un plan de regresar al estado precolombino, lo cual es no sólo absurdo, sino falso. En ningún punto Arguedas expone esa intención.
La obra de denuncia de Arguedas es vida, porque tiene impregnado un deseo de justicia al hacer ver distintos casos y realidades de explotación, discriminación y maltrato hacia el indígena. Por eso Arguedas gusta a quienes tienen sano deseo de justicia, ya sean cristianos o judíos, para quienes Dios es Justicia, así como a los agnósticos y ateos para quienes la justicia es un valor fundamental, nunca arcaico, porque es un valor eterno e intrínseco para el ser humano. Es un valor pasado, presente y futuro. Quien por lo menos no aspira a la justicia, a lo justo, debería considerarse muerto.
Otro de los despropósitos del ensayo de VLl es señalar al indigenismo arguediano como racista y contrario a la gran ciudad, al blanco y al mestizo, lo cual es otra apreciación torpe de VLL.
Así como VLl tiene mala nota en lengua española, tiene mala nota en su apreciación de la realidad peruana, porque la obra de Arguedas es una invitación a la unión de todas las sangres y para ello es necesario que los peruanos nos conozcamos en nuestras diferencias. No podemos sentirnos unidos a lo indígena si no lo conocemos. Ese es un mensaje de la literatura de Arguedas que resulta obvio, sólo hay que ser ciego para no verlo y con ello Arguedas se ubica más en el futuro que VLl, porque todavía hace falta que el Perú avance en la integración cultural.
El arcaico es VLl, porque su ensayo tiende a perpetuar la división entre peruanos, es del pasado, mientras que la integración de todas las sangres es una visión futurista que debemos alcanzar y mediante Arguedas conocemos algo del mundo indígena; para integrarse es necesario conocerse primero y eso hizo Arguedas. Para VLl el andino es atrasado, bárbaro e incivilizado, en oposición al costeño civilizado, apreciación malévola que sólo tiene la intención maligna de dividir y marginar a los peruanos. La civilización andina no es reacia al progreso como la pinta VLl, sino que tiene una filosofía diferente.
Después de saber lo que VLl dijo en su ensayo se puede entender su estrecho juicio en la masacre de Uchuraccay, donde injustamente condenó a los comuneros indígenas y liberó de culpa a los militares costeños, cuando investigaciones posteriores descartan la tesis de que los comuneros confundieron a los periodistas con senderistas, sino que la razón sería que los hombres de prensa descubrieron que había sinchis infiltrados entre los comuneros.
Nuevas aventuras antiindígenas de VLL
Hace un año, VLl dijo en un discurso en el cual acusó al indigenismo de ser el gran enemigo de la democracia en América Latina: “El indigenismo es una de las expresiones del colectivismo, que es incompatible con el desarrollo y la civilización”.
Saliendo de las letras, VLl incursiona crecientemente en el mundo de la política tratando de imponerse como un líder de opinión alentado por su fama. En este campo su actuación es mala, pese a que correctamente se opone a algunos excesos como la gigantesca corrupción y crimen del fujimorismo.
La mala actuación de este escritor se debe principalmente a su pésimo análisis de la realidad y a su oscilar extremo en política: del comunismo cubano de su juventud pasó a ser un defensor de la explotación desenfrenada del gran capital en su vejez, como si no existiese un término medio, y más decente, como el de la empresa ganadora responsable y respetuosa de la sociedad y los valores.
El mundo andino y Arguedas
El rechazo hacia Arguedas (y Ciro Alegría) y el mundo indígena que mostró en 1996 al escribir su ensayo La utopía arcaica, ha degenerado hasta convertirse en un miedo y odio obsesivo compulsivo a todo lo indígena, lo cual no es más que su incapacidad para ser objetivo, para ver la realidad peruana como es.
En La utopía arcaica se burla de los dos citados autores indigenistas mostrándolos como ilusos y arcaicos en un desesperado intento por matar el indigenismo. Llega al colmo de decir que Arguedas habla de un mundo que no existe, lo cual no es cierto porque las novelas arguedianas se basan mucho en sus vivencias. La crítica de VLL es peor porque tratándose de novelas, Arguedas tenía la licencia de inventar todo lo que le viniese en gana, aunque en realidad inventó poco y describió mucho de lo real, de ese mundo andino tan desconocido, negado o temido por VLl.
En ese ensayo VLL llega al colmo de calificar de inútil el indigenismo arguediano presentándolo como un plan de regresar al estado precolombino, lo cual es no sólo absurdo, sino falso. En ningún punto Arguedas expone esa intención.
La obra de denuncia de Arguedas es vida, porque tiene impregnado un deseo de justicia al hacer ver distintos casos y realidades de explotación, discriminación y maltrato hacia el indígena. Por eso Arguedas gusta a quienes tienen sano deseo de justicia, ya sean cristianos o judíos, para quienes Dios es Justicia, así como a los agnósticos y ateos para quienes la justicia es un valor fundamental, nunca arcaico, porque es un valor eterno e intrínseco para el ser humano. Es un valor pasado, presente y futuro. Quien por lo menos no aspira a la justicia, a lo justo, debería considerarse muerto.
Otro de los despropósitos del ensayo de VLl es señalar al indigenismo arguediano como racista y contrario a la gran ciudad, al blanco y al mestizo, lo cual es otra apreciación torpe de VLL.
Así como VLl tiene mala nota en lengua española, tiene mala nota en su apreciación de la realidad peruana, porque la obra de Arguedas es una invitación a la unión de todas las sangres y para ello es necesario que los peruanos nos conozcamos en nuestras diferencias. No podemos sentirnos unidos a lo indígena si no lo conocemos. Ese es un mensaje de la literatura de Arguedas que resulta obvio, sólo hay que ser ciego para no verlo y con ello Arguedas se ubica más en el futuro que VLl, porque todavía hace falta que el Perú avance en la integración cultural.
El arcaico es VLl, porque su ensayo tiende a perpetuar la división entre peruanos, es del pasado, mientras que la integración de todas las sangres es una visión futurista que debemos alcanzar y mediante Arguedas conocemos algo del mundo indígena; para integrarse es necesario conocerse primero y eso hizo Arguedas. Para VLl el andino es atrasado, bárbaro e incivilizado, en oposición al costeño civilizado, apreciación malévola que sólo tiene la intención maligna de dividir y marginar a los peruanos. La civilización andina no es reacia al progreso como la pinta VLl, sino que tiene una filosofía diferente.
Después de saber lo que VLl dijo en su ensayo se puede entender su estrecho juicio en la masacre de Uchuraccay, donde injustamente condenó a los comuneros indígenas y liberó de culpa a los militares costeños, cuando investigaciones posteriores descartan la tesis de que los comuneros confundieron a los periodistas con senderistas, sino que la razón sería que los hombres de prensa descubrieron que había sinchis infiltrados entre los comuneros.
Nuevas aventuras antiindígenas de VLL
Hace un año, VLl dijo en un discurso en el cual acusó al indigenismo de ser el gran enemigo de la democracia en América Latina: “El indigenismo es una de las expresiones del colectivismo, que es incompatible con el desarrollo y la civilización”.
El indigenismo, continúa VLl, “está brotando en América Latina de una manera muy sinuosa y revistiéndose con unos ropajes que no parecen ofensivos sino prestigiosos”. “En el Perú está brotando con dos o tres hermanitos que en nombre de esa identidad colectiva, la identidad indígena, autóctona, genuina, la de la verdadera peruanidad, ha lanzado una campaña que cuando uno la examina racionalmente parece que fuera tonta, casi cómica, pero que toca un centro neurológico llamado el espíritu de la tribu, que nunca desaparece incluso en sociedades que han avanzado más en el camino de la civilización”.
El indigenismo, dice VLl, es una amenaza para el orden constituido, “que está detrás de fenómenos como el señor Evo Morales en Bolivia”. “El indigenismo en Ecuador, Perú y Bolivia está provocando un verdadero desorden político y social, y por eso hay que combatirlo”. “Si queremos alcanzar el desarrollo y elegir la civilización y la moralidad, tenemos que combatir resueltamente esos brotes de colectivismo. Creo que en el movimiento indígena hay un elemento profundamente perturbador que apela a los bajos instintos, a los peores instintos del individuo como la desconfianza hacia el otro, al que es distinto. Entonces se encierran en sí mismos”.
El Perro del Hortelano y desarrollo
Aparte de pintarse de colores quizás patológicos y hasta cantinflescos, el miedo al indígena y al indigenismo de VLl deja ver que es un acérrimo defensor de la doctrina del Perro del Hortelano. Así se entiende que la organización indígena sea un fastidio por defender su tierra y el ambiente porque los nativos están sentados sobre ricas regiones.
En este contexto, para empresas que quieren tierra barata, para explotarla y ensuciar despiadadamente la naturaleza, para depredar lo que haya hasta que el lugar no sirva más que para botadero, que sólo deja a su paso enfermedad, muerte, miseria y subdesarrollo, y que además no dejen ganancia en la región donde operan, los indígenas son un gran fastidio para un Estado complaciente con la inversión depredadora y su vocero VLl. ¿Y qué obra más futurista que conservar el medio ambiente, incluso a costa de su sangre, como lo hicieron los indígenas de Bagua? ¿Qué más científico que defender el ambiente, cuyo deterioro amenaza la vida en la Tierra? ¿Qué más responsabilidad para el desarrollo que cuidar el medio ambiente? Si los indígenas rechazan la inversión en sus tierras es precisamente por culpa del Estado complaciente, que les trajo amargas experiencias de destrucción.
Y por ese fastidio se entiende que los EE. UU. hayan elaborado planes de despoblamiento rural para el Perú, por un lado respaldando a Sendero Luminoso, experto en exterminar indígenas2, y por otro el control criminal de la natalidad ejecutado alegremente por el dictador Fujimori, que realizó esterilizaciones forzadas de indígenas tratándolas peor que a ganado (sin cuidados postoperatorios, por lo cual hubo muertes), campaña que fue asistida, por su silencio o por su acción, por las ONG autoproclamadas defensoras de los derechos humanos, financiadas por dinero estadounidense, como lo hizo Manuela Ramos.
Esta es la doctrina que defiende y promueve frenéticamente VLl.
Arcaísmo
En cambio, sí vemos un signo de arcaísmo en VLl, pues por sus propias palabras la literatura debería ser un reflejo de la realidad que promueva alguna clase de idea de progreso. No obstante, en sus obras la mujer sólo aparece como prostituta, ama de casa, como un ser totalmente secundario en la sociedad, además con un tinte de vulgaridad. Y así habla de moral.
Democracia
Por otro lado, la democracia de la que habla VLl es arcaica, proviene de la antigua Grecia, donde la democracia era el parecer de los ciudadanos libres, no de los esclavos, que eran mayoría.
Desde esta óptica, las comunidades indígenas peruanas son realmente democráticas, porque las decisiones importantes se toman democráticamente, se decide lo que la mayoría disponga.
Por último, resulta mezquino que VLl se refiera a los comuneros indígenas como una amenaza para la democracia, cuando muchísimos de ellos sirvieron como carne de cañón para enfrentar a los terroristas. Con valentía lucharon, pese a su precario armamento y preparación, con lo cual su aporte a la consolidación de un Estado democrático es invalorable. En parte, la paz de la cual gozamos ahora se sienta sobre la roja sangre indígena.
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2 Lyndon Larouche, en Executive Intelligence Review (número de catálogo de la biblioteca del Congreso de Estados Unidos 93-72332), en el trabajo El complot para Aniquilar a las Fuerzas Armadas y a las Naciones de Iberoamérica, donde detalla un plan internacional para sojuzgar a los países de América Latina, incluye a Mario Vargas Llosa como uno de los agentes del Perú del Diálogo Interamericano. El documento incluye al Diálogo Interamericano como uno de los brazos del plan estadounidense para América Latina que no sólo contempla la desestabilización de las Fuerzas Armadas, sino que incluye un plan pronarco, que descarta la moralidad en el tratamiento del narcotráfico, entre otras aberraciones, como procurar la despoblación, ocupación militar de los EE. UU. , la agudización de conflictos étnicos para dividir a los países, fomento de los conflictos fronterizos. Además, para el Perú incluye maniobras en favor de Sendero Luminoso y contra las Fuerzas Armadas. Por ejemplo, el documento destaca la declaración de Carlos Boloña ante el Consejo de las Américas, donde les dice a los estadounidenses “que no se preocuparan, que a los militares peruanos se les tiene estrangulados económicamente y que no le darían el presupuesto que necesitan para vencer a Sendero”.