¡Asco!
por Jesús Guzmán Gallardo*
Frisaba los 15 años cuando acudí al Congreso por primera vez para conocer las instalaciones y observar un plenario de la Cámara de Diputados, en los inicios del primer mandato de Fernando Belaunde Terry. Se producía la interpelación a un ministro del gobierno, y le tocó el turno al diputado Armando Villanueva del Campo quien antes de intervenir leyó en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española el significado de la palabra “asco” que a la letra dice: “Alteración del estómago causada por la repugnancia que se tiene a alguna cosa que incita a vómito”, y a continuación dijo: “Sr. Presidente, asco es lo que siento de lo expuesto por el Sr. Ministro”, arrancando aplausos y gritos de las galerías. Palabras más, palabras menos así fue la anécdota que me impresionó y quedó grabada indeleblemente en mi memoria.
Pues, es asco lo que yo también siento cada vez que escucho a los candidatos a la presidencia como Toledo, Castañeda, Keiko, Kuczynski y a los miembros de sus listas a legisladores incluido la plana de los falsos apristas; además por las declaraciones de Alan García de corte personalista.
Parafraseando a Bolívar diría que no hay nada más abominable que la esclavitud de la ignorancia.
Ella permite que legiones de intonsos estén endosando sus preferencias por políticos que en sus biografías no exhiben una hoja de vida de hechos consecuentes con doctrinas y principios, sino lo que más se parece es a un prontuario.
La mentira, el engaño, el crimen, el entreguismo y la demagogia son lugares comunes en sus actos. La ignorancia y, por ende, la poca conciencia política en la ciudadanía, retrata la ausencia de un Estado docente a la cual renunciaron siempre los gobernantes de turno que prefirieron la politiquería a la política como ciencia y arte de gobierno y si a esto sumamos la falta de memoria de la población, el resultado son politicastros que no saben nada de ciencias políticas, historia o economía y menos de geopolítica; pero sí que son muy proclives para prestarse a la payasada farandulera, especialmente televisiva.
Para ganar votos son capaces de pararse de cabeza o convertirse en saltimbanqui, polichinela, o bufón de una obsoleta corte monárquica, en suma no son más que comparsas de una feria de vanidades.
Algunos no sólo muestran orfandad de propuestas sino que exhiben un libro que se lo escribieron, como es el caso del ciudadano Nava al cual le cae muy bien aquellas frase de un periodista cuando se refería a aquellos que escriben un libro y después aprenden a leer.
Bueno es recordar cómo, durante la campaña a la Constituyente de 1978, donde se instituyó la votación preferencial que exalta el individualismo egoísta, Haya de la Torre hizo retirar toda la propaganda de afiches y banderolas de los candidatos a representantes del local central del Partido en las elecciones internas y generales; para luego, en reunión con los jóvenes apristas, explicarnos la razón del porqué escribió su única obra teatral titulada “Triunfa Vanidad” en defensa de su amigo Cesar Vallejo y cuya estrofa final reza así:
“¡Triunfa vanidad!, que el azul de la vida
eterno como el cielo se cierne sobre todo,
¡Oh vanidad! A veces por tì, la estrofa herida
Brilla mejor, cual brilla la aurora sobre el lodo…”
Siento asco, por la confirmada penetración del narcotráfico en la política y por lo tanto en las filas del Partido Aprista. Ya nos estamos acostumbrando a ver cómo candidatos a la presidencia y al Congreso reciben donaciones del crimen y, en el caso de Alan García, ni se inmuta cuando se comprueba que hizo negocios con un narcotraficante y aceptó dinero; otro ejemplo conocido y cercano es el de su secretario; en otras latitudes donde ha avanzado la democracia, serían objeto de investigación de oficio por el Ministerio Público y el Poder Judicial. ¡Aquí no pasa nada!
Siento asco, cuando la hija de un ladrón y genocida postula con desenfado a la presidencia sin más propuesta importante que la de indultar a su progenitor.
En pedagogía se aprende que los defectos y virtudes vienen fundamentalmente de la educación en casa y ya sabemos como era la de Keiko: ¡con qué dinero estudió en el extranjero, qué perversiones tiene su hermano, cómo trató a su mamá Susana, etc! Se cumple aquello: de tal palo tal astilla.
Siento asco, al ver un candidato cuya vida es licenciosa, sin un ápice de cultura, y que hizo un gobierno entreguista de rodillas ante el imperio. Ya olvidamos que fue asesor del estafador Carlos Manrique Carreño, sí, el de CLAE y que al estallar el escándalo fue uno de los pocos a quienes sí devolvieron el dinero con intereses en una cuantiosa suma; que en su primera campaña electoral fue apologista del gobierno de Fujimori, y como si fuera poco en su primera gestión, sus amigotes hicieron fortuna, sus partidarios falsificaron firmas y sus parientes no se quedaron atrás escondiendo dineros de la campaña electoral o haciéndose de terrenos a la mala y sin un centavo de costo. Ya la gente olvidó cómo Toledo pactó con García en las elecciones del 2006, lo cual explica por qué este gobierno, cuyo presidente pidiera la vacancia de Toledo en el período anterior, no investiga ni sancionara nada. García y Toledo regalaron el gas en clara actitud entreguista sacrificando al pueblo peruano. Dios los cría y ellos se juntan.
Siento asco, al observar que un candidato tiene el síndrome del pato es decir no habla y cuando intenta hacerlo lo hace mal destilando odio y pone de argumento para postular a la presidencia sus gestiones en el peaje, seguro social, alcaldía de Lima, estaciones todas sospechosas de malos manejos y de fortuna ilícita y que en esa línea subasta candidaturas. Castañeda pagó comisiones suculentas a organismos internacionales para evadir la fiscalización de sus obras faraónicas; en el Congreso y en el Ministerio Público sus amigos alanistas le eximen de una investigación sobre el caso Comunicore. Sus adherentes se aferran a una máxima que se ha hecho popular: “Roba, pero hace obra”.
Siento asco, de un candidato que renunció a la nacionalidad peruana para adoptar la norteamericana y eludir de esa forma cualquier acusación por su gestión en el Estado desde el gobierno militar a la fecha y poder, también, servir mejor a sus amigos de Washington. Es conocida su gestión para que la IPC, expropiada por Velasco, retirara debajo de la mesa 105 millones de dólares y que le costó ser enjuiciado junto con Rodríguez Pastor por lo que tuvo que fugar escondido en una maletera por el Ecuador, tal y como lo denunciara oportunamente Cesar Vásquez Bazán. Como ministro de Energía y Minas en el segundo gobierno de Belaunde, estuvo envuelto en un escándalo de sobrevaluación en la adquisición de centrales eléctricas a diesel para los pueblos del interior por lo cual fue interpelado en el Congreso y salvado por Acción Popular. Hizo lobbies en los gobiernos de García, Fujimori y Toledo del cual fue ministro dos veces; creando y vendiendo empresas después de la operación exitosa.
Alan García se jacta de ser su discípulo, será porque comparten la misma vocación en los negocios con plata del Estado y ser compañeros de fuga o de ser mimados por el BM y el FMI. Sus seguidores se enternecen calificándolo de ser “un gringo criollo” por no decir vivo.
Me da asco, que 23 candidatos al Congreso sean subvencionados por la gran minería entre los cuales se encuentra la señora Nidia Vílchez ministra varias veces de García. Muchos de ellos van a la reelección después de controlar la comisión de Energía y Minas en el Congreso actual. Así pagan la factura, como en los viejos tiempos, de la añosa oligarquía civilista. La historia se repite.
Que otra cosa sino asco puede uno sentir cuando García, que no tiene nada que hacer porque nunca trabajó, se dedica a inaugurar cualquier obra que le presenten hasta la apertura de un caño cantando, bailando y tomando cerveza en contrapunteo con su amigo Toledo, pero sí aprovechando todos los días para dar declaraciones a la prensa escrita y televisada que no son más que una sarta de sandeces. ¡Qué patético fue verlo en la transmisión de mando de la Confiep, llenando de lisonjas a sus reaccionarios dirigentes! Esta es la versión frívola de la política.
El Congreso que se va me provoca asco, no sólo por ser de mediocre para abajo, también por haber sido un parlamento vasallo como lo calificaría Víctor Raúl, por sus constantes actos de corrupción, entreguismo, incapacidad y sometimiento al poder económico. Siempre estuvieron de espaldas a las demandas de los trabajadores y de los desocupados, vale decir les importó un bledo los más pobres. Se cubrieron mutuamente sus iniquidades. No se equivocó Herbert Mujica cuando los bautizó con el generoso término de Establo.
Me provoca asco la alianza contranatura del Partido Aprista con los fujimoristas, que con la ayuda incondicional de la Unidad Nacional y los otros grupúsculos de oportunistas y tránsfugas en el parlamento, han cohonestado una política de penetración del capital chileno al cual se han rendido sin condiciones y permitiendo una explotación de los trabajadores peruanos para obtener mayores ganancias con la plusvalía, amén de poner en riesgo nuestra soberanía nacional.
Me dan asco los falsos apristas que desde el gobierno y la dirección del Partido, han permitido el abandono de la lucha antimperialista en clara traición a los verdaderos ideales apristas. Han seguido fielmente los dictados del FMI y el BM continuando el neoliberalismo fracasado impuesto por la potencia del norte y para rendirse a la globalización que exige que países como el nuestro siga siendo sólo productor de materia prima sin valor agregado.
Se han hecho de la vista gorda, estos apristas impostados, frente a la reactivación de la IV flota de la marina de guerra norteamericana para monitorear a las naciones de América Latina, y la expansión de bases norteamericanas en nuestros países. Permiten la creación de bases camufladas en el Perú y la conexión con el ILEA que ha sido llamada por las organizaciones de derechos humanos como la “Nueva operación Cóndor” o la “Nueva escuela de las Américas” de nefasta acción en el pasado.
Sólo asco puede producir la débil y equívoca política del gobierno y la Cancillería que con desconocimiento geopolítico permite el agresivo avance del expansionismo chileno, al extremo de permitir su insolencia sin emitir protesta y además el chantaje de la cancillería ecuatoriana frente al problema de límites marítimos con Chile que se ventila en La Haya. Es la misma actitud que tuvieron Leguía y otros presidentes que lo precedieron, que desplegaron cobardía y entreguismo, terminó dicho presidente, al cual admira García, por aceptar la cesión de territorio peruano en una pésima negociación diplomática que la historia oficial ha silenciado.
Fujimori, Toledo junto con su ministro preferido Kuczynski y García han implementado una política de sometimiento al país del sur, siguiendo los dictados de la potencia del norte, que se resume en una frase alanista: “No hay que molestar a Chile”.
Asco siento, cuando hay compañeros que creen que combatir al alanismo significa cubrirse con el manto de “Cambio Radical” partido famiiar que encabezan dos corrompidos y tránsfugas, me refiero al inefable Kouri y a Barba Caballero que son amigotes y adelantados de García.
Frente a la repugnancia del escenario político actual, surge cada vez con mayor fuerza el rescate del aprismo, con las banderas invictas de Haya de la Torre y la restitución de la Constitución de 1979, en invariable lucha frontal contra el neoliberalismo en la consecución de la nueva emancipación económica y social que nos debe el futuro.
Sigamos impulsando el voto de castigo como respuesta a tanto latrocinio y traición. La consigna es no votar por ninguno de los candidatos de la derecha, asimismo no hacerlo por la lista proditora de alanistas ¡sin excepción!
A manera de colofón, termino con el sello de los escritos de Víctor Raúl, al cual
me sujetaré hasta el fin de mis días:
“Contra el imperialismo, por la unidad política y economica de los pueblos de América, para la realización de la justicia social”.
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http://www.voltairenet.org/article168858.html