Por Javier Diez Canseco
Racista y despectivo frente a los andinos, cual papá de Lulú, Kuczynski fue explícito cuando en el 2006 –en una conferencia en Lima– se refirió a quienes se oponían al TLC con EEUU diciendo: “Es un poco una idea de una parte de los Andes, lugares donde la altura impide que el oxígeno llegue al cerebro. Eso es fatal y funesto”. El candidato estrella de la “gente como uno” (ricos blancos) fue claro: los andinos y los que no piensan como él son tarados o estúpidos.
El colorido septuagenario, atrevido hasta hacerse tocar los testes por
una mujer contratada, no resulta un candidato muy original: recicla el
mito fujimorista, “no soy político sino técnico”. Pero su irritabilidad
incontrolable y sus groserías no deben ocultar su historia.
En 1968, con 30 años, mostró su temprana lealtad a las transnacionales.
Como gerente del BCR, facilitó que la International Petroleum Company
retire ilegalmente el equivalente a US$ 105 millones de dólares de hoy,
cuando ya había sido nacionalizada por Velasco, y fugó a EEUU. PPK se
casó con Jane Casey Hugues, hija de un capo de la CIA. Y en el norte
continuó banquero y especulador. El 82 fue presidente del First Boston
Internacional, para lo que renunció a la nacionalidad peruana y adoptó
la de EEUU. Hasta hace poco fue director del Credit Suisse Group AG.
Promovió la ola privatizadora latinoamericana con un Fondo de Inversión
privada fundado el 92 en Miami: el Latin American Enterprise Fund,
asesorando a entidades bancarias y vinculándose a fondos de especulación
financiera (Hedge Funds) que produjeron la crisis mundial del 2008 como
el Rohatyn Group LLC, lo que no ha puesto en su currículo. Y, claro,
también ha sido alto funcionario del Banco Mundial y del FMI.
Entre sus vinculaciones con empresas mineras, petroleras y gasíferas,
destaca su trabajo para Hunt Oil, a la que –con Toledo y Quijandría–
casi regalaron el gas de Camisea: tramitó modificar la legislación para
permitirle exportar, afectando el abastecimiento nacional. La ayudó a
conseguir créditos del BID y captar dinero del mercado peruano vía bonos
corporativos y créditos del BCP para reunir los capitales que no tenía.
PPK, sin duda, es un aliado de total confianza de la embajada de EEUU,
así como de las grandes empresas mineras. Lo afirma el embajador Struble
el 19 de agosto del 2005, en documento hecho público por Wikileaks.
Hábil mercader y experto lobbista que no da puntada sin hilo. Le
interesan los negocios y las utilidades, sin interferencias
geopolíticas. Por ello, bajo Fujimori intervino para buscar comprar
Hierro Perú en nombre de grandes capitales chilenos, ofreciendo ripio:
20% de su valor, pero los chinos ganaron. Intervino, con su Fondo de
Inversiones, en la compra de Edelnor, la distribuidora de energía
eléctrica en Lima. Por cierto, a precio de huevo y llevándose luego las
redes de electrificación de Fonavi, casi de regalo. Y en la concesión
del aeropuerto Jorge Chávez, junto a Cosapi y LAP. Como ministro de
Toledo renegoció los contratos para favorecerlos más aún. Luego entró en
el millonario arreglo de Camisea para exportar, y ahora juega a
privatizar Sedapal. ¡Business first!
Se vale de todo para defender sus intereses y los de las corporaciones
para las que trabaja. En el 2006 promovió una devaluación del sol para
crear pánico cambiario y derrotar a Ollanta Humala por el miedo creado
por la campaña promovida por él mismo. PPK es un cinturón negro en “todo
vale”.
PPK es un norteamericano que juró formalmente ante un juez: “renuncio
absolutamente y por completo y abjuro toda lealtad y fidelidad a
cualquier… Estado y soberanía extranjera, de quien o de cual haya sido
sujeto o ciudadano antes de esta… y portaré armas bajo la bandera de los
EEUU… prestaré servicio como no combatiente en las FFAA de los EEUU”.
Para colmo ofreció renunciar y no muestra un solo documento. ¿Puede
gobernar el Perú con ese juramento y la trayectoria descrita? El
lobbista cree que sí, gracias al alineamiento de la prensa, como cuando
eligieron a García el 2006. Yo creo que será otra Lulú en su burbuja
limeña.