La “ética” de Nadine Heredia: respalda a ministros repudiados

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Por Rocío Ferrel

Al parecer la primera dama está embriagada con las encuestas que le dan un alto porcentaje de simpatía y cree que basta su voz para cambiar la opinión de los peruanos respecto de la incapacidad de los ministros, en particular en estos días, los del Interior y Defensa.

Como todos sabemos, ambos ministros han ido saltando en los últimos días de escándalo en escándalo por su desastroso manejo en la lucha contra el narcoterrorismo en la selva, que ha traído varias lamentables muertes de policías caídos por una mala estrategia, siendo la del suboficial César Vilca la que hizo rebasar la gota del vaso de paciencia de la ciudadanía.

Con justa razón la mayoría repudia a estos dos ministros, pero Nadine Heredia parece suponer que los peruanos somos estúpidos: “un pedido de censura a los ministros del Interior y Defensa sólo favorecería al terrorismo”, dijo.

Por la mayoría es aceptado que Heredia tiene mucha influencia y poder en las decisiones del Gobierno. Por ello vemos los mediocres resultados de este Gobierno, que más parece una continuación del fujimorismo, toledismo y alanismo.

Falta de ética

Muchos recuerdan los tiempos del Gobierno del arquitecto Fernando Belaúnde, cuyo ministro del Interior renunció tras la primera muerte en disturbios. En este Gobierno, que se proclamó como de “gran transformación”, ya hay ocho muertos a balazos por parte de la policía en disturbios (sin contar los muertos torturados en comisarías), pero no existe ya ética, el ministro se aferra al cargo.

Y esa falta de ética es promovida por la primera dama Heredia con el torpe argumento de que la censura a los ministros favorecería al terrorismo, con lo cual falta el respeto a los peruanos, lo cual es mucho más terrible en una mujer, por la falta de vergüenza que implica esta actitud.
 
Siendo esta la corriente de pensamiento que domina en el Gobierno no es de extrañar la continuidad de las mafias, mafiosos, incapaces y parásitos:  la mafia de Carlos Vallejos,   Álvaro Vidal,  Carolina Trivelli,   Patricia Salas  y mil y un funcionarios del corrupto gobierno anterior que perpetran faenones  como los de Majes,   Olmos, la continuidad de contratos firmados en forma corrupta como los de Lan,   Lima Airport Partners, etc. etc., así como la no ejecución de megaproyectos de desarrollo para no perjudicar a la mafia chilena, como el Megapuerto San Lorenzo. Porque hay escasez de ética y un inmoral atornillamieno al puesto.

Con este panorama la única “gran transformación” visible es la del presidente Ollanta Humala, que de “nacionalista” pasa a prochileno, de paladín anticorrupción pasa a una cómoda posición de “que siga el faenón” (exportación del gas), de defensor de valores pasa a la falta de vergüenza y tolerancia con la televisión y prensa morbosa, de la promesa al incumplimiento de promesa. Mal pronóstico, muy mal pronóstico.