por Juan Sheput
Hace una semana, en esta columna, indicábamos que para que el modelo autoritario (a) “estado de derecho” funcione, era necesario que se anulen la independencia de poderes y los derechos fundamentales. Y lo visto en la última semana parece corroborar que el gobierno marcha en esa dirección.
Al conocido sembrado de pruebas para detener a personajes incómodos debemos añadir las invocaciones públicas a la Fiscalía y al Poder Judicial para que actúen con “mayor firmeza”. No contento con ello, el gobierno ha dado un paso más. En lo que constituye la evidencia autoritaria de la semana nos hemos enterado que el presidente Humala se ha reunido con directores de los medios de comunicación para solicitarles que minimicen el mensaje opositor. Así como lo lee. Mirko Lauer, en su columna de La República, hace mención a ello: “Antes de partir a Europa Ollanta Humala invitó a algunos dueños y directores de medios para comunicarles un desagrado frente a la manera como estos vienen tratando a los personajes enfrentados al gobierno. La idea es que esas figuras tienen demasiado cobertura lo cual inclina la cancha política a su favor”. Como acaban de leer, el presidente Humala ha pedido a los medios que no den espacio a los enfrentados con su gobierno. Esta actitud deplorable ¿acaso ya no la hemos visto antes?
El dato aportado es grave sin embargo ha sido rodeado de un silencio de parte de los actores que deberían haberlo denunciado: los mismos medios. Esto demostraría que no han aprendido nada de los nauseabundos años 90.
Y si de radicalismo se trata lo de hoy es un juego de niños comparado con la consigna del APRA de querer destruir al gobierno de Alejandro Toledo, cuestión que no pudo lograr siendo doblemente derrotada por el perúposibilismo tanto en las urnas como políticamente. En sentido contrario el presidente Humala no quiere que sus opositores “radicales” hablen. Supongamos que en un arranque de dignidad, los medios de comunicación ignoraran el pedido presidencial. Entonces ¿qué medida impulsará?
Es una señal de nuestra pobre institucionalidad que tomemos a la ligera un gesto antidemocrático y autoritario. Pareciera que el gobierno sólo quiere diarios y televisoras alineados con la posición oficialista o radios financiadas por intereses económicos que se dedican a descalificar al adversario.
En dicho contexto la actitud de la política es penosa pues calla. Ignora que el abuso, envalentonado, juega en contra de los dóciles silenciosos. Si no lo cree piense en qué otro momento de la última década un grupo de congresistas se ha quejado de chuponeos promovidos por el gobierno.
El presidente Humala no brinda declaraciones a la prensa pues no le gustan las preguntas incómodas. Sin embargo sí convoca a los dueños de los medios para pedirles que no den cobertura a la oposición frontal y hace un pedido para que no los traten con tanta “benevolencia”. Veinte años después parece que volvemos a empezar.
Artículo publicado hoy en Diario 16
Publicado por Juan Sheput en 22:04 0 comentarios