Rafael Romero

No cabe duda que los medios de comunicación, por ejemplo la radio y la televisión, despliegan una labor muy importante en un país, no pudiendo excluirse de esta función la política. Los medios entonces pueden contribuir directamente a elevarla o a empequeñecerla. En el caso concreto de la televisión, los “vladivideos” registraron una forma muy penosa de cómo algunos broadcasters traicionaron no solo a sus empresas sino a la sociedad. He aquí un claro ejemplo de la deformada vinculación entre poder político y medios.

 

En consecuencia, podemos establecer una relación biunívoca donde a mejor televisión, habrá mejor política; o, viceversa, a peor política, habrá peor televisión. Así queda graficado que la radiodifusión puede ayudar hoy mismo, si así se lo proponen los radiodifusores, a la recomposición política del país. Hecho que no debe confundirse de ningún modo con asumir por parte de los medios algún papel partidarista. En lo absoluto. Tengamos presente que hablamos aquí de aportar a la política, mas no a la politiquería. Por ello, de lo que se trata es que con mejores programas, con mejores noticieros, presentados con ética y profesionalismo, y con más sentido de responsabilidad, bajo contenidos idóneos, otra sería la pantalla chica en nuestro Perú.

En este contexto surge la Asociación Peruana de Radio y Televisión (APERTV), con flamante directiva presidida por Ricardo Belmont, de Canal 11; e integrada en la vicepresidencia por Alex Samaniego, de Radio San Borja; Edgar Saldaña, de Radio Comas y Radio Canto Grande, como secretario; Salvador Otoya, de Radio Moderna, como tesorero; y por vocales como Pedro Tello, de Radio Atalaya, y Edgar Guevara, de la Coordinadora de Medios Locales del Perú, que agrupa a más 300 radiodifusores de todas las regiones del país. De manera que APERTV no sólo puede promover a los mejores hombres y mujeres antes de regalar el aire a los antivalores, sino que colaborará con la reconstrucción moral de la política.

Por lo demás, cabe indicar que era necesario revitalizar una entidad como la Asociación de Radio y Televisión del Perú, que era anterior y diferente a la hoy denominada Sociedad Nacional de Radio y Televisión, pues ésta recién se creó el 2004 y durante este tiempo sólo blindó a cuatro grupos mediáticos excluyentes; “sociedad” que irónicamente, pese a su nombre, representa al parecer más a los intereses extranjeros que a los nacionales. No obstante, ahora renace la antigua ARTP pero como APERTV, imbuida con nuevos derroteros, descentralista y conformada por los verdaderos radiodifusores peruanos, o por los hijos de esos pioneros de la comunicación en nuestro país.