caballo loco 120Por Jans Erik Cavero Cárdenas*
 
El Presidente de la Megacomisión, Sergio Tejada, ha revelado la existencia de aportantes al Partido Aprista, cuyas penas impuestas por el Poder Judicial fueron conmutadas durante la gestión de Alan García Pérez. Esta revelación resulta sumamente grave, pues los aportantes fueron sentenciados, mayoritariamente, por el delito de tráfico ilícito de drogas. Sin embargo, para el Comité Ejecutivo Nacional del APRA, se trata de una cortina de humo.  

¿Cortina de Humo? Estaríamos frente a 80 aportes, entre el 2005 y 2011, registrados con la identificación debida, número de DNI, monto,  fecha, comité partidario, etc. Pretendiendo minimizar la gravedad del hecho, la dirección aprista —a través de un comunicado— ha hecho hincapié en el monto de cada aporte, concluyendo que por ser sumas que oscilan entre 1 y 5 soles, existe malicia. ¿Cuánto debería aportar el narcotráfico para ser un tema de interés nacional?, ¿por qué el aporte de un mochilero sería un escandelete, mientras que el aporte de Vaticano, Lunarejo, o los Sánchez Paredes, sería grave?, ¿el quantum de un aporte determina su gravedad?
 
Del total de aportes, se registra 23 a cargo de conmutados por el delito de robo agravado; 8 por el delito de tenencia ilegal de armas; 49 por tráfico ilícito de drogas, incluido 6 aportes tráfico ilícito de drogas en su forma agravada. No obstante, para la cúpula del APRA, por tratarse de montos menores que no superarían los 400 soles, estamos ante una revelación ridícula.  El APRA reconoce que se trata de aportes de Amelia Emperatriz Reyes y Víctor Apaza Quispe, pero no dice que en ambos casos se habría conmutado la pena por tráfico ilícito de drogas. En el caso de Amelia Reyes, estaríamos ante el tráfico ilícito de drogas en su forma agravada.
 
¿Qué tiene que ver el caso de Nancy Obregón con la revelación de Tejada Galindo? Absolutamente nada, excepto la reapertura del debate en torno a la hipótesis de que el narcotráfico se habría infiltrado en la política y en las campañas electorales. Hablamos de reapertura porque la hipótesis no es nueva, ni corresponde a la autoría de los supuestos gurúes del narcoterrorismo. La infiltración de esta lacra se originó en la década de los 80, cuando Jaime Antezana no era experto, y cuando Fernando Rospigliosi estrenaba sus primeros años de converso.
 
Lo que sí parece patético es que Velásquez Quesquén haga gala de una supuesta cortina de humo para distraer la atención pública en torno al audio entre César San Martín, Jiménez Mayor, Pedro Cateriano. Los ciudadanos no somos tontos, ni nos chupamos los dedos. Ambos acontecimientos no tienen el mismo hilo conductor, ni devienen de un mismo fenómeno político, y aun cuando el caso Chavín de Huántar sea sensible y preocupante, el tema del narcotráfico y su presunta vinculación con partidos de larga data no puede minimizarse.    
 
¿Qué tiene que ver el gobierno de Ollanta Humala con Nancy Obregón? Obregón fue congresista cuando Ollanta era un simple candidato. ¿Humala llevó al Congreso a Nancy Obregón? En ningún país del mundo, ni siquiera en Cuba, una persona podría llevar a otra al Parlamento. La representación política la otorga el electorado. Finalmente, ¿Ollanta designó a Obregón titular de la Comisión de Defensa Nacional, Orden Interno y Lucha Contra las drogas? Recién me entero que Ollanta fue parlamentario o, acaso, portavoz del grupo parlamentario nacionalista, con poder omnímodo para decidir titularidades y suplencias en las comisiones congresales.

No soy nacionalista y tengo serias discrepancias con la gestión gubernamental de Ollanta Humala. Sin embargo, sostener que Obregón compromete seriamente al gobierno con el narcotráfico, sería aceptar que Del Pomar o Langberg comprometieron al APRA con el narcotráfico, no habiéndose determinado las responsabilidades correspondientes. Esta impunidad sería inaceptable.
 
En este país ya se olvidó que Facundo Chinguel estuvo sentado en la Mesa de Honor, junto a su dirección ejecutiva, cuando en Alfonso Ugarte se pretendió desagraviar a García Pérez respecto al caso de indultos y conmutaciones de pena.  ¿Chinguel no era para García un cuasi héroe y ahora es un apestado? Desde la otra orilla, yo podría sostener que con el audio de Jiménez y con la odisea de Obregón los dirigentes apristas están tendiendo una cortina de humo para distraer la atención de la ciudadanía en torno a las investigaciones que la Megacomisión está culminando.
 
El APRA, que tiene a su disposición radio, televisión y periódicos, siempre intenta aparecer como el partido moralizador, el único que ostentaría autoridad moral para dar lecciones de política, anticorrupción, derechos humanos, políticas públicas, apelando hábilmente a la amnesia colectiva.  Habría que recordarle a Omar Quezada, miembro de la cúpula aprista, que su hermano Rolando Quezada, conocido en Ayacucho como “chalo”, purgó prisión en el Penal de Yanamilla por narcotráfico. Entonces ¿en qué quedamos?  

*Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.