Por Guillermo Olivera Díaz*
Recuerden que Keiko Fujimori informó en una entrevista del domingo 18, en EL Comercio, que ayer 21, se practicaría un examen psiquiátrico a su padre, cuya supuesta locura, enfermedad mental o psicosis, de ser dictaminada, con pelos y señales, no cambiaría un ápice todos los juicios que ha perdido César Nakazaki Servigón, aunque le serviría a Fujimori para no asistir al próximo juicio oral por el caso de los Diarios Chicha.
Los locos carecen de relevancia penal, son inimputables, también civilmente son muertos en vida, por eso los jueces les proveen un curador que hace y deshace por el loco interdicto.
Se trataba de una pericia psiquiátrica pedida por Nakazaki y por sugerencia de la Junta Médica que actuó y dictaminó en el trámite del negado indulto a Fujimori. La recomendación convenció al presidente Humala que se atienda el tema de salud de quien pedía el indulto humanitario, precisamente por esa razón que se sospechaba simulada y aparatosa.
Lo noticioso es que Nakazaki no se hizo presente en dicha diligencia de su cliente, tomó pues las de Villadiego, se fugó. No deseaba ser visto, ni entrevistado al lado del nuevo abogado de Fujimori, William Paco Castillo Dávila, quien sí estuvo allí flanqueando al condenado y enterándose recién qué cosa iban a examinar los nuevos psiquiatras enviados a DIROES y qué misión tal vez secreta cumplían. Recuérdese que fue orden del presidente Humala.
Fueron cinco los examinadores de superficie: 3 psiquiatras y 2 médicos clínicos y todo duró unos 20 minutos, con toma de presión y latidos del corazón con el fonendoscopio de rigor. El reo salió aprobado en todo, departió a las mil maravillas con mucha lógica, quienes más bien pelaron los ojos de sorpresa fueron los visitantes.
Como Nakazaki está tan subido de presión arterial, extraña soberbia que gesta la fama y rabieta disimulada, por la presencia inesperada del nuevo contendor, quizá pensó como Simón Bolívar que "dos estrellas abogadiles no pueden brillar en el mismo cielo", lo cual trae riesgos.
O quizá Nakazaki sigue creyéndose el "abogado principal", que considera Keiko, pese a que pierde los juicios de su padre a menudo. ¡Ni siquiera uno ha ganado!
¿Qué diagnosticarán los nuevos galenos en nosología psiquiátrica con su diletantismo examinador? ¡Que está loco! o ¡que no lo está! el famoso reo. ¿Con qué fines procesales? Lo ignoro, aunque su dictamen pronto formará parte del caso de los Diarios Chicha.
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22-8-2013