Rocío Ferrel
Reproducimos un texto de Miguel Aragón en el que se intenta aclarar que en las relaciones Perú-Chile el enemigo no es el otro país sino las clases dominantes, dando a entender que entre los pueblos no hay ninguna animosidad. Como veremos, desde el título “El enemigo principal del pueblo peruano no está en Santiago de Chile”, se puede conocer las intenciones antiperuanas y prochilenas del mensaje.
Bandera del enemigo en Tacna, en actividad promovida por Chile
La propaganda chilena, prochilena y antiperuana es incesante en Tacna, porque Chile se ha propuesto, bajo el manto de fomentar la “amistad” y el olvido histórico, debilitar la identidad peruana de Tacna y apoderarse de ella. Esto no es una sospecha; es una certidumbre de la cual en otro momento proporcionaremos información.
Clases dominantes
Empieza el autor exponiendo un argumento basado en la teoría marxista de la lucha de clases: “Antes y después de la Guerra de 1879, el enemigo principal del pueblo peruano había sido la clase dominante peruana, es decir la clase terrateniente feudal.” Lo que se debe aclarar es que esa situación se origina en la toma del poder por parte de la minoría criolla de situación acomodada para perpetuarse en el poder, desde la proclamación de la independencia hasta el día de hoy. En esos tiempos era inconcebible dar poder o voz a los pobres en una sociedad marcada fuertemente por la estructura social monárquica española, unida incluso por lazos de sangre con la alta sociedad peruana con buen número de aristócratas con título nobiliario (ahora se proclama “democracia”, pero se enquista en el poder gente que poco le importan esos ideales ni el progreso, sino el enriquecimiento rápido, ya sean ricos o pobres que con voracidad quieren ser nuevos ricos). Pero debemos tener presente que el pueblo chileno tuvo y tiene muy arraigada la idea de que son buenos los robos territoriales que se cometen contra el Perú. Cuando los chilenos toman Arica, el presidente Aníbal Pinto no era partidario de avanzar hasta Lima, porque los territorios robados hasta el momento eran suficientes, opinión que no compartía el pueblo, que salió a las calles a exigir que se invadiera Lima. Nos enseña Jorge Basadre: “Sin embargo, la opinión pública, los miembros del Congreso, los periódicos, los jefes militares querían ir a Lima”. Nunca ha habido simpatía de los chilenos por Tacna, lo que quieren es apoderarse de ella, valiéndose de tontos útiles como los que se prestaron al encuentro artístico “Vientos de amistad” que ahora, cuando Chile mutila nuevamente el litoral tacneño, resuena como una carcajada de asesino.
Contra la fuerza armada del Perú
El señor Miguel Aragón escribe: “En esas masacres ‘nacionales’ el ejército ‘peruano’ asesinó a una cantidad veinte, o tal vez cuarenta veces mayor, que los muertos que cayeron en combate en la guerra de 1879, muertos que cayeron en defensa de la patria de los terratenientes, de los explotadores y asesinos de nuestro pueblo.” Aunque desde la proclamación de la independencia gobierna el Perú se instaló una minoría gobernante que hasta hoy utiliza a nuestra fuerza armada para reprimir al pueblo peruano (ahora, según ellos, el enemigo interno es el terrorismo y los defensores del medio ambiente, no los chilenos), eso no debe servir para descalificar a la fuerza armada del Perú y presentarla como un enemigo más peligroso que la fuerza armada de Chile, ladrona y asesina histórica de los peruanos.
Intenciones
Aprovechando que el pueblo tacneño no ve que la fuerza armada combate al enemigo chileno ni siente que los militares peruanos se juegan la vida por Tacna, se difunden estas ideas del internacionalismo marxista para alejar más del Perú a los tacneños y generar una afinidad o simpatía hacia Chile (con el pretexto de que los pueblos siempre son “hermanos”) y crear las condiciones para que poco a poco Tacna pase a control de Chile.
El marxismo en su forma más extremista en el Perú, Sendero Luminoso, trabajó para dividir a los peruanos en una lucha sangrienta, con la colaboración de chilenos que fueron capturados en la cúpula de este grupo terrorista, así como en la del MRTA. En sus formas más “democráticas”, el tufo marxista de las agrupaciones “izquierdistas” de toda clase está impregnado de un odio a las fuerzas armadas, la instigación a la división y al rencor entre peruanos, el menosprecio del patriotismo legítimo y noble, sumado a una extraña y aberrante amistad con el enemigo chileno, infiltrado en estos movimientos. Sabido es que los dirigentes, de estos grupos, como Susana Villarán, incluso vivieron en Chile. Cuando alcanzan algo de poder, como Villarán, no dudan en preferir al enemigo chileno para otorgarles beneficios, por ejemplo a la empresa chilena que transporta mercadería en EMMSA, a la cual favorecieron dejando sin trabajo a miles de estibadores peruanos de extracción muy pobre.
Lo que se busca con razonamientos como estos que infiltra el enemigo chileno es evitar que el pueblo peruano identifique a los chilenos como el principal peligro para el Perú, como los despojadores del litoral de Tacna, como los ladrones de territorio que son, como los festejadores del terrorismo, degüellos y quema de peruanos vivos que son, a lo cual incluso llaman “Epopeya” en pleno siglo XXI. Por muchas faltas que tengamos los peruanos, debemos tener siempre presente que el peligro chileno es permanente, como lo demuestra el resultado del reciente fallo de La Haya y la subsiguiente conducta chilena, de presionar al gobierno de Ollanta Humala para que ceda a Chile el control del mar peruano, además de obligar al presidente peruano a desviar a Chile el gas peruano.
Aprovechando que los gobiernos de Lima están alineados con la geopolítica de Chile y colaboran con la dominación chilena en Tacna, personas como el autor del texto estimulan la polarización de referentes, que busca entre los ciudadanos tacneños el resultado de presentar a Santiago como la ciudad amiga mientras que Lima —y por tanto el Perú— pasa a verse como la fuente de peligro: “El enemigo principal del pueblo peruano no está en Santiago de Chile, está en Lima, capital del Perú. De manera similar, el enemigo principal del pueblo chileno no está en Lima, sino en Santiago, capital de Chile". La inacción política y principalmente militar del gobierno de Lima provoca que se plantee —no solo que se insinúe— este adoctrinamiento prochileno, que no existiría si la fuerza armada del Perú tuviese una acción enérgica para desalojar a los chilenos del triángulo de Tacna. La indecisión de los militares peruanos demuestra a los tacneños que allí, en territorio tacneño, en el triángulo de Tacna, mandan ellos, los chilenos.
Ya existen en Tacna las bases para la traición a la patria.
Leamos.
El enemigo principal del pueblo peruano no está en Santiago de Chile
08 de febrero de 2014
Estimada Sonia Molina:
Es muy cierto, los dramáticos sucesos comentados por Jorge Frisancho en “Con los chilenos vinimos…” ocurrieron en diciembre de 1907, veinticinco años después de la Guerra del Pacífico, o guerra del guano y del salitre. Esa guerra de agresión y de rapiña contra Bolivia y Perú fue promovida, impulsada, financiada y dirigida por los comerciantes y banqueros ingleses utilizando al gobierno chileno como instrumento de agresión.
A mediados del siglo XVIII las trece colonias que se habían formado en América del norte lucharon por su independencia nacional contra el dominio colonial inglés; y, conseguida la independencia e instaurada la nueva república, decidieron unirse y formar los Estados Unidos de Norteamérica. En menos de cien años superaron en crecimiento económico y desarrollo social a los países europeos, y comenzando el siglo XX se convirtieron en la primera potencia económica, e incluso en la primera potencia militar del mundo.
Por el contrario, a comienzos del siglo XIX, los pueblos de América del Sur lucharon por su independencia continental contra el dominio colonial español, y conseguida la independencia e instauradas las nuevas repúblicas, decidieron formar los Estados Des-unidos de América del Sur. Estamos próximos a cumplir doscientos años de vida independiente y republicana, y los países de América del sur actualmente se encuentran entre los países más atrasados y más pobres del mundo.
Al comenzar el siglo XIX, los colonialistas ingleses, recientemente expulsados de América del Norte, decidieron apoyar y financiar las luchas de la independencia de los pueblos de América del sur contra el viejo dominio colonial español. Lograda la independencia, los propios ingleses promovieron la división de los países de América del sur, aplicando la vieja treta de “divide y reinarás”. Las sumisas y serviles clases dominantes de nuestros países, compuestas por terratenientes feudales herederos de los encomenderos españoles, aceptaron de buena gana esta división, comenzaron a formar países diferentes y contrapuestos (así se formaron Chile, Bolivia, Perú, Ecuador y otros más), y levantaron la bandera de la “defensa de la patria” para sostenerse en el gobierno, lo que sirvió para malgastar los escasos recursos fiscales en sostener ejércitos parasitarios “para defender las fronteras”, las cuales desde un comienzo han sido fronteras artificiales entre nuestros países. Esa es una de las causas de nuestro atraso económico y de nuestra pobreza social. Otro hubiera sido el destino de nuestros pueblos, si desde un comienzo se hubieran formado los “Estados Unidos de América del Sur”.
Antes y después de la Guerra de 1879, el enemigo principal del pueblo peruano había sido la clase dominante peruana, es decir la clase terrateniente feudal. De manera similar, antes y después de la guerra, el enemigo principal del pueblo chileno había sido la clase dominante chilena. Tanto los terratenientes chilenos como los terratenientes peruanos utilizaron a sus respectivos ejércitos “nacionales” para masacrar decenas de miles de trabajadores de nuestros dos pueblos, trabajadores que desde los inicios de la época republicana lucharon en defensa de sus derechos. La historia de estos abusos del poder, y de estas masacres contra nuestros pueblos, es muy larga. En esas masacres “nacionales” el ejército “peruano” asesinó a una cantidad veinte, o tal vez cuarenta veces mayor que los muertos que cayeron en combate en la guerra de 1879, muertos que cayeron en defensa de la patria de los terratenientes, de los explotadores y asesinos de nuestro pueblo.
Pero desde la guerra de 1879, la clase dominante peruana ha pretendido encubrir y ocultar esa verdad, apelando a la bandera de la patria, y pretendido responsabilizar a “los chilenos” de nuestro atraso y pobreza, cuando han sido ellos, la propia clase dominante peruana la real responsable de nuestras miserias. La clase dominante peruana al comienzo estuvo formada por “terratenientes feudales”, y ahora está formada por una parasitaria “burguesía bancaria y comercial”.
Es indudable que en el siglo XIX, en tiempos de la guerra de 1879, no había una “identidad nacional” entre el pueblo peruano y la clase dominante de esos tiempos. De igual manera, ahora comenzando el siglo XXI, tampoco existe una “identidad nacional” entre el pueblo peruano y la actual clase dominante. Por el contrario, entre las clases dominantes peruana y chilena sí existe una gran “identidad de clase”; y de igual manera, entre los trabajadores y los pueblos chileno y peruano también existe, o debería existir, una férrea “identidad de clase”.
El enemigo principal del pueblo peruano no está en Santiago de Chile, está en Lima, capital del Perú. De manera similar, el enemigo principal del pueblo chileno no está en Lima, sino en Santiago, capital de Chile.
La resistencia conjunta de los trabajadores bolivianos, peruanos y chilenos, contra la represión en Santa María de Iquique en diciembre de 1907, es un digno ejemplo de internacionalismo de los trabajadores de nuestros pueblos, ejemplo que debemos reivindicar, y colocar en primer plano de nuestra memoria.
Además, hay otro hecho que hace más destacable, meritoria y heroica esa lucha. Entre los trabajadores que resistieron en forma conjunta la agresión del ejército chileno en la matanza de Santa María de Iquique, es muy posible que hubieran algunos trabajadores que veinticinco años antes, habían sido soldados (o eran hijos de soldados) que habían formado parte en los ejércitos chileno, peruano y boliviano, y que en 1879 habían sido obligados a luchar entre ellos, en trincheras diferentes. Pero en 1907, todos ellos lucharon unidos en una sola trinchera contra el enemigo de clase y agitaron una sola bandera, la bandera de los trabajadores.
Muy agradecido por su atención
Saludos
Miguel Aragón
Tacna Comunitaria, 08-02-2014
http://tacnacomunitaria.blogspot.com/2014/02/el-enemigo-principal-del-pueblo-peruano.html
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