Raúl Wiener
A mí Rospigliosi no me va a contar entre los “incrédulos de la década de los 90” que no creían lo que estaba pasando con el régimen Fujimori-Montesinos. Pero no se trata de mí, sino de la tesis del exministro de Toledo, en el sentido de que en el 2011, el “montesinismo” se fue con Ollanta y el fujimorismo se aproximó a un partido “democrático”.
Este forzamiento de la realidad lo hizo votar por Keiko y colocarse en el mismo terreno del partido naranja y el APRA en todos los puntos importantes de estos años e insistir hasta la obsesión que todos los métodos del exasesor estaban operando a través de Villafuerte o de quién fuera, como los chuponeos, reglajes, manipulaciones de medios, etc.
Ya hemos visto, con el caso López Meneses, hasta qué grado de ridiculez pueden conducir estos intentos de analogías. Pero igual, el 2015 ha sido inaugurado en medio de fantasmas montesinistas que obviamente no están planteando una disputa democrática sino algún tipo de salida como la del año 2000.
Chuponear a Del Castillo, Hidalgo, García o Keiko, como supuesta estrategia del gobierno para algo, y agregarle un autochupón contra Ana Jara y otros, resulta una aparente novedad política como anticipo de fin de gobierno (tal vez Humala esté viendo cómo quedarse), pero el tema es que discutimos un procedimiento y ningún contenido. Todo eso: ¿para qué?
Además, Rospi tiene sus propios espías que han visto a la jefa de prensa de palacio entregar un sobre al editor de un medio “rabiosamente oficialista”, de escasa circulación, que le hará algunos favores al gobierno. Pero, vamos, el 95% de la publicidad estatal lo reparte esa misma jefa de prensa entre los medios de la gran concentración por los que pulula el siempre huraño bigotón, que quiere dar la idea de estar informado de todo.
¿Cuál será el rabioso editor oficialista, pero bien monse esa explicación de que se citan en lugares públicos para pagar favores políticos. Algo así como poner una gran escolta de protección en el lugar donde quieren esconder algún secreto. O que chuponean a algún dirigente del APRA dedicado a los negocios privados, etc.?
Espías, quizás, pero bien idiotas, y bastante por debajo de los de los 90, o de los que el preso de la Diroes propone valerse si su partido gana las elecciones. Realmente, así como algunos nos anticipamos al carácter mafioso del fujimorismo y lo denunciamos a mediados de la década autoritaria, cuando casi no había oposición en el país y muchos intelectuales habían optado por el silencio pragmático, hoy no nos vamos a comer el cuento de que la historia se está repitiendo y que esa es la explicación de todo.
¡Cómo quisiera Rospi que la realidad fuera así y que le dieran un certificado que diga “Usted la vio primero”, entregado por algún operador de Montesinos.
Diario Uno, 02.02.2015