Por Guillermo Olivera Díaz*
Jorge Simoes Barata, otrora mandamás de la corrupta empresa Odebrecht en Lima, ha sido excluido, a petición fiscal y decisión de juez, del proceso penal que se le seguía en Perú, mientras que en Brasil se encuentra gozando de libertad, por haber sido condenado a 20 años de pena suspendida en su ejecución, gracias a la delación premial, beneficio que lo perdería si acaso faltase a la verdad en su próxima declaración corroborante.
En el Perú, se puede acoger a los beneficios de la colaboración eficaz quien acepta que ha delinquido en asociación con otros más, a los cuales está dispuesto a revelar o delatar. Lo hace en búsqueda de beneficios o premios propios. Puede encontrarse o no sometido a un proceso penal, tal como lo establece el Artículo 472° del Código Procesal Penal, modificado por el reciente Decreto Legislativo N° 1301 de 2016.
Ser excluido del proceso, teniendo ya la calidad de procesado, es a priori como una eximente o exención de pena para quien antes fue condenado. Una suerte, pues, de absolución antelada, porque confiesa su delito y está decidido a revelar con quienes delinquió, por lo que en Perú se sabe que tiemblan Alan García y Keiko Fujimori, hasta se golpean estremecidos contra la pared.
Es el máximo premio o beneficio a quien aspira a ser colaborador eficaz o delator, pese a ser protagonista principal de una organización criminal, con otros de su misma laya, como instigadores, autores o cómplices en delitos de corrupción pasiva y activa y lavado de activos de corte agravado.
Al excluido cualquier dinero incautado le será devuelto; todo embargo trabado sobre sus inmuebles será levantado. En fin, quedará indemne de toda medida cautelar.
En consecuencia, el fiscal peruano del caso y el fiscal brasileño, en forma previa a su declaración, deben negociar (en reuniones privadas) con Jorge Barata que abra la boca en su máxima extensión o amplitud. Que no esconda nada de nada de cuanto negociado con millonarias coimas realizó en Perú, con Alan García y Keiko Fujimori, brindando además los pormenores que faltasen respecto de los ilícitos ya confesados de Alejandro Toledo, Ollanta Humala y Susana Villarán.
Que se busque obtener el máximo provecho de esta exclusión de proceso, dictada por el juez Richard Concepción Carhuancho en favor de Barata. De lo contrario, que se dé cuenta formal a la justicia brasileña con el objeto de poner en riesgo su delación premial en curso en Brasil, en cuya virtud fue condenado a 20 años de pena de ejecución suspendida. Se encuentra en libertad por haberse acogido a los beneficios de la colaboración eficaz, que los puede perder si acaso falta a la verdad.
¡Las mentiras de Jorge Simoes Barata serán fatales para él. Perderá sus beneficios. Su condena suspendida pasará a ser efectiva!
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28.11.2017
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