Vicente Otta R.
Lo que hoy se denomina izquierda peruana se ha convertido, desde hace 30 años, en adoradora del minimalismo y de lo inmediato. Mira la realidad social como una fotografía que va hacia atrás, no como una película que tiene su flashback pero que finalmente avanza.
La coyuntura reciente que se cierra favorablemente a PPK y al neoliberalismo abiertamente pro EE. UU., de tecnocracia corrupta y proempresarial, es un ejemplo de cómo sectores progresistas y de izquierda entienden la lucha política.
¿Recuerdan la historia del alacrán? Se inspiró en PPK. Pedirle cambiar es pedirle que deje su naturaleza lobbista y empresarial. Pedirle que haga un gobierno democrático pensando en el país y sus ciudadanos es un absurdo total. Mejor pedir peras al olmo.
Hildebrandt, en su última edición, describe acertadamente la naturaleza de Keiko, y conociendo también la de PPK, desesperadamente le pide imposibles. Esto se produce porque no hay fuerza democrática que inspire un poco de confianza en un futuro de cambios. Las izquierdas deambulan temblequemente entre el mal menor y el acomodo a las coyunturas.
Seguimos de furgón de cola del mal menor.
Su actuación frente a la vacancia es la más evidente demostración de confusión y miopía política. Incapaz de ver más allá de lo inmediato, se resignan a evitar la vacancia de PPK con el argumento de que vacarlo significa el triunfo completo del keikismo y el copamiento de todos los mecanismos del Estado. Son incapaces de leer entre líneas la actual coyuntura: que el fuijmorismo se halla en un momento excepcionalmente difícil y vulnerable. Perdiendo la vacancia lo ha demostrado, igual hubiese sido ganando la vacancia. No hubiera sido capaz de copar el Estado como era su deseo. La amplia movilización social y la activa indignación ciudadana lo habría impedido, y las fuerzas progresistas ganarían espacio y se consolidan como alternativa democrática encabezando este abanico de fuerzas.
En tanto, el Frente Amplio que apoyó la vacancia de PPK no apareció nunca como una propuesta que buscaba el “¡Que se vayan todos!” sino como un furgón de cola del fujimorismo. Sectario y sin capacidad de comunicación, no pudo siquiera diferenciarse de Keiko. De modo tal que ahora es parte de las fuerzas derrotadas por el mal menor, y le debe una explicación a su militancia y los sectores progresistas del país.
El sector de izquierda opuesta a la vacancia, al reducir su horizonte a la defensa de un indefendible, lo que ha hecho es reducir toda su táctica política al tamaño de la nariz y ambiciones lobbistas de PPK, una vez más al mal menor, sin entender que se abren brechas en el keikismo y se abren los caminos para el reagrupamiento social popular. Paso trascendental que se puede dar si no reducen todo a defender a PPK por el cuco de Keiko. Hoy abren las puertas al fujimorismo “bueno” encarnado en Kenji, que aparece como el principal artífice de la derrota de la vacancia.
Afirmar el proyecto socialista requiere afirmar su identidad de manera explícita y contundente
No se trata entonces de abrir cauces para la acumulación de fuerzas políticas y sociales propios, en estas batallas importantes en la configuración de los perfiles y estrategias y propuestas políticas de una izquierda autónoma y de raíz jacobina, sino de portarse bien, hacer lo que el establishment quiere para seducirlos y lograr que en 2021 (o 2026 o 2031 o...?) le permitan gobernar. Esta es la izquierda que están perfilando con su conducta, "políticamente correcta". Una versión de socialdemocracia edulcorada, "moderna".
De socialismo revolucionario muy poco, por no decir nada.
Por eso gente tan crítica e inteligente como Hildebrandt prefiere seguir pidiendo lo imposible: ¡que PPK deje de actuar como lobbista y como empresario! ¡Piden que el alacrán deje de ser alacrán!
Solo un proyecto propio, que reivindique su filiación socialista y horizonte histórico propio, permitirá el desarrollo de una izquierda socialista revolucionaria, capaz de producir la revolución moral y cultural que hoy el Perú requiere con mayor urgencia que nunca.
Es la integridad ética y la inclaudicable defensa de los intereses nacionales, democráticos y populares lo que caracteriza a la izquierda socialista que nuestro país requiere, no el acomodo y la "corrección política" frente al sistema. Una izquierda así solo servirá para fortalecer el dominio y hegemonía neoliberal por los siglos de los siglos.
Por estas razones, el “¡Que se vayan todos!” es la consigna correcta, no solo por PPK sino en primer el lugar por el fujimorismo. ¡Ambos dos al basurero de la historia! Y en ese camino afirmar la propuesta nacional popular de regeneración moral del país y de refundación de la República
Lima 22-12-2017