Por José Suarez Danós
Muchos analistas sugieren que los errores del gobierno de Pedro Pablo Kuckzynski (PPK), se deben a sus promesas, anuncios y declaraciones públicas.
Ello porque fluctúan entre la aparente verdad discursiva y la mentira de su realidad.
Eufemísticamente la prensa adicta sugería que PPK era “despistado” por su longevidad.
Sin embargo, el juicio político reciente que propuso su vacancia por inmoralidad develó otra cosa.
Delitos cometidos desde el 2001 en la función pública, fueron ocultados desde el cargo presidencial por sus mentiras oficiales.
La ciudadanía sabe ahora que está siendo gobernado por un ciudadano inmoral —o amoral—, que hace de la mentira su lenguaje cotidiano. El canje de Alberto Fujimori por votos congresales a su favor, sólo consolidó esta percepción.
Se descartó que PPK fuere un “despistado” y se eliminó la hipótesis que fuere un demagogo imitador de Alan García.
Pero, ahora preocupa en el Perú, el “qué sigue después”.
Y PPK ha anunciado “el después” como un nuevo proyecto de “reconciliación política”, que considera inclusive la conformación de un nuevo gabinete ministerial.
Luego de 18 meses de desgobierno, con desarrollo y quehacer nacionales sin motor, el enigmático anuncio dirigido a la preocupada población ha forzado a que ésta se formule tres interrogantes básicas obligadas:
—¿A qué se refiere la anunciada “reconciliación” de PPK sobre la cual no existen detalles?
—¿Será acaso la “reconciliación” un plan que impulse el desarrollo y bienestar del Perú?
—¿Si no es así, qué es aquello más importante, que lo que se definió como esencial para el Perú y no se hace?
A las interrogantes básicas, la inteligencia popular ha planteado sus propias repreguntas, como:
—¿Será verdad que “la reconciliación” es un anuncio mediático mentiroso más de PPK para continuar manipulando a la ciudadanía?
—¿O es “la reconciliación” una adaptación de la novela de Mario Puzo (“El Padrino”), que promovería al estilo Corleone, la unión de las “familias” que dirigieron las dos etapas de la más grande corrupción en el Perú, generadas entre los años 1990 al 2000 y 2001 al 2018?
—Si fuere verdad lo anterior, ¿será que pretende “establecer la paz” entre dos “padrinos” de la corrupción, culminar con “escaramuzas” e “interferencias” entre ellos, y hacer prosperar “sus negocios” de saqueo del Perú, enfrentando como un sólo bloque a “los incorruptibles” que pretendan impedir sus anheladas ganancias e impunidades?
—¿O se trata solamente de un conjunto de medidas básicas de emergencia para evitar o retardar una segunda petición de vacancia en el congreso de la república?
Ciudadanos ingenuos como éste autor, mantienen la esperanza que ojalá PPK se haya referido en su ininteligible anuncio al verdadero proceso de reconciliación nacional, que debió establecerse como objetivo nacional post-guerra contrasubversiva 1980-1994 cual acto civilizado propio de una nación.
Muchos desconocedores de la historia de esta guerra y de sus circunstancias en 14 años de duración, quieren hacer de Alberto Fujimori un paladín en esa lucha por el hecho de haber sido 5 de esos años uno más de los políticos de turno que no la entendieron.
Es en el campo militar en donde se encuentran sus verdaderos líderes vencedores. Sin el impulso de ellos Fujimori era la nada; tal como lo fueron en esa guerra sus antecesores, que ni siquiera ese impulso percibieron.
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