Por Alfredo Palacios Dongo
El ruido e incertidumbre política y judicial desvían nuestra atención de temas importantes que afectan a la población, tal es el caso de la advertencia del pasado día 5 del Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima (Sedapal) sobre la probable reducción de agua potable en Lima y Callao por ausencia de lluvias en la sierra central. Pareciera algo intrascendente, solo esperar que lleguen las lluvias en la sierra y todo solucionado, pero lamentablemente no es así. El río Rímac es el principal abastecedor de agua, su cuenca recibe con déficit suministro hídrico de las precipitaciones pluviales de las zonas alto andinas (5,000 msnm), del deshielo de glaciares, de represas (Yuracmayo, Huascacocha y Antacoto) y 16 lagunas embalsadas; su caudal debe mantener 40 m3/s pero el medio anual es 32 m3/s y actualmente, por el fenómeno de La Niña, está casi seco afectando la demanda de 10 millones de habitantes y obligando al uso de depósitos de agua de acuíferos subterráneos ubicados en las cuencas del río Rímac, Lurín y Chillón pero cuyos volúmenes disminuyen gradualmente.
El río Rímac luce seco por falta de lluvias en la sierra central
El Anuario de Estadísticas Ambientales registra una producción anual de agua de Sedapal de 680 millones de m3 que se ha mantenido casi constante durante los últimos 10 años por lo que la demanda inexorablemente desbordará dicha producción que presenta además serias pérdidas anuales promedio de 220 millones (33%) por falta de facturación, en redes de distribución y conexiones clandestinas ocasionando desatención a más de 2.5 millones de pobladores en asentamientos humanos y zonas marginales y al millón que no cuenta con este servicio que debe usar camiones, pilones, cisternas a mayores costos que los que tienen acceso de red pública.
Bajo este panorama los efectos del cambio climático supondrían reducciones de hasta 10% de precipitaciones sobre las cuencas de los ríos Rímac, Chillón y Lurín, sumado a la crítica situación de desglaciación de nuestros nevados tropicales y la terrible contaminación del río Rímac por relaves mineros, desechos químicos e industriales, desagües y basura, agravado con el crecimiento demográfico y expansión urbana. Es obligación del gobierno buscar alternativas para solucionar el déficit hídrico en Lima y Callao a mediano y largo plazo, tales como obras de cabecera y conducción de la cuenca alta del río Rímac, con nuevos trasvases, mejoramiento y construcción de represas y embalses, tratamiento de aguas residuales para recargar los acuíferos, construcción de plantas desalinizadoras, entre otras.
Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 13 de enero de 2018