Por Guillermo Olivera Díaz*

Provienen de la índole personal perversa de Kenya, de Keiko y de Kenji, quienes, sin méritos personales, peor aún sesquipedales, sin destaque alguno en su profesión, que ni la ejercen ni la ejercieron nunca, tienen en jaque al país con sus embrollos de corte ilícito y de horrendo contenido penal, por los que son y han sido presa de fiscales y jueces penales. Kenya, condenado a 25 años de pena y preso por varios años, hoy indultado con farsa. Los otros 2 deberán serlo, pues están investigados por cosas de mucha monta.

Se trata de un doble juego mafioso de los 3 mencionados Fujimori, uno, por el indulto y su conservación, lo que cueste, y, los otros 2, por el sillón presidencial que añoran sin merecerlo, con tozuda persistencia. Quizá se creen mesiánicos o redentores.

Los 3 ya usufructuaron las muelles comodidades de Palacio de Gobierno cuando botaron de allí a Susana Higuchi, previamente torturada. Keiko, la reemplazó como primera dama y Kenji con Kenya viajaban por el país, a regalar mendrugos, no suyos, sino del presupuesto nacional. Clientelismo fácil éste que sigue rindiendo frutos, llámense votos, aplausos o militancia ciega. Hasta desalmados trolles, que me atacan con coprolalia y presumen sin fundamento que los “odio”, cuando solo repruebo sus hechos penales.

Ahora, más de 20 años después, expectamos absortos a un doble juego mafioso en pared: entre los hermanísimos Keiko y Kenji, con el padre de ambos: Alberto Fujimori Fujimori y su antiguo par Vladimiro Montesinos Torres (condenado también a 25 años de pena y actualmente preso), con un peligroso ejército detrás que incluye a congresistas, militares y policías en retiro y hombres de prensa de toda laya. ¡Todos en la organización criminal reciben su estipendio del Estado!, lo que significa que nuestros impuestos pagan a este variopinto cuerpo organizativo.

Claro que todo este montaje no es al azar, por simple gusto, sino que todo apunta al 2021: ¡a capturar el poder se ha dicho y repetir el plato hondo de los años 90!

Una disputa real, y a la vez aparente a ratos, por el poder partidario de Fuerza Popular, entre Keiko y Keiko, es aprovechada por el padre desde que estaba preso y ahora con mayor razón en estado de libertad, aunque este estado puede pronto esfumarse, gracias a que la Corte IDH lo regrese a DIROES, de donde no debió salir sin que se negociara el trueque delictivo de la no vacancia de Kuczynski por el indulto de Fujimori..

Recuérdese que la noche del 20 de diciembre del 2017, 5 congresistas fujimoristas, capitaneados por Kenji, se reunieron en DIROES con el reo, hasta casi las 11 de la noche y al día siguiente, con otros 5, votaron por la no vacancia del hoy renunciante presidente Kuczynski. También, que el domingo 17 de diciembre-2017 los 3 médicos que recomendaron el indulto estuvieron examinando al después beneficiado con la excarcelación en presencia de su hijo Kenji, de su médico de cabecera Alejandro Aguinaga Recuenco y dos hermanos Krüger Espantoso, financistas de mucho dinero, todo ello aún antes que la Comisión de Gracias Presidenciales asumiera competencia del trámite del indulto y derecho de gracia días después concedidos. ¡El reo, pues, arreglaba!

Ya confesó a la prensa don Alberto. Esta disputa de mis hijos será momentánea y lo corroboró Keiko cuando aseveró que luego de los Mamanivídeos ha conversado con su padre. Claro que éste le ofreció que Kenji no la echaría ante el fiscal Pérez Gómez con todo lo que sabe de ella, pero que debía ofrecer a cambio el ¡no al desafuero! del hermano menor, su real y aparente crítico fraterno. Este final se cumpliría en breve.

Con tremendas fintas, ampliamente publicitadas, cada hermano ha ganado su porción de electorado que podría catapultar a uno de ellos a la segunda vuelta electoral del 2021, a fin de ganar la presidencia con los votos del otro, más los acomodos mafiosos que saben y gustan conseguir explotando el clientelismo de los 90. Los tapers siguen teniendo el efecto ciego de una población que se adhiere y vota por paga.

Entonces, pues, se trata de juegos en pared mafiosos por propia antonomasia, formada en el tiempo y curtidamente palaciega, aprovechando en adición los ennegrecidos antecedentes montesinistas. Vladimiro sigue ligado a ellos vía terceros.

1.- Keiko y Kenji: no te acuso ante el fiscal José Domingo Pérez Gómez versus no te desafuero con mis sumisos congresistas. Pero simulo hacerlo, ganando publicidad sin paga. La prensa está solícita a poner el micrófono y la cámara televisiva.

2.- Kenya libre y Vladimiro preso: ambos son expertos en domeñarlos, uno, por lazos consanguíneos y, el otro, por los oscuros enredos de cuando ambos hermanos convivieron con el tío Vladi en el lujoso departamento que éste les construyó dentro del siniestro Servicio de Inteligencia Nacional (SIN). Siguen domeñados.

3.- Peligroso contingente militar-policial (R) detrás: muchos de los cuales están en el Congreso, fungiendo de seguridad y haciendo lo otro, lo que más saben. Algunos, ya tomaron las riendas de la campaña electoral del 2016.

4.- Costosos adminículos electrónicos para audios y vídeos: han sido comprados apenas y que se suman a los que ya manejaba la gente de Vladimiro los años 90 y fueron sustraídos al fugarse Fujimori en noviembre del 2000 y también antes cuando Vladimiro jugaba a las escondidas preparando su concretada fuga al exterior en el velero Carisma.

5.- En cuanto a mí: me tienen en la mira, no sé si telescópica. En solo dos días me hicieron llamar por 8 teléfonos fijos diferentes que MOVISTAR dice que no existen: 3213357, 3917854, 3917840, 3917897, 3213394, 3917861 y 4988878. Primero, llamaron a un teléfono fijo que frecuento usar y luego a un celular a mi nombre. La sola posibilidad de usar 8 teléfonos fijos nos habla de una organización criminal.

Llegaron a OCHO (8) los teléfonos fijos de los que extraños me llamaron en solo 2 días: 13 y 14 de abril del 2018, luego que denuncié estos enjuagues entre Keiko y Kenji. Tengo capturadas, en screenshots, esas llamadas que pretenden en vano intimidarme. Pueden verlas en el Muro de mi cuenta Facebook.

Vivimos, por ende, las desventuras siniestras, de índole personal perversa, claramente hipertrofiada con el devenir del tiempo, de las tres K: Kenya, Keiko y Kenji, cuyo larvado y visible protagonismo tienen al Perú en vilo.

Aunque para ellos Maquiavelo resulta su indisimulado mentor: ¡todo vale si el ansiado fin es el mullido sillón presidencial para medrar del fisco!

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