Por Roque Loret de Mola Pacussich

La verdad ha sido olvidada y la mentira es política de los gobiernos.

La falta de principios y valores entre quienes nos vienen gobernando en este siglo XXI es acentuadamente mayor, que en los dos siglos anteriores de nuestra República, a pesar de no estar libres muchos de aquellos gobernantes que hemos tenido en esos años de tan trágicos momentos para la paz y desarrollo integral de la Nación,  por haber incurrido en desatención al sentir ciudadano o por sus actos de alta traición en que afectaron los medios y recursos  para la Defensa Nacional  o por permitir la manifiesta depredación de nuestro poder nacional y aceptación de recortes territoriales en todas nuestras fronteras en favor de  potencias ajenas a nuestra heredad  y patrimonio nacional.

Al parecer hemos llegado a un comportamiento ovejuno, donde nos dejamos  llevar hacia el despeñadero sin pestañear y menos de protestar ante la falta de justicia o de los abusos de quienes se aúpan al Poder  para servirse de Él y no para servir al pueblo que los empoderó, estos descastados que tanto ofrecen hacer de conseguir el voto ciudadano, una vez llegado al Poder y obtener el mando de gobierno, ignoran todo lo que se comprometieron a hacer o dar en favor de su mandante natural, el pueblo peruano, que resulta ser el gran estafado de estos mercenarios del poder.

Hoy por hoy la práctica gubernamental transita por la senda de la corrupción delincuencial, cada día nos enteramos de las coimas y negociados en perjuicio del Estado que se cometieron y se cometen por todos los gobiernos de turno y a todo nivel de autoridad administrativa, sin que los medios de comunicación al parecer se interesen en dar los pormenores  del caso y los magistrados del ministerio público, investiguen prolijamente  de oficio la denuncia en ciernes y los jueces actúen con la severidad y prontitud que amerita la Ley.

La basura acumulada en todos estos años de este nuevo milenio es tal, que nos da la impresión de vivir en los albañales de una cloaca, por la cantidad de alimañas que han invadido la cosa pública para hacer del robo y la mentira, política de Gobierno mal habido, estos crímenes contra el Estado que no tienen cuando acabar y que son justificado por la carencia de valores y principios de todo orden, se traducen en el popular aforismo de “Roba pero hace obra” que es el conformismo de quienes no tienen dignidad ni valor para enmendar ni enfrentar tan vergonzosa realidad.

Asistimos con repulsión y rechazo ciudadano manifiesto,  a la compra gubernamental de  editoriales y programaciones de los medios de comunicación en toda modalidad, disfrazada de propaganda  gubernamental en los medios particulares que le cuesta al Tesoro Público miles de millones anuales y que  al ser prohibida por Ley del Congreso es vilipendiada y satanizada,  justamente por los receptores  de quienes viven de la mentira y el engaño al pueblo a cuenta del mermeleo del gobierno de turno,  mordaza contra la democracia le dicen y presuroso el gobierno central recurre festinando etapas en busca desesperada de la ayuda del cuestionado Tribunal Constitucional,  quienes se apresuran en darle tramite con prontitud inusual al recurso de nulidad, mientras tiene en la congeladora, casos muy importantes sobre los que debe pronunciarse conforme a sus atribuciones de ley, nada bueno es de esperar entonces,  de quienes han hecho de tal tribunal, una instancia supra judicial anticonstitucional sin que los poderes del Estado  eleven su voz para corregir tal despropósito que nadie les dio y la Constitución no avala.

Finalmente es de esperar  que esta situación sea revertida pronto, por quienes son el baluarte de la esencia digna y de bien , antes de cumplirse el segundo centenario de la República, pues no nos merecemos  convivir con individuos que fungen autoridad alguna,  solo para beneficio de la banda gubernamental o de su clan de amiguetes, donde el Bien Común no existe y las necesidades, intereses y aspiraciones nacionales son traicionadas por los conductores y promotores de la corrupción delincuencial, que es el abono que alimenta la subversión ideológica criminal, que se gesta por los permanentes enemigos de la Nación, destructores del Estado y esclavizantes del pueblo peruano, inmersos en la cosa pública a pesar de haberles vencido a finales del siglo XX, pero sembrados en la administración estatal por los gobiernos que se han sucedidos en este siglo que vivimos. (S.M.O.C.)

 

Roque