Por Luis Alfredo Coronado Jacobsen (*)

Después de haber leído lo expuesto por mi profesor de Ética Profesional, la semana pasada me vi en la inminente tarea de pensar en una sola cosa ¿El Perú se jodió porque otros lo jodieron antes que yo? Esa era la idea que yo tenía hasta este preciso momento en la cual me encuentro frente a la pantalla de mi computadora. No cabe duda que el país estaba jodido desde antes que yo naciera, por historia aprendí que los incas eran industriosos, hábiles, ordenados, trabajadores y que la cosa cambio cuando llegaron los españoles a colonizar a los Incas y nos inculcaron una religión que era desconocida por los habitantes de este lado del mundo, habitantes que adoraban a la madre tierra, adoraban al sol y tenían sus propias creencias y tradiciones que ellos consideraban importantes.

Leyes entre ellos que todos respetaban, si robabas te cortaban las manos, todo para mantener el orden en su sociedad, ahora eso puede sonar bárbaro o hasta inhumano, pero para su época era algo que estaba estipulado y se respetaba y los ayudo a crecer y ser un imperio con todas las riquezas naturales que habían heredado. Pero volviendo al punto principal, desde pequeño escuche de mis padres que los españoles se mezclaron con los incas después de haberlos abolido y dejaron aparte de sus creencias impuestas a la fuerza nos dejaron algo peor, costumbres de ociosidad, prepotencia y se les inyecto el sentido de inferioridad donde el más fuerte aplasta al débil y si quieres tener poder debes engañar y ganar favores.

La historia siguió avanzando y la sociedad, como la conocemos hoy en día, continuó en un estado de decadencia con brotes muy fugases de aciertos, pero más parecían casualidades o resultados inesperados de personas inspiradas. Corrupción, falta de valores, viveza, decadencia, flojera, adjetivos comunes que fácilmente describen a una sociedad que es rica en potencial pero vejada por las ideas de los que quieren seguir en el poder.

Nací en el primer gobierno de Alan García, no recuerdo las colas por alimentos, solo recuerdo los apagones y a pesar de que han pasado muchos años aún recuerdo las tristes escenas de Tarata y toda esa gente sufriendo, el tiempo fue pasando y crecí en el gobierno del chino, tenía mis libros con la cara de Alberto Fujimori en la parte de atrás con su banda presidencial y el himno nacional escrito en pequeño. Vi reflejada en televisión las cadenas de la opresión de medios de comunicación y luego la caída del régimen, viendo en televisión a los personajes que yo creía buenas personas desfilando por una salita con un personaje vivaracho que era el mejor amigo de todos dándoles dinero para comprar su lealtad al Perú

Le siguió Alejandro Toledo: otra desgracia al poder. Se ganó el apoyo de la gente apelando a las raíces de los incas, el cholo santo y sagrado, algo así me acuerdo que se hizo llamar, un ejemplo de superación y dedicación personal pues había llegado a estudiar en Harvard y había logrado llegar lejos en la vida y si él podía hacer eso por el mismo, se creía que haría lo mismo por todos nosotros  (en ese punto me doy cuenta que lo que aprendí en la clase tenía mucha razón) siempre esperando que otros arreglen las cosas mientras nosotros solo somos espectadores de todo lo malo que pasa en el Perú.

Es por eso que hoy hago esta pregunta ¿EN QUÉ MOMENTO SE JODIÓ EL PERÚ? Podría pasar muchas horas describiendo hechos donde podría seguir echándole la culpa a los gobernantes, a los políticos, a la sociedad, a mis vecinos, a mis amigos, a mis padres a mi gato por orinarse en la casa de mi vecina; pero, entonces ¿yo quién soy? Yo vivo en una esfera intocable?  Soy inocente porque yo no soy un político corrupto? Ciertamente, hoy caigo en cuenta que tengo mucha parte y porción en esta realidad tan triste que tiene el Perú; pero una parte de mi me dice aun ¿de qué culpa hablas? tú pagas tus impuestos, ayudas algunas veces a cruzar la pista a un ciego o a una viejita, no pinto paredes, no robo, soy un buen ciudadano. Pero hoy le refutare a esa parte de mi conformista las realidades que se ha perdido por vivir en un Perú ajeno a mí.

A pesar de todas las cosas que ocurrieron en el Perú cuando era pequeño y no podía hacer mucho o nada, cuando crecí tampoco hice mucho o nada por cambiar algo ni siquiera en mi pequeño mundo, en mi propia vida, termine el colegio y no quise estudiar nada ¿Para qué estudiar tanto si los trabajos lo tienen con “vara”?, para que ocuparme de leer una propuesta de un candidato presidencial nuevo si al final todos son iguales. Un poco de música pegajosa un gordito simpaticón bailando y haciendo viral un “teteo” se ganó mi voto.

Cuando para elegir al alcalde de Lima mi pensamiento fue, bueno todos roban entonces escogeré a uno que “roba, pero hace obras”. Anhelar vivir en otro país porque en otros lados estas cosas no pasan, porque somos un país que si no eres vivo te aplastan ¿entonces? ¿Qué pude hacer en estos casi 30 años de conciencia para siquiera mejorar mi mundo? Mi respuesta es… muchas cosas entonces como el título de esta reflexión personal, me surge la pregunta: ¿En qué momento jodí al Perú?

 

(*) Carrera de Marketing – ISIL.